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Cuba se propone conquistar Colombia en las próximas elecciones – La Gaceta de la Iberosfera

Recientemente el medio Semana divulgó un documento al que tuvo acceso titulado “Estrategia de injerencia cubana en asuntos de independencia y soberanía de Colombia”.

Según Semana, en el documento se lee textualmente: “Cuba ejecuta una estrategia de injerencia en Colombia a través de la orientación de cubanos con cobertura diplomática en organizaciones sociales solidarias, la infiltración de programas de cooperación con autoridades locales y su financiación por medio del ELN”.

El documento referido menciona al embajador de Cuba en Colombia, José Luis Ponce Caraballo y también a organizaciones que están vinculadas con la infiltración tales como el Movimiento Colombiano de Solidaridad por Cuba (MCSC) cercano a su vez a Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (Icap).

Se denuncia, además, la relación entre la construcción de 23 casas de la solidaridad, (17 ya en funcionamiento y el resto en planeación) con el Frente de Guerra Urbano Nacional del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

A las organizaciones anteriormente listadas, se les acusa de difundir campañas en favor de Cuba, apoyar manifestaciones sociales de gran envergadura que atenten contra la estabilidad nacional y de adoctrinar a jóvenes.

Según el medio, el documento dedica especial atención a alrededor de 1.500 deportistas, médicos, profesores y entrenadores que han entrado al país entre 2017 y 2020. Fueron denunciadas inconsistencias en los registros de ingreso.

Finalmente, se menciona la intervención cubana en las elecciones de la región que están por realizarse, es decir, Chile, Perú, Ecuador y próximamente Colombia (2022).

Una amenaza para la región

Para nadie es un secreto que Cuba busca activamente expandir su proyecto político en la región desde hace décadas. Venezuela –aliada estratégica fundamental para llegar al continente– ha servido como base militar donde confluyen poderes como Rusia, Irán, China, y guerrillas colombianas como Las FARC y el ELN.

Ya se han denunciado infiltraciones en los paros nacionales que ha presenciado la región –y concretamente Colombia– en el último año.

El 17 de enero se cumplieron 2 años del atentado a la Escuela de Cadetes General Santander de Bogotá, atentado criminal que dejó 22 jóvenes muertos y cuya responsabilidad se le atribuye al ELN, guerrilla actualmente apoyada por la isla.

Las misiones de médicos cubanos que en su momento quiso apoyar el actual alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, no son más que grupos de personas víctimas de esclavitud, de tráfico de personas e infiltrados del régimen.

Ahora el objetivo de Cuba es llegar al poder, no por las armas sino por los medios democráticos. Esta es una amenaza imposible de subestimar.

Las relaciones diplomáticas que Colombia sostiene con Cuba deben romperse. Una isla que bien ha sabido exportar miseria a través de décadas y cuya velocidad y eficiencia en dicha empresa, solo aumenta.

Un líder ideal

Un líder como Gustavo Petro, cuya posición ha sido abiertamente chavista, es el muñeco perfecto para ampliar el brazo político de Cuba en un país como Colombia que, a diferencia de la mayoría en su región, aún no ha caído en las garras del foro de São Pablo.

Lemas como “parar para marchar, viva el paro nacional” han sido apoyados por el líder de izquierda para promover manifestaciones que han sido infiltradas por cubanos y cuyo resultado siempre ha sido vandalismo, destrucción y ataques a la propiedad privada.

Mientras más ardan las estaciones del Metroplús en Bogotá, mientras más edificios se vandalicen y menos empresas operen por culpa del paro, más se fortalece la estrategia de tomar el poder y se alimenta el discurso de lucha de clases que solo fomenta resentimiento y odio. Su efecto beneficia enormemente el proyecto de Petro para ganar la presidencia en el 2022.

Petro sin duda es una amenaza. Constituye el perfecto títere que tanto desean imponer en Colombia regímenes totalitarios como Venezuela –a la luz de la influencia cubana– y abre la puerta para migrar a un posible escenario de país acabado por el socialismo, forzado a doblegarse y perder todo tipo de institucionalidad.

Cuba, el castrismo, el chavismo encuentran manera de manifestarse mediante paros nacionales, misiones médicas, deportistas y entrenadores, “casas de la solidaridad” –meras fachadas– y cuanto invento haya condenado a cientos de miles a la pobreza y la violencia.

Su influencia es latente y el objetivo claro: llegar al poder.