El Gobierno polaco quiere preservar su identidad nacional ante la avalancha migratoria [procedente de países como Irak y Siria] en su frontera con Bielorrusia. Así, ha impulsado una reforma de la ley de extranjería, que ha entrado en vigor este martes, que permite expulsiones inmediatas de inmigrantes ilegales.
Según esta reforma, el agente de la autoridad que detenga a un inmigrante ilegal procedente de un país ajeno a la Unión Europea podrá expulsarlo al instante. Se excluye a los padres acompañados de hijos menores de edad.
La reforma también señala que el inmigrante ilegal expulsado no podrá volver a Polonia o a cualquier país del espacio Schengen durante un período de entre seis meses y tres años, y establece una pena de cárcel de 6 meses a 5 años para el que destruya o modifique elementos de protección y delimitación de la frontera polaca [vallas, alambradas o barreras].
El pasado lunes, Polonia anunció el aumento del despliegue militar hasta los 10.000 efectivos para hacer frente al creciente flujo migratorio, según indicó el ministro de Defensa, Mariusz Blaszczak.
En este sentido, denunció que el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, sigue dejando pasar a refugiados hacia las fronteras exteriores de la UE y aseveró que ya está planeando construir una estructura permanente para salvaguardar la seguridad de los polacos.
Los agentes fronterizos informaron de que dos soldados resultaron heridos el pasado fin de semana tras dos intentos de asalto para cruzar la frontera por parte de grupos de entre 60 y 70 individuos. Los inmigrantes lanzaron piedras y ramas a los oficiales y al personal militar.
