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El disparate económico de Maduro: otorgar préstamos en la criptomoneda chavista ‘Petro’ – La Gaceta de la Iberosfera

Nicolás Maduro ha sacado al ruedo una nueva locura en materia económica. Se trata de una propuesta para que el sistema bancario venezolano comience a otorgar préstamos a sus clientes, pero no en Bolívares, Dólares o Euros, sino en el cripto-activo inventado por el chavismo hace 4 años atrás y que, al día de hoy, poca gente conoce y menos gente aún utiliza: el Petro.

En una alocución pública de agosto pasado el tirano venezolano volvió a la carga en los siguientes términos: “Ha llegado el momento de dar créditos en la banca pública en divisas extranjeras. Los damos en Petros y ese Petro, de acuerdo con donde vaya a comprar (el beneficiario), lo cambia a euros, yuanes, rublos, en dólares incluso…”

El Petro es una suerte de moneda digital que el régimen rojo puso en vigencia a partir de 2018 y cuyo valor supuestamente está respaldado con las reservas petroleras venezolanas. Se suponía que funcionaría como otros criptoactivos, tales como el Bitcoin. Sin embargo, cuando han pasado casi 4 años de su debut en sociedad, el Petro no es utilizado por prácticamente nadie para ahorrar, hacer trading, minar o pagar productos y servicios, pues no se tiene confianza en él.

“Con el nacimiento del Petro (PTR), Venezuela se pone a la vanguardia de las transacciones financieras en moneda digital. Una criptomoneda sustentada con bienes tangibles de la Nación, en este caso por 5 mil 342 millones de barriles del campo 1 del Bloque Ayacucho de la Faja Petrolífera del Orinoco Hugo Chávez, en una primera etapa”, se lee en la web oficial de la estatal petrolera PDVSA, aunque en el fondo se trata de una gran estafa.

La propuesta de Maduro surge en medio de un contexto en el que los bancos en Venezuela no están otorgando préstamos al público de manera masiva, e incluso está pausado el uso de tarjetas de crédito en la mayoría de los bancos. De modo que quien quiera comprar un automóvil, un departamento o una oficina en el país sudamericano, debe hacerlo al contado.

Esto anula las posibilidades de que la mayoría de los jóvenes profesionales venezolanos puedan adquirir bienes que en cualquier otro país medianamente normal del mundo sus contemporáneos sí podrían. Esto ha dado paso a la creación de grupos económicos afines al régimen, quienes son los únicos que pueden sostener el consumo bajo esta modalidad del pago en cash, en un contexto en el que además se estima que el chavismo está utilizando esta economía sui generis para que detrás de la adquisición de bienes e inmuebles se esconda una compleja estructura de legitimación de capitales.

El crédito en Venezuela no existe debido a varios factores, entre los que comúnmente se mencionan la pérdida del valor de la moneda local (El Bolívar) y una política del Banco Central de Venezuela (BCV) que obliga a todos los bancos del país a mantener en reserva al menos el 85% del dinero que manejan. Con ello las entidades bancarias solo tienen el 15% del dinero disponible para -entre otras cosas- otorgar préstamos. Esto hace materialmente imposible que puedan conceder financiamiento al gran público, debido a la falta de liquidez.  

Se supone que la idea de Maduro se basa en que los bancos comiencen a otorgar préstamos de determinado número de Petros a las personas y que luego éstas (quizá a través de casas de cambio que el propio régimen ha permitido que entren en funcionamiento) puedan canjearlos por Euros, Dólares americanos o cualquier otra moneda internacional.

Experiencias pasadas demuestran que quizá esta operación no sea tan fácil de llevar a cabo. A finales de 2019 Maduro aprobó el pago de medio Petro a jubilados y pensionados venezolanos como parte de un bono navideño. En esa ocasión muchas de estas personas tuvieron que hacer malabares para poder convertir ese pago a Bolívares, muchas veces a una tasa de cambio inferior a la que el régimen indicaba que poseía el Petro para entonces.

Según algunos especialistas en algunos casos el Petro es tan poco apreciado dentro de la comunidad de las personas que están en el mercado de compra-venta de criptoactivos que llega a transarse en línea hasta por un 40% menos de lo que supuestamente es su valor oficial, declarado por el gobierno de Maduro.

Vale decir que todo esto viene aderezado por un contexto en el que, desde finales de 2017, Venezuela está inmersa en un turbulento proceso hiperinflacionario que ha devastado su economía. Se trata de una crisis que hasta mediados de este año se situaba como la segunda más prolongada de toda la historia contemporánea del mundo, similar a la acaecida durante 1992 y 1994 en Grecia.

Este proceso ha llevado a que los venezolanos adopten el Dólar norteamericano de manera espontánea y extraoficial como nueva moneda de curso corriente, ante la imposibilidad del Bolívar de aparejarse al alza diaria del costo de los productos y servicios de uso común.

El impulso del otorgamiento de créditos ficticios por parte del régimen de Maduro parece estar enmarcado dentro de la operación de propaganda que ha emprendido el chavismo en los últimos meses para vender a la opinión pública internacional la idea falaz de que la economía venezolana se está “normalizando”.

Sin embargo el contexto sigue siendo elocuente: el país sudamericano hoy por hoy sigue teniendo los mismos problemas de suministro de luz eléctrica y agua potable que ha tenido en los últimos años, su salario mínimo oficial sigue estando en torno a los 2€ al mes y el 87% de los adultos mayores del país vive en situación de pobreza, por nombrar apenas algunas de las calamidades que permiten desmontar tal matriz.

El Petro y el resurgimiento del crédito surgen, al menos de momento y como ya es común en el chavismo, como un par de mentiras más. Falsedades propias de un país que solo existe en el plano de la ficción protagonizada por Nicolás Maduro.