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Defensa pisa el acelerador del gasto para cumplir con la OTAN y apuntalar la industria

Desde que el Gobierno está en funciones no ha habido un solo Consejo de Ministros que no haya aprobado inversiones importantes en Defensa, más de 6.000 millones el pasado martes. Y es que España tiene que cumplir sus compromisos con la OTAN y, a la vez, seguir impulsando la industria nacional.

Estos son algunos de los motivos que apunta, en una entrevista con EFE, el profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes militares, Antonio Fonfría, para explicar el acelerón que el Ministerio de Defensa está dando al gasto militar en los últimos meses.

El pasado día 12 el Consejo de Ministros aprobó inversiones por 6.200 millones de euros para la adquisición de misiles anticarro, lanzacohetes y 25 nuevos cazas Eurofighter, entre otros.

El presupuesto del Departamento que dirige Margarita Robles aumentó este año más de un 26 % con la vista puesta en que la inversión alcance el 2 % del PIB en 2029, un compromiso que España adquirió la OTAN.

Es un incremento «sustancial» resultado de «no haber hecho los deberes durante muchos años», pues ya en 2014 los aliados se comprometieron a llegar a ese 2 %. Desde entonces España se ha movido entre un 0,9 y un 1 % del PIB.

Este año se van a gastar alrededor de 16.500 millones de euros y para llegar al 2 % del PIB habría que elevar esa cantidad hasta los 28.000 o 29.000 millones, dependiendo de cuanto crezca el PIB, lo que significa casi duplicar.

Para ello, según este economista, el compromiso de los futuros gobiernos tiene que ser «muy serio», independientemente del color político, porque «nos va bastante en ello».

Si le ocurre algo a un país europeo o de la OTAN «nos vamos a ver involucrados y si no tenemos los instrumentos, vamos a ser el eslabón débil de la cadena», indica.

Advierte de que España «no puede quedarse rezagada y no actualizar, por ejemplo, determinados tipos de sistemas de armas o de equipos que se han quedado obsoletos y que había que haberlos retirado hace 10 o 20 años».

«El incremento del gasto en defensa es una respuesta absolutamente necesaria desde hace ya muchos años», incide este profesor, que, además, constata que la guerra de Ucrania es también «un disparador tremendo» del gasto en defensa.

Para este experto, probablemente el factor más importante del arreón de Defensa sea el estímulo que produce en el sector industrial, algo en lo que pone un «tremendo énfasis» la Estrategia de Defensa Nacional, recientemente publicada.

«Me parece muy razonable, pero puede ser un arma de doble filo porque una de las cuestiones de que adolece la estrategia es la priorización de las tecnologías vinculadas a determinados tipos de sistemas que se puedan ir fabricando», alerta.

Considera que España puede desarrollar una «magnífica industria» de defensa, ya que está en «el punto de torsión o de cambio» y tiene que aprovechar esa oportunidad, que debería haber hecho hace 8 o 10 años.

A su juicio, lo importante es saber cómo se quiere que sea la industria española de defensa dentro de 5 o de 10 años: si un suministrador de ‘inputs’ para las grandes empresas europeas o que genere sus propias tecnologías.

«Estimular a la industria española está bien siempre y cuando sea competitiva, las inversiones generen retornos, creen empleo, etc. No podemos protegerla, sí darle contratos, pero con una claridad meridiana de que el objetivo es ser competitivos», insiste.

El profesor Fonfría apunta otra explicación «más de corte político» del impulso a las inversiones. «A ningún gobierno le duele prendas endeudarse porque la mayor parte de los pagos se hacen a futuro. Es un endeudamiento a muy largo plazo».

En el último Consejo de Ministros del pasado día 12 el Ministerio de Hacienda dio luz verde a Defensa a adquirir compromisos de gasto hasta el año 2037.

«Es una deuda que se va acumulando en el tiempo, cada año se amortiza una parte, pero surge otra de nuevos programas, nuevas adquisiciones, etcétera. Con lo cual no deja de ser una pescadilla que se muerde la cola, pero es normal», asegura.

La cuestión, en su opinión, es si España va a poder responder a esa deuda «sin que el sacrificio sea de tal magnitud que podamos entrar en una situación poco agradable, en términos económicos».

«Y para eso -subraya- hay instrumentos que podrían utilizarse y que no se están usando. Para empezar, un Pacto de Estado».

Este experto insta a reflexionar sobre si se está invirtiendo en lo que se debe. «Creo que ahora, quizás, nos estamos dando cuenta de que hay que gastar en algunos sistemas en los que deberíamos haber gastado hace años como, por ejemplo, en defensa antiaérea».

España se está empezando a dar cuenta de la importancia que tiene porque «nos lo está enseñando en propias carnes la guerra de Ucrania», afirma.

Al final, precisa, «es una cuestión de equilibrios entre distintas partidas de gasto, contemplar cuál es la situación estratégica que nos podemos encontrar y los distintos escenarios a los que hay que hacer frente».

Y todo ello hay que conjugarlo con la situación económica, con otros ministerios y con otras necesidades sociales. «Desde mi punto de vista, es necesario incrementar el gasto en defensa con cabeza», afirma rotundo.

«Cada uno de estos argumentos tienen un impacto y, en mayor o menor medida, son causa o motivo de por qué se están aprobando ahora estas inversiones», concluye.