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Cuando Abascal acusó a Pedro Sánchez de tirano por obligar la mascarilla en exteriores y aseguró rotundo: «No me la voy a poner»

Santiago Abascal, con mascarilla, saluda a algunos de sus simpatizantes antes del acto de presentación de este sábado en Valladolid (El Español)

Monse Gil-Delgado Fernández.- El 12 de marzo de 2020, el líder de Vox, Santiago Abascal, exigía al presidente del Gobierno que decretara el estado de alarma: “¡Asuma sus responsabilidades en toda la Nación!”, se leía en un tuit de la cuenta oficial de Vox Madrid.

El 14 de marzo el Gobierno ejecuta: queda declarado el estado de alarma pandémico. Vox, como no podía ser de otra manera, lo apoya con sus votos: hay que proteger a la población.

Lo apoya… pero no mucho. Porque en noviembre de 2020 recurre el decreto ante el Tribunal Constitucional: es “abusivo e ilegal”, declaran. ¿Por qué lo apoyaron entonces?

El 14 de julio de 2021 el Tribunal falla a favor del recurso y con grandes alharacas Vox se apunta el tanto. El partido de la libertad siempre está del lado de los ciudadanos. ¿Ha tenido alguna consecuencia práctica la inconstitucionalidad del decreto? NINGUNA.

El 20 de mayo de 2021 la Comisión Europea llega a un acuerdo para regular el uso del de un certificado covid que servirá para coartar la libre circulación de los europeos por el territorio de la Unión, y que dará pie a los pequeños dictadores locales para limitar el acceso a cualquier servicio público a las personas que no lo tengan. Vox confirma con su voto su apoyo al pasaporte de la discriminación, y Buxadé tiene que hacer verdadero contorsionismo verbal para justificar su posición, aludiendo al tema burocrático.

El partido de los valores no tolera el recorte intolerable de libertades, pero admite que es necesario un documento para demostrar que los que se pinchan el experimento transgénico pueden viajar de forma segura mientras que los que no lo hacen están poniendo en riesgo a la Humanidad. Vox defiende la libertad, será por eso que apoya los gobiernos autonómicos que no han dejado de pisotear los derechos de la gente desde que se declaró la pandemia; eso sí, respaldados por “la ciencia”.

Para apoyar estas tesis “científicas” cuentan con la inestimable colaboración de su experto en Sanidad, el infame doctor y parlamentario Juan Luis Steegmann, quien día sí y al otro también aprovecha su tirón en las redes sociales para cargar contra los que defienden su derecho a no pincharse la falsa vacuna experimental. Pese a las críticas que despierta dentro de su propio partido, lo cierto es que el doctor, sospechoso de defender los intereses de los laboratorios desde antes incluso de que se declarara la pandemia, sigue en su puesto.

El 23 de diciembre de 2021 el Gobierno nos trajo un regalo de Navidad en forma de nuevo decreto sobre el uso de las mascarillas en exteriores. Vox mostró su inmensa indignación por boca de su líder, Abascal, que llenó titulares de prensa con su llamada a la insumisión: “No me la voy a poner”. Un mes más tarde ahí están los dirigentes del partido de la coherencia en un acto público en Valladolid, presentando a su candidato a la Junta de Castilla y León, presumiendo de mascarilla. Eso sí, patriótica: la bandera que no falte.

Hay que tener un poco de recato a la hora de contradecirse, ya sabemos que para los políticos los principios son intercambiables pero podría darse el caso de que los sufridos votantes comiencen a percatarse del engaño y se rebelen contra la clase dirigente. Y ya no queda libre ningún sector ideológico para montar más partidos y reconquistar -o neutralizar- la confianza del electorado. Tengan cuidado.

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