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El PSOE comienza a repartir banderas de España en los mítines de Sánchez para olvidar sus pactos con Bildu

En los mítines nada, o casi nada, es casual. Que en el acto de Pedro Sánchez en Badajoz apareciesen decenas de banderas españolas de plástico entre el público tampoco, pese a que el presidente extremeño se mostrase sorprendido. «Me gusta mucho ver en un acto del PSOE tantas banderas del PSOE, tantas banderas de Extremadura y tantas banderas de España«, afirmaba Guillermo Fernández Vara ante 6.000 personas que se levantaban para ovacionarle.

«Somos el partido que más se parece a este país y a esta región», sentenciaba satisfecho al ver ondear las rojigualdas. Lo cierto es que esos estandartes fueron distribuidos por la organización del PSOE de Badajoz. Hasta este acto, lo normal durante esta campaña era que se distribuyesen dos modelos de banderas de plástico: unas rojas con el logotipo del PSOE y otras autonómicas. Sólo en el mitin de Puertollano (Ciudad Real) de Sánchez con Emiliano García Page se vio alguna enseña nacional.

Otras veces que el PSOE recurrió a la bandera

No es la primera vez que los socialistas recurren a la bandera de España cuando las encuestas le son adversas. En la campaña de las catalanas de 2015, cuando el cinturón rojo de Barcelona se estaba volviendo naranja, el entonces candidato a la Generalidad,Miquel Iceta, dio un mitin en Santa Coloma de Gramanet ante una enorme bandera española proyectada en una pantalla.

Ese mismo año, Pedro Sánchez recurrió a la misma estrategia cuando presentó su primera campaña hacia la Moncloa. Fue en el madrileño Circo Price. La idea era vender moderación y alejar el fantasma de cualquier pacto con separatistas, como al final acabó sucediendo cuando tres años más tarde llegó al poder.

Ahora, tras la polémica por las listas de Bildu que incluyen a 44 terroristas condenados, el PSOE vuelve a sacar las banderas nacionales en sus mítines. Lo hace en una comunidad, Extremadura, donde los pactos con los separatistas no gustan. Sánchez, consciente de ello, recurrió en más ocasiones que en otros mítines a la palabra «España». Lo hizo cuando dijo que «a España le sientan muy bien las políticas socialdemócratas» o cuando defendió que «gobernamos mucho mejor España» .

Metiendo miedo

El otro leit motiv de Sánchez fue la política sanitaria mientras atemorizaba al público con «los peores enemigos que son los recortes» y otro clásico: la sanidad puede privatizarse si el PP llega al poder. Sánchez buscó la comparación con EEUU y preguntó al público qué precio tiene un trasplante de cadera o de corazón de un familiar. «Cualquiera estaríamos dispuestos a endeudarnos por salvar su vida», afirmó el líder socialista. «Yo no quiero un país en el que la gente se tenga que endeudar para un tratamiento de cáncer«, añadió mientras prometía que «votar al PSOE es votar una sanidad pública, universal y robusta»

Como en toda campaña que se precie, Sánchez volvió a hacer la eterna promesa: mejorar la conexión ferroviaria de Extremadura. Una «reivindicación justa y legítima» pero sin poner fechas tras los continuos problemas que siguen teniendo los extremeños cada vez que toman un ALVIA.