Inicio Actualidad Eurovisión: Europa tal cual

Eurovisión: Europa tal cual

Andrés Palomares.-El ganador de la reciente edición del Festival de Eurovisión ha sido el grupo italiano Maneskin. Sus bizarros y crepusculares miembros estuvieron envuelto en la polémica por presunto consumo de drogas. ¿A dónde va a buscar la gente tan disparatadas y maliciosas conjeturas? Estos joviales y entrañables muchachos/as/es/xs apenas toman agua del grifo en vasos grandes. ¡Por Dios! Tienen todos/todas/todes/todxs pinta de llevar una vida muy sana. Se levantan a las 5 de la mañana para ir a varear olivos. Lo llevan en su ADN. ¿Acaso no se ve? En fin.

Pero esta no ha sido la única polémica de este circo anual que reúne lo más granado del zoológico moderno en un mismo escenario. El concursante bielorruso fue expulsado del certamen por haber presentado, al parecer, una canción a mayor gloria del presidente de su país (tratado por nuestra prensa lanar como un dictador comunista o algo peor) en la que ridiculizaba la oposición (esa que apoya y financia Occidente para que tome el poder en ese país, incluso complotando para el asesinato de sus autoridades máximas). En represalia por esta medida, y pensando sin duda en los apuestos y talentosos ganadores de esa edición, el Festival de Eurovisión ha sido tratado en la TV bielorrusa como “un bestiario de pervertidos, homosexuales degenerados, basura que apesta a Sida”. “Gracias a Dios que no lo emitieron en Bielorrusia”, se han felicitado. Nos alegramos por ellos. Y han añadido una coletilla lapidaria: “El mundo moderno de la democracia y el progreso avanza con éxito hacia la demencia total, hacia la perversión, hacia los individuos en tanga, hacia la destrucción de todo lo humano”. Sabias y musicales palabras. ¡Que Dios ilumine a los dirigentes bielorrusos y proteja a ese buen pueblo! Y que se mantengan bien lejos de ese aquelarre satánico que es Eurovisión, y en definitiva de ese vertedero cultural, político y moral llamado Europa Occidental. Amén.

Un verdadero amante de la música preferiría que le echaran plomo fundido en los tímpanos antes de tener que asistir al Festival de Eurovisión y soportar los berridos que en ese espacio se considera música. Mi gato canta mejor que estos adefesios cuando le piso el rabo sin querer.

Eurovisión se ha convertido en la exacta imagen de esta Europa grotesca y decadente, huérfana de educación artística, y de un nivel cultural tan deficiente como lo demuestra la ínfima calidad de los participantes y los temas propuestos en esta payasada que se repite año tras año sin que asome la esperanza de la cancelación definitiva de esta farsa de mal gusto.

Eurovisión, otrora espejo (en el terreno de la música ligera y popular) de una Europa decente, culta y civilizada ha dado paso hace ya tiempo a esta merienda de negros extravagante, esperpéntica y sobre todo “diversa” que es, sólo hay que verlo, la prueba irrefutable de los efectos nefastos y destructivos de la multiculturalidad, la tolerancia, la diversidad y todos los demás mantras del pensamiento único dominante actualmente.

Esta Europa que huele a crisantemos, aquejada de todos los achaques de la senilidad, confía en su babeante demencia de vejestorio que se caga en los pañales que el público de Eurovisión perpetuará su idea de cultura y de sociedad. Esta bacanal seudo artística y musical no deja de ser un espejo y un anticipo del proyecto de la Europa que nos imponen las élites que nos gobiernan: un manicomio sin pies ni cabeza. Pero la historia no está escrita y nadie puede asegurar que esto no tenga final ni remedio. Ya veremos.

PD. Voy a abrir una recogida de firmas en Change.org para que se le dé el Premio Nobel de la Cordura al presidente Aleksandr Lukashenko. Que bien se lo merece.