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El esperpento en Vox Málaga que no cesa: Difunden una carta apócrifa en defensa de Anabel Ortega en nombre de un grupo de jóvenes que no existen

Patricia Rueda y Antonio Sevilla, responsables del caos en Vox Málaga.

AD.- Y aquí nuestra perplejidad no da a basto. Creíamos que el cupo de «melonadas» del indigno Antonio Sevilla y de «Barbie» había sido plenamente cubierto, pero no, nos equivocamos. El circo de Vox Málaga ya celebra sesión triple a diario. «Barbie» está exultante en su nuevo papel de jefa de pista, con el «indigno» Sevilla bregando con los leones, que más que leones son fierecillas inofensivas.

Del Vox de los pulidos y mansos hemos pasado a este Vox de wendis y anabeles. Este culebrón se parece cada día más a Falcon Crest, con Patricia Rueda interpretando el papel, malamente, de Angela Channing. Lo peor que le puede ocurrir a un partido es que sucumba al esperpento a un ritmo más veloz que Charlie Sheen detrás de una prostituta con una botella de Bourbon.

La carta apócrifa

El último dislate de la banda de «Barbie» y Sevilla ha sido la publicación de una carta apócrifa en defensa de Anabel Ortega; ya saben; esa portentosidad intelectual, ese túmulo viviente a la elegancia y el buen gusto, esa dechada de virtudes morales. Anabel Ortega es la autoproclamada «jefa» de los jóvenes de Vox en Málaga a raíz de la dimisión de Cristina Moya como responsable de juventud. Entre Anabel Ortega y Cristina Moya dista la misma distancia que entre Belén Esteban y Katharine Hepburn, siendo entonces lógico que la hija de Mari Carmen prefiera a la primera.

La pizpireta Anabel Ortega le ha sacado sustancia a esto de la victimización y ha utilizado un par de referencias en este medio para urdir una trama persecutoria en su contra.

De cuántas cosas sería capaz esta gente si hoy se han atrevido a publicar una carta en defensa de la susodicha en nombre de los jóvenes del partido. De entrada, muchos de ellos ya se han desvinculado de la nota panfletaria. No solo eso, sino que aseguran que nadie les avisó de la misma.

El autor o la autora (se admiten apuestas), escoge entre todos los titulares posibles el más ridículo. «Parte de los componentes del Grupo de Jóvenes de Vox Málaga queremos mandar un mensaje a Anabel Ortega para que sepa que no está sola». Así, como suena, con la solemnidad de los partes de guerra, que en el fondo es lo que se libra actualmente en Vox Málaga: una guerra entre la zafiedad y el buen gusto. Se remata el titular con un «Gracias jefa», que nos aporta algunas pistas clave sobre su autoría: la de alguien que carece del más mínimo sentido del pudor y ya no digamos de la vergüenza.

Anabel Ortega, la del pelo rojo.

Del esperpéntico titular se pasa a la exaltación de la compungida Anabel, por la que el firmante o la firmante; es decir, ella misma, dice sentir «mucho afecto». «Desde aquí queremos mostrar nuestro total apoyo a Anabel por estos momentos tan difíciles en los que está siendo atacada sin motivo alguno», se señala en el escrito apócrifo, donde también se ponderan otras virtudes teologales que, sinceramente, nosotros desconocíamos.

Aunque el escrito dice representar a los jóvenes del partido, no hemos hallado a uno solo que lo haya suscrito. Lo malo no es que una joven sin talento juegue a victimizarse a costa nuestra, sino que «Barbie» permita esta grotesca exhibición de chabacanería y mal gusto literario. Desde la salida de José Enrique Lara, Vox Málaga ha dejado de responder a un verdadero sentido profundo y resuelto de lo estético y lo nacional. Prima la zafiedad, el juanherrerismo como fórmula de expresión en grupos de WhatsApp, los dimes y diretes, la utilización ramplona de los militantes para dar autoridad y fuelle a monsergas como la detallada.

Responsabilizamos de este permanente sinsentido a «Barbie» y a su escudero Sevilla. Es imperio que Madrid tome cartas en el asunto antes de que las comedias de Mister Been nos parezcan menos disparatadas que la crónica diaria de Vox Málaga protagonizada por un puñado de faranduleros.