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El «adiós» de una gran dama: La ex jefa de prensa de Vox Málaga dice «basta» al esperpento y se da de baja del partido

Sonia Crespo

AD.- Crónica de una marcha cantada. Según ha adelantado ella misma en Cope, la ex jefa de prensa de Vox Málaga, Sonia Crespo, dice “adiós” al partido. Mucho ha tardado en irse esta periodista elegante, culta y tranquila, a 25 años luz en formación intelectual de cualquiera de los indigentes mentales que conforman la dirección. Era sin duda una de las personas más serias, honorables y consecuentes con los que contaba Vox en Málaga. Por eso le era ya imposible convivir dentro de un partido político que es un puro desvarío. Si no se ha ido antes, ha sido simplemente por su estricto sentido del decoro.

Sonia Crespo ya dijo “basta” hace unos meses al anteponer su dignidad a la aberración de estar a las órdenes de una incompetente como Patricia Rueda, que prefiere rodearse de nulidades intelectuales, como la nada PURItana o la “enrritada” Leticia Briales, antes que de una mujer culta y con criterio propio.

La situación del partido verde en Málaga ya es insostenible. La diputada Patricia Rueda ha convertido el partido en un juguete roto, más o menos lo que hizo al frente del Museo Automovilístico. Rueda le ha dado mando en plaza a Antonio Luna, quien maneja el partido a su antojo, como si de un predio privado se tratase, arrastrando con su torpeza a un colectivo que cuenta cada día con más críticos a su penosa gestión, amparada y consentida por ese pobre hombre, acomplejado y sin personalidad, llamado Antonio Sevilla.

La marcha de Sonia Crespo prueba que en esas condiciones de control totalitario del poder, sin haber sido elegida por ningún afiliado, es imposible gestionar nada de forma eficaz. La Gestora de Vox Málaga ya es como un elefante sin control dentro de una chatarrería. Es imperativo que los militantes se rebelen antes de que la situación de agonía se haga irreversible.

La Gestora es un volcán en plena ebullición. La tensión es ya insostenible. La situación requeriría la inmediata intervención de los órganos nacionales del partido. Los afiliados están cansados de clamar en medio de la esterilidad del desierto. No cuentan nada, son permanentemente ninguneados y vejados. El esperpento ha llegado a tal nivel que hasta se jactan en redes sociales de la escasa presencia de militantes en la concentración de Vox Granada el pasado sábado, scon el fin de atenuar el fracaso de Antequera.

Sonia Crespo ha dicho “adiós”. El “adiós” de una gran dama. En Vox Málaga se van los mejores. Y en este caso no se trata de una marcha cualquiera, sino la de uno de los activos más serios, honorables y consecuentes que el partido de Abascal podía alcanzar a tener. No se hizo la miel para la boca de “Barbie”. Lo suyo es ingerir otras cosas más prosaicas.