Inicio Actualidad Crece el nerviosismo en el PSOE por la sumisión de Yolanda Díaz...

Crece el nerviosismo en el PSOE por la sumisión de Yolanda Díaz ante Irene Montero

Pedro Sánchez es consciente que necesita un partido fuerte a su izquierda si quiere volver a sumar tras las elecciones de diciembre. También sabe que, para la estabilidad del Gobierno, es necesario que esa formación sea relativamente dócil y sin estridencias. En el sector socialista se la habían jugado todo a una carta: Yolanda Díaz.

Sin embargo, a nueve meses de los comicios, la vicepresidenta segunda no acaba de despegar mientras la ministra de Igualdad,Irene Montero, le va ganando pulsos internos. Lo último: la oposición de Unidas Podemos a la toma en consideración de la Proposición del PSOE para tratar de reformar a futuro la ley del «sólo sí es sí».

En Ferraz y en Moncloa hay malestar con Díaz. Durante estos meses, la facción de Irene Montero se ha impuesto al resto de corrientes internas partidarias de reformar la ley del sólo sí es sí –Comunes, en Marea o IU–. Además, «eslóganes» como que «el PSOE quiere volver al Código Penal de la Manada» han calado en su electorado sin apenas resistencia y sin que Díaz se impusiese, pese a que tenía el respaldo de algunos partidos de la coalición.

Una líder mimada y aupada por Moncloa

En el PSOE había muchas esperanzas depositadas en Yolanda Díaz. El Gobierno le ha promocionado lo máximo posible, dejan que salga a la sala de prensa de la Moncloa para vender cualquier medida, una deferencia con la que no cuentan Irene Montero o Ione Belarra, cuyos equipos se quejan de lo difícil que les resulta vender sus iniciativas tras los Consejos de Ministros.

El sector socialista incluso le dejó capitalizar la reforma laboral, pese a que fue aprobada gracias a que los ministros socialistas salieron al rescate, buscando el apoyo del PDeCAT y Ciudadanos, mientras Díaz se obcecaba en conseguir el respaldo de ERC y PNV que acabaron votando en contra.

En el PSOE había ciertas esperanzas en que Yolanda Díaz se convirtiese en una suerte de Mónica García, la líder de Más Madrid, cuyo «principal activo electoral» fue ser la mujer que dijo no a Pablo Iglesias, pero durante los últimos meses la vicepresidenta segunda se «ha achantado» ante los diversos pulsos que, mediante personas interpuestas, le ha ido ganando el fundador de Podemos.

Nerviosismo

El nerviosismo en el sector socialista es evidente. Creen que «el ruido» que genera Podemos puede acaba por «desmovilizar» al electorado progresista y «dar juego a la derecha». También contemplan con impotencia como Irene Montero y Ione Belarra están «siguiendo al dedillo» el manual para «resaltar diferencias» de la coalición.

¿Y Yolanda Díaz? «Ausente». La vicepresidenta segunda tiene difícil resaltar en la nueva correlación de fuerzas que se está produciendo dentro de la coalición de Unidas Podemos mientras su partido, Sumar, no acaba de despegar.

Más división

En el PSOE y en el Gobierno se preparan para un mes más de división. Lo que dure la tramitación parlamentaria de la Proposición de Ley del PSOE sobre «el sólo sí es sí». Los socialistas no creen que Podemos vaya a presentar enmiendas a la totalidad o parciales, ya que las perderían, pero ya nadie duda que en el pleno final acabarán por votar «no».

En la formación morada creen que ha quedado claro que el PSOE «con quien quiere entenderse es con PP y Vox» y defienden que Irene Montero «quedará como la que defiende con coherencia el texto que ha salido del Consejo de Ministros«.

Algo que lamentan en el núcleo socialista ya que creen que el presidente «ha apoyado más a Montero que ningún otro ministro», incluso defendiendo su norma cuando ya era clamor dentro del Ejecutivo que había que cambiarla. Lo que nadie duda ni en el PSOE ni en Podemos es que la ministra de Igualdad ha ganado peso político durante este pulso.