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El miedo y la mentira

No parece que hayamos iniciado el año con buen pie. Una vez agotada la atención de los medios de comunicación en el volcán de la isla de La Palma y en los graves perjuicios que su larga actividad ha originado en las viviendas, colegios, plataneras o en la vida de sus habitantes, se ha producido un apagón informativo y el volcán ha dejado de existir.

Por otra parte el alfabeto griego ha inspirado a los profetas apocalípticos de la OMS que preside el eritreo Tedros Adhanom, para bautizar con el nombre de Omicron a ese nuevo bichito maligno que ha parido el virus Covid-19. Este nuevo enemigo ya ha conseguido que en el 2022, la humanidad no se olvide de que el ángel exterminador esté presente en nuestras vidas y que el caos nos seguirá afectando si no conseguimos aislarlo de nuestras mentes.

Es urgente pues, que recuperemos el sosiego y el sentido común. Ni el miedo ni la mentira deben dominar nuestras voluntades. No podemos ni debemos aceptar la mentira como “locutio contra mentem” o de lo que se expresa contra el pensamiento, como lo definía Santo Tomás de Aquino. Aquellos que utilizan la mentira para “gobernarnos” se sirven del miedo con que previamente nos han inundado. «El miedo se puede convertir en nuestro gran enemigo y perturbar nuestra percepción de la vida. Decía Tito Livio, que el miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son” (Marian Rojas)

No estaría de más que para este nuevo año que acabamos de iniciar racionalizáramos nuestros canales de información. Que huyamos de los vendedores de bulos; de los falsos expertos; de los tediosos informativos que manipulan nuestras mentes o de quienes solo venden productos caducados y de baja calidad en tertulias y foros televisivos.

Por el contrario busquemos la verdad en la sabiduría de los verdaderos científicos, en la lectura de escritores y periodistas honestos y rigurosos o escuchemos aquellas opiniones e informaciones que se sustenten en la realidad y veracidad de los hechos que nos transmiten.

No sirve de nada ocultar las enormes dificultades y peligros por las que atraviesa hoy la humanidad en el campo de la salud, la economía o los valores éticos y morales. Solo si los afrontamos desde la verdad y la libertad, podremos evitar que el miedo nos atenace y como bien señala la psiquiatra Marián Rojas, que pueda perturbar la percepción de nuestras vidas y la paz personal y colectiva.

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