Al Giro no le hace falta nostalgia. Es la única gran vuelta que sigue siendo hoy como ha sido siempre: impredecible. Con el punto salvaje de una expedición alpina a esas paredes glaciares que ves encima de tu cabeza y que te aplastan, como recuerda Miguel Mari Lasa. El guipuzcoano compartía el maillot del KAS con el ‘Tarangu’ Fuente en el Giro d