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El exdirector de la Policía y el ex número dos de Interior se desmarcan de la Kitchen

Dos de las personas apuntadas por el excomisario José Villarejo como conocedoras de la operación Kitchen, el exdirector de la Policía Ignacio Cosidó y el que fuera secretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez, han asegurado que no supieron nada del presunto operativo parapolicial para espiar al extesorero del PP.

La undécima jornada de la comisión parlamentaria que investiga la supuesta operación urdida por el Ministerio del Interior en 2013 para espiar a Luis Bárcenas con cargo a fondos reservados ha contado con la declaración de los dos exaltos cargos de ese departamento.

Ambos han negado conocer esos espionajes e incluso han coincidido en emplear la palabra «jamás» para expresar tajantemente que no oyeron, ni vieron, ni estuvieron informados de ninguna operación Kitchen. El primero en comparecer ha sido Cosidó, que fue máximo responsable de la Policía de 2012 a 2016 y a quien Villarejo señala como la persona que le dijo que se iba a encargar de captar a alguien para espiar al extesorero.

«Yo con el señor Villarejo jamás he despachado, jamás he comido con él, jamás he hablado por teléfono con él, jamás he intercambiado ninguno tipo de mensaje con él y jamás le he hecho llegar ninguna instrucción a través de terceras personas», ha respondido Cosidó.

Según su versión, a él no le informaban de las investigaciones judiciales y no tuvo constancia de «ninguna operación en la que el señor Villarejo estuviera involucrado». De hecho, ha dicho que solo le vio una vez, recién llegado a la dirección de la Policía, cuando tuvo un «encuentro casual» y Villarejo se le presentó.

El exdirector también se ha desmarcado de cualquier estructura paralela en el cuerpo: «La única estructura que hay, o por lo menos que yo conociera en la Policía, es la que regula la ley», ha dejado claro, y ha añadido nunca se sintió «puenteado».

En la misma línea, el que fuera secretario de Estado de Seguridad entre 2013 y 2016, e imputado en la causa desde enero de 2020, ha negado que, como dijo Villarejo, estuviera al tanto de Kitchen y hubiera recibido un pendrive con el contenido del móvil de Bárcenas.

«Niego de forma contundente y sin ningún matiz que durante el ejercicio de mi cargo (…) participase o tuviese conocimiento, directo o indirecto, de cualquier forma de utilización ilegal de efectivos, medios y recursos del Ministerio del Interior con la finalidad de favorecer intereses políticos del PP, perseguir ilícitamente a personas o anular pruebas inculpatorias para este partido en casos de corrupción», ha comenzado diciendo.

A Bárcenas, ha dejado claro, no lo ha visto «jamás» y con Villarejo tenía una relación «absoluta y estrictamente profesional y policial», aunque ha reconocido que comió una vez en Estepona (Málaga) con el excomisario y su mujer invitado por éste durante sus vacaciones de verano. «Creo que fue en 2012», ha añadido.

Martínez también ha hecho hincapié en mensajes de móvil que constan en un informe policial de conversaciones con otros imputados, como el exdirector adjunto operativo Eugenio Pino o el excomisario Enrique García Castaño, conocido en el ámbito policial como El Gordo.

En uno de ellos, Martínez responde «todos muertos» a García Castaño, supuestamente para decirle que si él hablaba de Kitchen, tanto el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz como el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, acabarían también investigados.

Ante los diputados ha lamentado la filtración sesgada de ese informe policial, ha explicado que esos mensajes están incompletos y descontextualizados y ha dicho desconocer por qué estos funcionarios le señalan como partícipe del espionaje.

Se ha referido asimismo al mensaje que envió en 2019 al presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro, en el que afirmaba que su «error» fue haber sido leal a «miserables» como Fernández Díaz, Rajoy o Cospedal. Lo escribió, ha indicado, fruto de «un sentimiento de ansiedad, de enorme frustración y enfado», en un contexto de «absoluta privacidad» dentro de su relación con el magistrado y en un momento en que él «estaba roto».

«En el contexto de la política a veces uno se siente mal con quienes han sido sus superiores», ha dicho, y ha reconocido que cuando dejó la política ese año se quedó con un sentimiento «bastante amargo» y que «probablemente» se sintió «defraudado por el ministro».

Martínez se ha quejado de que no trasciendan mediáticamente intervenciones ante el juzgado «muy favorables» a su inocencia, como la declaración de dos policías que han negado que le entregasen ningún pendrive con el volcado de datos de dos móviles de Bárcenas.

Sobre la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal, señalada por Villarejo como una de las personas que tenían conocimiento del espionaje, el ex número dos de Interior ha dicho que «jamás en la vida» se ha reunido con ella.

En su tónica de desmarcarse de todas las acusaciones ante la comisión, Martínez ha negado la supuesta operación Cataluña contra el proceso soberanista: «Nunca supe nada de ninguna operación Cataluña, ni existió, ni existe, ningún documento que haga referencia».

Sí ha reconocido que él, junto con otras dos personas, estaba autorizado para firmar talones de fondos reservados, si bien ha dicho que ningún secretario de Estado tiene el detalle del empleo de esas partidas.

La última respuesta de su intervención -ha durado más de dos horas- ha sido para decir que nunca nadie le ha llamado, como sí se ha publicado, ni «paco bomba», ni «chisco», ni «chosco»