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El primer ministro de Marruecos a Sánchez: «Hay nueva etapa por el cambio de España en el Sáhara»

La sala prorrumpió en aplausos cuando el primer ministro de Marruecos, Aziz Ajanouch, dijo lo que dijo. Junto a él, el presidente español, Pedro Sánchez, no lo hizo.

Al poco, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se las vio y se las deseó para responder a la pregunta de la prensa: «Ajanouch ha dicho que esta nueva etapa de relaciones entre España y Marruecos ha sido sólo gracias al cambio de posición sobre el Sáhara. ¿Tiene algo que comentar?«.

Es la primera vez que se desvela el secreto a voces de que nada de esto estaría pasando si el Gobierno de España no hubiera roto un consenso de más de 40 años en política exterior apostando por el apoyo al plan de autonomía para el Sáhara Occidental, bajo la soberanía de Marruecos, el pasado mes de marzo.

«Es una visión histórica y realista que aquí valoramos», remachaba Ajanouch mientras la ovación ya atronaba en el salón de actos del Hotel Marriott de Rabat.

¿Qué tenía que comentar el ministro Albares a la salida del discurso? «Hemos entendido que no podemos vivir de espaldas uno al otro», dijo, admitiendo que lo manifestado por Ajanouch no era falso. Y que el Gobierno tuvo que dar ese paso tras la enorme crisis diplomática, sin salida, y por las presiones de Bruselas y Estados Unidos.

Aziz Ajanouch, primer ministro de Marruecos, da su discurso en el Foro Económico, ante Pedro Sánchez.


Aziz Ajanouch, primer ministro de Marruecos, da su discurso en el Foro Económico, ante Pedro Sánchez.

Efe

Sánchez y Ajanouch se acababan de ver, apenas 40 minutos antes, cuando el presidente español bajaba del Falcon que lo había traído a la capital de Marruecos. Tras una reunión de apenas 10 minutos en el aeropuerto, se dirigieron ambos al Foro Económico España-Marruecos, para clausurarlo.

En su discurso, Sánchez elogió el «proceso de transformación y modernización» del país vecino, llegándolo a comparar con la Transición española y la entrada en la CEE.

Inmediatamente, Ajanouch tomó la palabra, y se refirió a los «altibajos en las relaciones» causados por «malentendidos», pero subrayó que España y Marruecos «siempre» son capaces de encontrar «soluciones para dichas crisis». En este caso, el «agradecido» y «valorado» cambio de postura respecto a la antigua provincia española.

Roto el consenso

El pasado mes de marzo, el Gabinete Real de Mohamed VI filtró una carta supuestamente escrita por el presidente Sánchez en la que el mandatario español alineaba a nuestro país con la posición marroquí, dejando de lado el histórico apoyo de España a la autodeterminación de los saharauis.

Es cierto que España no se salía «del marco de Naciones Unidas» y que no dejaba de pedir un «acuerdo entre las partes», pero también que cambiaba de parte. Tanto como para que el 7 de abril, menos de un mes después, Mohamed VI invitara a Sánchez al Iftar, es decir, la cena de ruptura del ayuno del último Ramadán.

Y tanto como para que, sólo 24 horas antes, el Congreso en pleno, salvo los diputados socialistas, rechazara ese viraje histórico respecto al Sáhara. Ni siquiera Unidas Podemos, los socios minoritarios del PSOE de Sánchez en el Gobierno, lo apoyaron.

Ésa es la razón, y no otra, de que de los 12 ministros presentes en la RAN de Rabat, ninguno sea morado y sí todos del PSOE. Y ésa es la razón de que desde aquel 7 de abril se haya avanzado hasta la reapertura de las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla -con aduana comercial incluida «si conseguimos cerrar bien los plazos», admiten fuentes del Gobierno-, de la Operación Paso del Estrecho, las negociaciones por las aguas soberanas… en suma, de la «nueva etapa» de relaciones entre los dos países.

«España tuvo el valor de adoptar una visión histórica y realista» respecto al Sáhara, continuó Ajanouch, que se refirió a las «relaciones profundamente históricas» entre los dos países.

José Manuel Albares, ministro de Exteriores, atiende a la prensa en Rabat.


José Manuel Albares, ministro de Exteriores, atiende a la prensa en Rabat.

Efe

«Hemos aprendido juntos que a través de la historia, siempre somos más fuertes si estamos juntos«, remarcó, en consonancia con Albares. «Esta RAN viene a demostrar la calidad de las relaciones entre nuestros países por la visión acertada de los dos jefes de Estado, el rey Mohamed VI y el Rey Felipe VI«.

¿Decepción? Moncloa dice no

Este comentario era bienvenido en la sala, mientras las fuentes de Moncloa se empeñaban en destacar que la ausencia de Mohamed VI no era trascendente. «Una RAN es una reunión de Gobiernos» y, por tanto, el hecho de que el monarca alauí no fuera a recibir a Sánchez no tenía mayor importancia.

Es más, en Moncloa se decía que casi se prefería esa llamada telefónica que «una foto protocolaria». Según las fuentes del Gobierno, Sánchez ya tiene fotos más que suficientes con Mohamed VI. «Y es de destacar la implicación del rey en que la RAN sea un éxito, con esa llamada previa, antes de que comience la cumbre».

Para el Gobierno de España, no se puede hablar de desplante en la XII RAN entre los dos países. «No hay decepción alguna, esta es una cumbre histórica: no se celebraba desde hace ocho años; nunca ha habido tantos ministros en otra, en total 28; y nunca ha habido tantos acuerdos que firmar, hasta 24, que es cuatro veces más que en la última», en 2015, durante el Gobierno de Mariano Rajoy.

Además, las fuentes gubernamentales insistieron en que «es importante otra cosa, la estupenda relación personal» entre el rey de Marruecos y el presidente Sánchez. «No hay muchas relaciones así del jefe del Estado marroquí con otro jefe de Gobierno». Y pusieron como prueba «la invitación personal a una visita oficial muy pronto» como un éxito más de la Reunión de Alto Nivel.

El empeño de Moncloa es que se «explique bien» lo que pasará este jueves. Y eso significa, para el entorno de Sánchez, que no hay ni conspiraciones, ni plantón ni verdad en lo dicho por el Frente Polisario, sobre un «chantaje» de Mohamed VI a Sánchez. «En esa visita, habrá nuevos pasos adelante, no podemos estar más satisfechos».

Pero aún falta por ver si los acuerdos pesan más por la cantidad (24) que por la calidad. Si hay más ruido que nueces o si, de verdad, se puede hablar de cumbre «histórica» en Marruecos. Eso sí que sería una «nueva etapa».