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César Alcalá: “Colau vino a cambiar Barcelona y lo ha conseguido … la ha destrozado”

César Alcalá Giménez da Costa, colaborador de Ñ TV España, es un prestigioso historiador, político y escritor español, especializado en la historia del carlismo y la guerra civil y otros muchos temas relacionados con la historia de España. Colabora en revistas como Actas, Revista del Vallès, e-noticies.com, La Razón, COPE, Economía Digital, El Catalán. Ha colaborado en el Diccionario biográfico español de la Real Academia de la Historia.

En esta entrevista analiza a fondo su último libro Adéusiau! ¡Hasta siempre! Colau (SND).

¿Por qué un libro sobre el adiós de Colau?

En primer lugar me gustaría agradecer a Veïns de Barcelona por haberme encargado escribir este libro. La realidad es que debemos decirle adiós a Colau como alcaldesa de Barcelona. Su mandato ha sido nefasto para la ciudad. Se quiso hacer un experimento. Después del 11M parecía que toda esta política populista sería el futuro y una nueva forma de gobernar. La realidad es que Colau fue un experimento y este ha fracasado. Es evidente que aquellas personas que la votaron, en su mayoría, han quedado decepcionadas. Y no solo los votantes normales, sino también todos esos colectivos que en un primer momento la apoyaron. Colau se ha encargado de regar económicamente a sus amigos, impedir el crecimiento de Barcelona, poner trabas al desarrollo económico de la ciudad y que dejara de ser una de las capitales mundiales referentes. Por poco se carga grandes proyectos pero, aun y así, la Barcelona que fue envidia del mundo, durante las Olimpiadas de 1992, hoy en día ya no la reconoce nadie. Es la sombra decadente de algo que fue esplendoroso. Por ponerle un ejemplo, la Barcelona que dejará Colau es como el personaje de Gloria Swanson en “El crepúsculo de los dioses”.

Usted la despide, pero ella se presenta y tiene la idea de seguir y aferrarse a su cargo…

Es evidente que ella no se ha dado cuenta de lo atroz que ha sido para Barcelona. Cree y creen los suyos que han hecho una excelente política. Que su manera de dirigir la política barcelonesa es la mejor. Y no es cierto. Por eso quiere seguir. Hay muchos políticos que no ven sus errores y se aferran al cargo porque fuera de él no se vive tan bien. Colau ha cambiado de status social. Durante estos ocho años ha ganado un extraordinario sueldo. Se ha aburguesado, por decirlo de alguna manera. Y, cuando uno se acostumbra a vivir bien, es complicado abandonar lo que tienes. Colau sabe que su proyecto, aquel que querían organizar toda una serie de mujeres de Podemos, ha fracasado. El populismo ya no es viable. La gente quiere que les arreglen las cosas, no que les compliquen la vida. Y Colau, con las super illas que se están construyendo en Barcelona, les está haciendo muy complicado circular por la ciudad. Y esa es una de las muchas cosas que ha hecho mal. Por eso, aunque ella se presente, aunque quiera seguir, aunque desee aferrarse a su cargo, le tenemos que decir Adéu siau Colau! ¡Hasta siempre Colau!

¿Cómo pudo pasar de ser okupa a alcaldesa?

Y es cierto. Barcelona ha votado dos veces a Colau. No es alcaldesa por designio de alguien, lo es porque los barceloneses decidieron votarla. Querían cambiar las cosas o se creyeron el populismo que proclamaba Colau. Sea como fuere, las urnas le han dado el poder que tiene. Luego, evidentemente, la gente tiene derecho a quejarse. Pueden estar en contra de las superillas, de los cambios de calles, de que no se construyan hoteles, que no desembarquen cruceros, que no esté el Hermitage en Barcelona, de la ampliación del aeropuerto… Se pueden quejar de todo. Ahora bien, no nos olvidemos que alguien la votó y que está ahí, al frente del ayuntamiento de Barcelona democráticamente. Barcelona, y no solo Barcelona, tienen los políticos que se merecen, porque estos están ahí gracias al voto de la gente.

La respuesta es que gracias a sus amigos okupas fue alcaldesa. Así de fácil. Todos aquellos grupos que prefieren vivir anárquicamente, que consideran la okupación su modus vivendi, decidieron darle apoyo a su amiga y compañera. Al menos en el primer mandato. Estos grupos se movilizaron y le dieron la victoria, por la mínima a Colau. Ganó las elecciones, pero no pudo gobernar. Tuvo que pedir al PSC que la apoyara. Colau, generosa con el dinero de los demás, ha regado con subvenciones a todos estos grupos okupas que la ayudaron. También la guardia urbana ha dejado de perseguirlos y desocuparlos. Barcelona se ha convertido en un lugar referente, a nivel europeo, de la okupación. Es decir, como que en Barcelona no pasa nada, se ha producido el efecto llamada y han venido personajes de estos desde toda España y Europa. Colau ha sido generosa y nunca se ha olvidado de aquellos que la ayudaron a ser alcaldesa.

Dice Joseph de Maistre que el pueblo tiene a los gobernantes que se merece…

¿Por qué el experimento de Colau no podía resultar bien?

Una persona que ha vivido fuera de la sociedad, de la sociedad convencional en la cual todos nos encontramos, difícilmente puede enfrentarse a la realidad. Colau vino a cambiar Barcelona. Creía que se podía hacer muchas cosas. Que la ley no existía. Y no se daba cuenta que un ayuntamiento funciona diariamente con y sin políticos. Es una gran maquinaria que cuando arranca ya no para. Y está la ley. Por mucho que ella quisiera hacer muchas cosas, ante ella estaba la ley y una serie de personas que le han impedido saltársela. En ese momento se dio cuenta cuál era la realidad. Y es muy cruda. He dicho que Colau vino a cambiar Barcelona. Y lo ha conseguido, pero a peor. La ha destrozado.

Su cruzada contra el turismo ha resultado un rotundo fracaso…

Es evidente. Uno sólo ha de pasear por el Paseo de Gracia y se da cuenta que cada día cientos de turistas visitan las tiendas y los lugares de interés. Barcelona es un foco turístico. A la gente, a pesar de Colau, le gusta venir a Barcelona. Es una ciudad que tiene un gran pasado. Y este lo podemos centrar, por ejemplo, en Antonio Gaudí. También hay que tener en cuenta una cosa. Barcelona vive del sector servicios. Y esto es algo que Colau no ha entendido. Se vive del turismo porque no hay otra fuente de ingresos. Hay que cuidar a los turistas. No son los enemigos de Barcelona, son el motor económico de la ciudad. No darse cuenta de esto es ser muy corto de miras. Y Colau lo ha sido y lo es.

Igualmente su portazo a la tecnología…

El Mobile Word Congress es un escaparate mundial. Todas las grandes firmas vienen a Barcelona para enseñar sus novedades. Durante unos pocos días Barcelona se convierte en el centro tecnológico del mundo. Colau se lo quiso cargar. No se dio cuenta que, por ejemplo, Barcelona ingresa más de 300 millones de euros gracias al Mobile. Que los hoteles se llenan, que los restaurantes, las tiendas, la ciudad en si se convierte en un lugar donde fluye el dinero y todos ganan. Alguien le hizo ver la realidad. Y gracias a este giro, la ciudad conserva el Mobile. Mire, esto ha pasado porque, por muy bien que nos caiga, un okupa no puede ser alcalde de una de las ciudades más importantes del mundo.

Ha convertido a Barcelona en una ciudad insegura pues no ha dotado a la policía de los medios necesarios…

Ese es otro de sus fallos. Como no puede perseguir a aquellas personas que la han ayudado a conseguir la alcaldía, ha bajado el nivel de seguridad. Y, al hacerlo, también ha provocado un efecto llamada. Antes lo decía con los okupas. Pues bien, los ladrones también se han dado cuenta que en Barcelona pueden hacer de las suyas y no pasa nada. De ahí viene la inseguridad de Barcelona. Por no hablar de los problemas de narcopisos. Todo ello gracias a Colau y su política flexible a favor de sus antiguos amigos.

También son conocidos sus feos al ejército y sobre todo a la Virgen de la Merced, patrona de la ciudad, algo que el Cielo no puede bendecir…

¡Y que se esperaba la gente! El Ejército y la Iglesia no forman parte de la vida de estos personajes. Todo lo que huela a España, a disciplina, a “curas” como dirían ellos, hay que borrarlo. El problema de todo esto es que ambas instituciones son anteriores a Colau y sobrevivirán cuando Colau se marche. A lo largo de la historia ha habido personas iguales o peores que Colau y ambas instituciones han sobrevivido. En el fondo es una anécdota dentro de la historia. Un borrón. Una línea en la historia de Barcelona. Las ofensas de Colau ni siquiera pasarán a la historia. ¿Debemos enseñar al que no sabe? En este caso, no vale la pena.

¿Cree que la benefició electoralmente su postura ambigua sobre el proceso separatista catalán impulsado por la Generalidad? ¿Le hizo eso llevarse votos de ambos bandos?

¡Claro! El discurso de Colau siempre ha sido ambiguo. Puedes decir que es independentista y no te equivocarías. También que es antiindependentista y tampoco habría error. Estuvo a favor del referéndum del 1-O y, por otra parte, contradecía el discurso de algunos políticos independentistas. Pidió la liberación de los políticos catalanes y por otra parte ella afirmaba que no era independentista. Pero no solo esto. Toda su política municipal ha sido ambigua. Ha dicho una cosa y lego otra. Hablábamos antes del Mobile. Ahí también fue ambigua. También con su condición sexual. Podríamos definir a Colau como la alcaldesa de la ambigüedad.

¿Cree que se podría decir que el electorado que votaba a Ada Colau era en gran medida de origen extranjero inmigrante?

Supongo que hubo inmigrantes que la votaron, como a otros partidos. Pero el triunfo de Colau no se centró en este sector de la sociedad. Como le he dicho antes la llevaron a la alcaldía de Barcelona sus amigos okupas y de todo aquel sector antisocial. La PAH, DESH, Okupas… todos aquellos colectivos en los cuales colaboró desde su juventud, fueron la base para que consiguiera los votos suficientes para alcanzar la alcaldía. Un cúmulo de circunstancias, como se explica en el libro, la encumbraron y su política contraria a lo que la gente espera de un político la sacará de la alcaldía. Colau sabe que empieza a ser pasado. Ahora bien, no se irá sin guerrear. Por eso, aliviados por ello, y con educación, solo le podemos decir: Adéu-siau Colau! ¡hasta siempre Colau!

Por Javier Navascués

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