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El osito Bimbo se convierte en un ícono de la libertad ante los embates del gobierno socialista de México – La Gaceta de la Iberosfera

El Osito Bimbo, un personaje de caricatura que representa desde hace 72 años a una marca mexicana panificadora internacional, fue vetado por el gobierno de AMLO.

El carismático dibujo ya no puede aparecer en los empaques de los productos. Porque, en resumen, “podría perjudicar la salud de los niños” -según expertos del gobierno-, por ser tan atractivo e incitar a consumir comestibles no considerados tan nutritivos.

El famoso oso blanco con gorro de cheff y un mandil de panadero, es el ícono de  Bimbo, una pujante empresa panadera mexicana, con un innegable modelo  de negocios exitoso a nivel internacional, que tiene incluso presencia en China.

Y allá, el Partido Comunista del Dragón Rojo, no lo ha vetado de los envoltorios de los productos, pero el gobierno de Morena y de AMLO, en México, sí.

Bimbo, fundada en 1945, fabrica más de 13 mil productos y poseé más de 3 millones de puntos de venta.

Grupo Bimbo reportó en 2019 ventas por 291,926 millones de pesos mexicanos –unos 11,964 millones de euros-, lo que representó un incremento de un 2.5% con respecto de 2018. .

Bimbo se ha expandido por América, Europa, Asia y África. Estados Unidos y Canadá significan 49% de sus ventas. México arroja un 32%. El resto de América Latina un 10%. Europa, Asia y África suman un 9%.

La compañía cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), y cerró este viernes 19 de febrero con 38.26 puntos, a la baja, con 0.18%. En el mercado de Estados Unidos, la empresa aparece como BMBOY y cerró a 7.55 dólares.

Tiene presencia incluso en China desde 2006, donde es dueña de 11 plantas. Bimbo es además, en la tierra de Mao Zedong, según Forbes, la segunda panificadora a nivel nacional. En 2018, las ventas de la empresa mexicana en el Dragón oriental se elevaron a 267,100 millones de dólares.

La Norma Oficial Mexicana NOM-051, aprobada en octubre de 2019, establece etiquetados claros sobre exceso de calorías, grasas, y sales. Eso es información útil para que la gente decida qué come y qué no. Hasta ahí todo bien.

Pero también, en la segunda fase de su etapa 1, que inicia el 1º de abril de 2021, deben “desaparecer las figuras, ilustraciones, personajes y fotografías de personas públicas, en empaques de productos dirigidos a niños, que contengan más de un sello”.

Esto es poner en marcha prohibiciones delirantes, y que atacan la libertad de expresión y empresarial, supuestamente para evitar el consumo de productos que dañan la salud.

Animales caricaturizados, como el Osito de la panadería industrial Bimbo, mascotas, así como celebridades, quedaron vetados. La medida afectó a otras caricaturas, como al famoso tigre “Toño” y al elefante “Melvin” de Kellogg’s; el gansito de Marinela y sus pingüinos, y al tigre “Chester” de Cheetos.

La ley fue impulsada durante años por organizaciones civiles con tendencia de izquierda que parecían auténticamente interesadas en cuidar la salud de los mexicanos, en especial de los niños, pero están errando el camino para lograrlo.

Porque no es mediante prohibiciones y más prohibiciones que México, el país con mayor número de personas con sobrepeso y obesidad en el mundo, y el quinto lugar en diabetes, va a modificar sus malas costumbres de consumir comida chatarra.

Si vamos por ese sendero, lo que sigue son decretos presidenciales para vetar cualquier cosa, alegando la protección de la salud. Le están abonando a la tiranía socialista.

Es evidente que por sí solas las prohibiciones actuales no van a hacer que los ciudadanos dejen de consumir lo que prefieran. Para eso se necesita información, y educación. No leyes prohibicionistas, ni decretos presidenciales.

Sin embargo, el Osito Bimbo se las ingenió para burlar la censura del gobierno socialista, enemigo de la libertad empresarial y de expresión: la figura aparece en otras marcas, como en el empaque de las servilletas Pétalo, que por cierto, también tienen una mascota, un perro.

Pero como este can llamado “Poppy” no es asociado a productos alimenticios, no estuvo expuesto a la censura.

Así que ahora el Osito Bimbo no sólo simboliza la tradicional marca de esta panadería, sino la resistencia ante los embates del gobierno izquierdoso que atenta contra las libertades y los derechos.

Lorenzo Servitje, el mexicano fundador de Bimbo fallecido en 2017, hijo de catalanes, por cierto, siempre se distinguió por ser un empresario sagaz, pero también por ser un católico ejemplar, que aplicaba la Doctrina social de la Iglesia en sus empresas y de cara a la construcción del bien común.

Fue un filántropo que apoyaba causas humanistas en México y el mundo, a múltiples obras de beneficencia y asistencia social, de promoción de valores, así como de desarrollo humano.

Su hijo Daniel Servirtje es quien conduce hábilmente ahora al Grupo Bimbo, y a él se debe en mucho la entrada de esta empresa en mercados de los 4 continentes. Es un símbolo, junto con su padre, de cómo la aplicación de los valores católicos a nivel empresarial, viendo por el trabajador y su bienestar, producen siempre mejores resultados que explotarlo y cosificarlo.

Parapetados en el argumento de la protección a la salud, el gobierno de AMLO y sus secuaces están violando derechos humanos, como la libertad de expresión, y minando la libertad empresarial, afectando a una marca mexicana con prestigio internacional.

Sin duda Bimbo tiene una mejor imagen que el gobierno mexicano en el mundo, es más eficiente, más productiva y se rige con altos valores humanos. El Osito Bimbo dejó de ser sólo la marca de una panadería mundial: es ahora un ícono de la libertad de expresión y empresarial. El Osito Bimbo gana la partida.