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Entrevista a la madre del legionario Eduardo García Molinero, muerto tras ser atropellado por un blindado: ¿Accidente o negligencia ocultada por el Ministerio de Defensa?

Agustín Fariña.- Eduardo García Molinero, (28 de octubre de 1991). Nació en Granada, donde cursó estudios de bachiller. Era Caballero Legionario, destinado en el Tercio “Gran Capitán I” de La Legión, de la Comandancia General de Melilla, ingresando en filas como tal, el 24 de octubre del 2016. Su muerte, pasó desapercibida y solamente se hicieron eco de la noticia unos pocos medios de comunicación; una muerte que, tras hablar con su propia madre, deja muchas dudas sobre si, realmente, lo ocurrido fue un desafortunado accidente o, como piensa la familia, se trató de una negligencia que actualmente sigue siendo tapada y ocultada por el Ministerio de Defensa.

El fatal desenlace sucedió en la madrugada del lunes 14 de mayo de 2018 cuando realizaba junto a sus compañeros un ejercicio nocturno; fue arrollado por un BMR, un vehículo militar, Blindado Medio Ruedas.

He podido hablar con ella, la mujer que le dio la vida, y a pesar del mal trago rememorando hechos tan trágicos para su familia, esta madre coraje, que sigue luchando por esclarecer los hechos ocurridos aquella noche, se ha armado de valor, para contestar a mis preguntas:

– A día de hoy, ¿cómo se encuentran?

A día de hoy me encuentro vacía, rota, mi vida cambió ese día. Ya no soy la misma y, a sus hermanos, a los que estaba muy unido, también.

– He estado indagando y ciertamente existen muy pocas noticias sobre el accidente de su hijo. Aún así, yo prefiero que sea usted, su madre, quien nos cuente toda la verdad. ¿Qué ocurrió el día que Eduardo perdió la vida?.

El día que falleció mi hijo estaba de maniobras en Agost, Alicante, haciendo un “checkpoint” de noche que habían hecho por la tarde y todo genial; pero, el de por la noche… algo pasó y atropellaron a mi hijo con el BMR. Ahí empezaron a contarnos sus mentiras.

– ¿Cómo supo la trágica noticia? ¿Quién la informó de ello?

Me llamaron sobre la una de la mañana; el coronel Castilla desde Melilla.

– Por parte del Ministerio de Defensa, ¿que tipo de ayudas pusieron a disposición de la familia?

– ¿Ayudas? Vino el coronel Castilla a mi casa con un psicólogo…, yo estaba en shock y no quise. Dicen que cubrieron los gastos del sepelio, y la Compañía de mi hijo dice lo mismo, así que al final no se quién lo hizo. Aparte se pagaron unos corazones de plata que llevamos la familia colgados, con cenizas de mi hijo, y también la urna con sus restos.

– Qué versión del accidente les dió el Ejército?

¿La versión que nos dio el ejército? Primera mentira: el Coronel nos dijo que la noche era oscura. Segunda mentira: que había matorrales por lo que no se podía ver el cuerpo de mi hijo que estaba tumbado en el suelo; algo que es totalmente falso. Nosotros vimos las fotografías hechas por parte de la Guardia Civil y no se apreciaba por ningún lado, los mencionados matorrales.

– Imagino que hubo testigos. ¿Habló con algún compañero de su hijo tras lo ocurrido? ¿Qué le dijeron?

Más bien habló con algún compañero de mi hijo, mi hija Patricia, porque yo, la verdad, no estaba muy bien y estuve perdida durante mucho tiempo; cada uno nos dijo una cosa diferente. Hasta el conductor del BMR estuvo en mi casa, y nos contó una versión, que él llevaba órdenes del Sargento; el Soldado, no ve lógico que ese Suboficial, le dijera, una vez ya atropellado mi hijo, que le diera al vehículo para adelante y para atrás, pillando así el cuerpo de mi hijo.

Por otra parte, el compañero, que se encontraba cerca, dice que mi hijo le estaba hablando y, de pronto, escuchó un grito y salió, avisando al BMR que parara, que habían atropellado a su compañero. Si según la versión del Ejército, la noche era tan cerrada, que prácticamente no se veía nada, ¿Cómo es posible, entonces, que ese compañero viera que habían atropellado a mi hijo, y avisara al conductor del BMR? También dijo, que mi hijo se quejaba y echaba espuma por la boca; luego el Mando dijo que no tenía reacción y creían que estaba muerto pero se dieron cuenta que tenía pulso y le hicieron la reanimación pulmonar con el método del boca a boca. ¿Quién dice la verdad…? Allí se hizo un pacto de silencio y lo único que sacamos, porque un chaval se puso muy nervioso, es que en aquellas maniobras, se había bebido alcohol.

– ¿Por qué en varias de sus publicaciones en redes sociales, al poner como recuerdo la fotografía de Eduardo, dice que algún día se hará justicia? ¿Cree que fue un accidente? ¿Qué piensa la familia de todo esto?

Cuando me llamaron y hasta unos días después, creíamos que había sido un accidente, pero, cuando fuimos atando cabos, al ver y escuchar diversas cosas de varias fuentes, sinceramente desde ese momento, creemos que no fue tal accidente, que fue una inexplicable y fatídica negligencia. Allí, el que estaba era un sargento primerizo que no sabía ni se enteraba de nada. Se tomó alcohol, el BMR no tenía que pasar por donde estaba mi hijo; entonces, ¿por qué desvió su trayecto atropellándolo mortalmente? Ellos dicen que, porque había un pozo de tirador, pero, si supuestamente no se veía nada bien, ¿sí pudieron ver el citado pozo, pero sin embargo, a mi hijo no? Todo esto es muy raro.

– ¿Ha acudido a algún abogado o ha procedido en algún momento judicialmente para que sea investigado en profundidad, los motivos de la muerte de su hijo?

Sí. Cogimos un abogado que no ha hecho mucho…bueno algo sí, llevarse el dinero, no sé, lo que hizo la guardia civil ni con las fotografías sacadas, ni el motivo del por qué no se le hizo la prueba de alcohol y drogas a todos los militares que se encontraban en el BMR, pero sin embargo, a mi hijo si se la hicieron; tampoco se nos ha dicho nada si es que se ha investigado, a la velocidad que marchaba el BMR. Y otra cosa que invade mis pensamientos día a día, ¿porqué no llevaban puestas las gafas nocturnas militares, para poder ver mejor de noche?.

– El caso de Eduardo es uno de los muchos accidentes dentro de las Fuerzas Armadas que acaban cobrándose vidas humanas. ¿Por qué cree que el Ministerio de Defensa siempre guarda el máximo silencio posible? ¿Por qué tanta opacidad?

Para el Ministerio de Defensa estos hombres, chavales o como les quieran llamar, son números; les da igual si uno causa baja, ya vendrá otro. Tanto llenarse la boca de honor, lealtad una…perdone usted, si una persona, mando, soldado, lo que sea, comete un delito, una negligencia o lo que sea, debe de ser juzgado y pagar por lo que se hace y mucho más, cuando le cuesta la vida a una persona, destrozando por completo a toda una familia.

– ¿Les está ayudando económicamente el Ministerio de Defensa? 

Pasado un tiempo, me llamó una comandante psicóloga me llamó para ver cómo estábamos, y bueno, económicamente, se nos hizo entrega de lo que el Ministerio de Defensa da por fallecimiento en acto deservicio; es decir, la cantidad de 140.000 euros.

– ¿Le gustaría añadir algo más?

Decir por último que espero que la justicia divina no los deje vivir en paz en lo que les quede de vida, a quien lo hizo y quienes lo saben y callan allí en Melilla. Ya no queda nadie de los que había esa noche; solamente el teniente; los demás están en otros destinos o se han marchado ya de las Fuerzas Armadas.

Lo que pasó esa noche es un misterio que tapan muy bien. Yo sé que mi hijo era muy avispado y, por lo tanto, algo pasó allí. No había matorrales ni la noche era tan oscura. Dice el capitán que pasó para inspeccionar el terreno y dar el visto bueno a los BMR, que no había visto allí, en el lugar, a mi hijo que estaba allí tumbado, cuerpo a tierra.

¿Porqué el BMR se desvió de su camino inexplicablemente? Si no lo hubiera hecho mi hijo aún estaría aquí, al lado mío, al lado de sus hermanos y familia.

Me habían dicho, en su momento, que me correspondería una paga por la muerte de mi hijo en acto de servicio y nada, otra mentira más.

Pido justicia por mi hijo, y que no tapen más muertes en maniobras por culpa de negligencias, para algo se creó la justicia, y cada uno es dueño de sus actos. La ministra de Defensa por aquél entonces era María Dolores de Cospedal. Ni tan siquiera tuvo la delicadeza de llamarme telefónicamente para darme el pésame. Ni ella ni la actual, Margarita Robles.