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España no juega a nada, pero depende de sí misma para acudir al Mundial de Catar 2022

Luis Enrique volvió a sorprender con su alineación. Volvió a la fórmula de los dos centrales zurdos de la Eurocopa, con Iñigo Martínez por Eric Garcia, retrasó a Llorente al lateral derecho y Pablo Fornals fue la sorpresa en ataque. Reguilón, por su parte, entró por un tocado Jordi Alba. Un dispositivo que necesitó algo de tiempo para asentarse. Kosovo cogió descolocada a la zaga en un par de ocasiones, en una de ellas Unai Simón salvó un mano a mano a Rashica, pese a que existía fuera de juego.

Los balcánicos veían agujeros y Rashani disparó rozando el poste en otra oportunidad. España fue cogiendo el pulso al partido con el paso de los minutos y por fin pudo imponer su juego de toque. Las paredes empezaron a salir y en una de ellas, Morata dejó el balón para Pablo Fornals quien empalmó un zurdazo que entró por el palo corto.

El gol abrió un periodo en el que la Roja pudo sentenciar. Morata disparó por encima del larguero y el propio ariete juventino cabeceó un córner al lateral de la red cuando parecía gol. Carlos Soler, de falta, también puso en aprietos a Muric. Con este buen sabor de boca, los de Lucho se retiraron al descanso.

Unai evita el desastre

La dinámica, en cambio, varió en el inicio del segundo tiempo. Una mala cesión de cabeza de Laporte dejó a Rashica solo ante Unai quien evitó el gol con una buena salida con los pies. Peor fue la coordinación en el flanco izquierdo entre Reguilón e Iñigo Martínez que vio Muriqi para arrancar de su propio campo, encarar a Unai y rematar fuera. Otra cantada defensiva que pudo costar muy cara. La réplica fue un tiro de Soler que Fornals no pudo empujar a la red.

España estaba muy desajustada y entró Azpilicueta para poner orden pasando Llorente a la meduar, mientras que Adama fue la carta para dinamizar el ataque. El juego, sin embargo, no mejoró y Kosovo continuó disfrutando de ocasiones como un cabezazo de Rashani. Aún más claro fue un disparo de Bytyqi que obligó a Unai Simón a sacar una mano prodigiosa.

La victoria era imprescindible y Luis Enrique quiso asegurar con la entrada del veterano Albiol. Fue la mejora manera de cerrar el partido y dejar de sufrir.