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El mayor experto sudafricano en coronavirus: «El objetivo de las vacunas es controlar y matar a una gran parte de la población»

El doctor Shankara Chetty, médico de familia sudafricano, ha tratado a 7.000 pacientes de Covid-19 sin una sola hospitalización o muerte. Como todos los expertos que refutan la versión oficial sobre el covid, el médico surafricano ha sido censurado tanto por las auitoridades sanitarias como por los medios informativos de su país. Pese a ello, es considerado como el mayor experto en coronavirus del país.

Shankara Chetty ha denunciado en una conferencia que el objetivo de las campañas de vacunas es “controlar y matar a una gran parte de nuestra población sin que nadie sospeche que nos han envenenado”.

“Las muertes que se supone que seguirán a las vacunas nunca podrán ser atribuidas al veneno. Serán demasiado diversas, habrá demasiadas y se producirán en un plazo de tiempo demasiado amplio para que podamos entender que hemos sido envenenados”, afirmó el doctor Chetty.

En la videoconferencia realizada a través de zoom, Chetty comenzó formulando las siguientes preguntas:

“Creo que la perspectiva en torno a lo que está ocurriendo es de vital importancia. Tenemos que entender cuál es el objetivo. Todo el mundo sabe que hay incoherencias, que hay coacción, pero tenemos que entender por qué. ¿Por qué está ahí?”.

A continuación, identificó la respuesta “más importante” a estas preguntas: “el agente patógeno que estaba causando toda la muerte en la enfermedad de COVID, las proteínas de espiga comunes tanto en la vacuna como en el virus diseñado para producirse en el cuerpo”.

Opinó que la proteína de espiga es una de las toxinas creadas por el hombre. “Y el propósito de esta toxina es matar a miles de millones de personas sin que nadie se dé cuenta”, añadió.

“Lo que parece que ha ocurrido aquí, es que han diseñado un virus y le han puesto este paquete armamentístico llamado spike protein (proteína de espiga)”.

Shankara Chetty

“La reacción alérgica con la liberación inicial de la “toxina más elaborada”, se produce en un pequeño número de personas, dando lugar a casos más graves y a la muerte cuando se administra la vacuna. Según Chetty, esto suele ocurrir ocho días después de la aparición de los síntomas.

Los médicos afirman que, debido al primer cierre internacional de 14 días, las personas con el virus COVID-19 están llegando tarde al hospital, y muchas mueren.

“Pero el juego que hicieron con este virus de ingeniería fue para justificar la vacunación del planeta”, continuó.

Chetty añadió que estas inyecciones “nos exponen a la proteína de la espiga durante más tiempo”.

“A menudo entrevisto a médicos en Internet, y los doctores Pierre Kory, Ryan Cole y Richard Urso han manifestado que empiezan a ver las lesiones endoteliales del revestimiento de los vasos sanguíneos que provoca esta vacuna con su proteína de espiga, con su influencia en los receptores ACE2. Ésas son las muertes que se supone que se producirán. Y nunca se podrán relacionar a la proteína de la espiga, una toxina muy bien diseñada”, dijo.

“Ahora bien, la proteína de la espiga es también una proteína de membrana. Así que el ARNm la distribuirá por todo el cuerpo. Se fabricará en varios tejidos de nuestro cuerpo. Se incorporará a esas membranas alrededor de nuestro cuerpo, y a esos tejidos específicos”. agregó.

“Esos tejidos serán reconocidos como extraños y desencadenarán una serie de respuestas autoinmunes. Por lo tanto, las muertes que se supone que seguirán a las vacunas nunca podrán ser atribuidas al veneno. Serán demasiado diversas, serán demasiadas y se producirán en un plazo demasiado amplio para que podamos entender que hemos sido envenenados”, prosiguió.

“Ahora bien, esta toxina a largo plazo va a hacer que las personas con enfermedades preexistentes vean exasperadas esas enfermedades”, subrayó el galeno sudafricano.

Con algunas toxinas, que incluyen “trozos de proteína del VIH” dentro de esta proteína “definitivamente diseñada”, Chetty afirma que “las personas con cáncer van a tener sus cánceres exacerbados, y dirán que han muerto de cáncer”.

“Las personas con lesiones vasculares o predisposición, como nuestros diabéticos y [los que tienen] hipertensión, van a tener derrames cerebrales y ataques cardíacos y el resto en diferentes momentos, y los atribuiremos a sus condiciones preexistentes”, señaló.

“La gente va a desarrollar, con el tiempo, afecciones autoinmunes, cuya diversidad nunca será abordada por ninguna intervención farmacéutica porque son demasiado específicas”.

“Pero creo que si la gente entiende cuál es la intención, entonces entenderá por qué ha ocurrido lo que ha ocurrido. La mala lógica, la coerción, la supresión, todo está justificado si se entiende que hay un plan mayor. Este plan consiste en asegurarse de que podemos controlar y matar a una gran parte de nuestra población sin que nadie sospeche que hemos sido envenenados”, recalcó el experto anticovid.

“Y por eso, creo que la justificación de todo lo que vemos se justifica en la comprensión del juego final; si no, las vacunas no tienen ningún sentido. Nos vendieron la vacuna como nuestra salvadora desde el principio, y si nos fijamos en la ciencia, ésta no se cumple”, apostilló.

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