Una treintena de cargos y excargos de Vox, varios de ellos críticos con el partido, se han dado cita este jueves en un conocido restaurante de Madrid, el Fortuny, para despedirse de los miembros del partido que, por diferentes motivos, ya no forman parte de él.
Según ha podido saber Libertad Digital, la cita surgió de un chat privado de whatsapp creado por Iván Espinosa con los conocidos como «los 52 de Vox» que entraron en el Congreso en la anterior legislatura, además de algunos asesores como Kiko Méndez Monasterio o Ignacio De Hoces, ahora diputado. Fue excluida del mismo Macarena Olona.
De esos integrantes muchos están ahora fuera del Parlamento, algunos excluidos de las listas como es el caso de Víctor Sánchez del Real o Rubén Manso, y otros por renuncia propia como ocurrió con Iván Espinosa y Juan Luis Steegmann.
El grupo de móvil se creó con la idea de que los diputados mantuvieran el contacto aunque ya no pertenecieran al grupo parlamentario. Sin embargo, acabó convirtiéndose en un medio medio donde se vertían libremente opiniones críticas, que en ocasiones no coincidían con la doctrina del partido, lo que propició que varios de sus miembros, incluido la cúpula, con Santiago Abascal a la cabeza, acabaran abandonándolo.
De esa idea surgió después el propósito de organizar una comida o una cena para intercambiar impresiones, a la que finalmente asistieron no sólo miembros de ese grupo, como Iván Espinosa, Juan Luis Steegmann, Víctor Sánchez del Real, Rubén Manso, Inés Cañizares, Patricia de las Heras, Mireia Borrás, Francisco José Contreras, Víctor González o Patricia Rueda, sino también otros cargos hasta sumar un total de 30 personas.
Entre los comensales estaban también Pedro Requejo, Pablo Calvo, José Ramírez, Tomás Fernández, Manuel Mestre, Carlos Fernández, Alberto Asarta, Emilio del Valle, Juan carlos Segura, José María Asarta, Alberto Rodríguez, Onofre Miralles, Madalena Nevado, Rodrigo Jiménez, Antonio Salvá, Rafael Lomana, Rubén Darío, Georgina Trías, Carlos Roca y Luis Gestoso, único de los integrantes que sigue siendo muy cercano a Abascal.

Según ha podido saber este periódico, el tono del encuentro no fue de ataque hacia el partido, aunque sí hubo algunas quejas, pero sin ánimo de dañar a la marca en ningún momento. Los asistentes no descartaban incluso que pudiera acudir Abascal para agradecer a sus excompañeros la labor que desempeñaron durante la anterior legislatura. Algo que no ocurrió. La cita no habría caído bien en el cuartel general de Vox, donde se mira con recelo cualquier tipo de disidencia.