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Feijóo: «Sánchez ya es el portavoz del lobby del lawfare. Indistinguible de sus socios»

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha comparecido este jueves ante los medios de comunicación en la sede de su partido para comentar la carta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y su amenaza de dimitir tras la apertura de una investigación judicial contra su mujer, Begoña Gómez, por tráfico de influencias. Este ha sido el discurso completo del líder del Partido Popular:

Me dirijo a todos los españoles en nombre del primer partido de España. Pero también -estoy seguro- en nombre de la gran mayoría de ciudadanos que, al margen de sus convicciones políticas, asisten con estupor al último espectáculo que el señor Sánchez ha provocado.

Un presidente digno de nuestra nación no la somete al bochorno internacional como el que estamos viviendo. Un presidente responsable no lleva su corrosiva política al único proyecto de «divide y vencerás». Y un presidente respetable empieza respetando él a quienes le han dado el alto honor que ostenta.

Sé que muchos de ustedes están hartos de guiones en los que el protagonista es siempre el mismo, y el conjunto de ciudadanos no alcanzan ni la consideración de figurantes. Varios años de presidente y el señor Sánchez aún no ha entendido que la institución más importante de nuestro país son los ciudadanos. Ha dicho que se toma cinco días para pensar en sí mismo. En mi opinión, lleva cinco años haciendo exactamente lo mismo: pensar en sí mismo. Y basta ya.

Ningún español puede abandonar sus obligaciones por su propio interés, su conveniencia puntual o por eludir sus responsabilidades. Mucho menos puede hacerlo el que ostenta la Presidencia del Gobierno. No existe en ningún lugar del mundo la figura de presidente fijo-discontinuo.

Todos los servidores públicos tenemos que responder ante nuestras responsabilidades y el presidente del Gobierno de la nación, el primero. Una de ellas es dar explicaciones de manera inmediata sobre los casos de presunta corrupción que afectan a su Gobierno, a su partido y a su entorno.

Comprendo que no es agradable ni es apetecible, pero tiene que hacerlo porque es su Gobierno, su partido y su entorno. Debería haberlo hecho hace semanas y sus respuestas no han llegado. Por algo será.

Pudo, sin ir más lejos, hacerlo ayer mismo en el Congreso de los Diputados y tampoco. Por algo será. Repetir muchas veces lo que él llama derecha y ultraderecha para ver si la gente que le ha votado le perdona cualquier indecencia por cuestión de ideología… Lanzar graves y gratuitas acusaciones a los demás, obviando las fundamentadas que hay sobre su Gobierno y su partido….

Y, por último, desaparecer para ver si logra girar el tema de conversación y que los españoles olviden lo que estamos hablando es una frivolidad inaceptable. Todo parece indicar que ha puesto en marcha una operación de supervivencia política. Se busca movilizar a la gente bajo compasión porque ya no puede hacerlo por su gestión.

Y ya de paso, se pretende aprovechar para intimidar a jueces y a periodistas. Pero es que la imagen de toda una nación no puede secuestrarse para ponerla a disposición de la estrategia electoral y judicial del Partido Socialista. En ningún caso.

Ostentar el alto honor de la Presidencia exige mayor seriedad de la que estamos viendo. Aquí y en toda la prensa internacional. Creo además que subestima la inteligencia de la mayoría de los españoles, pero, sobre todo, insulta directamente a sus votantes porque considera que le permitirían cualquier cosa dividiendo a España en bandos.

La oposición –nos llame lo que nos llame– podremos decir muchas cosas… Los medios de comunicación también pueden decir muchas cosas, pero hay una realidad incontestable y es que hay una serie de investigaciones judiciales que afectan a su Gobierno, a su partido y a él.

Desde el año 2022 hay una investigación abierta por la Guardia Civil, por la Fiscalía Anticorrupción y por la Audiencia Nacional, con varios detenidos y derivadas que llegan a varios ministerios y al PSOE por malgastar y lucrarse con dinero público, y cuyos implicados, además, son los que portaban las maletas de la vicepresidenta venezolana en el aeropuerto de Barajas.

Hay una segunda investigación, reabierta hace pocas horas, que pretende dilucidar qué hay detrás del espionaje al móvil del presidente y otros dispositivos del Gobierno… sin que aún hoy sepamos qué había en ellos y qué se está jugando España -y con quién- con esta situación. Y hay una tercera investigación a su Gobierno sobre las vías de acceso a fondos públicos. Se cuestiona directamente si ha habido empresas que obtuvieron dinero de todos los españoles por la relación directa o indirecta de su entorno.

Sugiere que detrás de esto está la oposición. No. Está la Justicia. En todo caso, si hay un partido detrás de todo esto es el PSOE: el máximo y el único responsable de los hechos.

Nuestra responsabilidad se limita a exigir explicaciones sobre dudas que cada día se van acrecentando. Es nuestro deber. Y, si lo que se pretende es que ignoremos lo que está pasando, por responsabilidad, ya les advierto que no puedo hacerlo.

Primero negaron la mayor sobre la trama que les afecta. Después dijeron que era solo cuestión de un asesor sin importancia. Más tarde que sólo afectaba a un ministro. A continuación, eran varios cargos. Cuando ya no tenían salida, intentaron campañas de desprestigio contra todo y contra todos los que se les ha ocurrido.

Y, ahora estamos ante el nuevo capítulo de lo que llama malvada derecha y ultraderecha por si le cuela a algún incauto. Y lo más peligroso, ante la rehabilitación al máximo nivel de acusaciones de supuestos fachas con toga para amedrentar a la Justicia. Oficialmente y a ojos de todo el mundo, Sánchez ya es el portavoz del lobby del lawfare. Indistinguible de sus socios.

Siento decirle que o se equivoca de país o se equivoca de momento. En España nadie está al margen de la ley, se apellide como se apellide. Ni los españoles aceptan dobles raseros. Ni parecen dispuestos a que se amenace su convivencia y su concordia por la supervivencia personal de nadie.

Si a Sánchez le quitan las palabras ultra, extrema derecha y fachosfera no tendría nada que decir. No tiene principios sólidos, ni proyecto político ni Presupuestos Generales. Y por eso, como no puede gobernar por adhesión, pretende gobernar por compasión. No lo permitamos. Desconfíen de todo político del signo que fuere, que pinte la compleja realidad como un pueril asunto de unos contra otros.

No hay dos Españas enfrentadas sino un presidente enfrentado a la realidad y a los valores democráticos. A la Justicia. A la prensa libre. Al pluralismo político A todo el armazón institucional que hace de España una democracia plena. Es decir, enfrentado a la verdad.

Quiero finalizar transmitiendo un mensaje de tranquilidad y esperanza a los españoles. Es lamentable que casi un año después de las elecciones de mayo todo haya sido decadencia, ruptura de consensos, de amnistía y de corrupción. Sé que no ha habido nada más, que España requiere menos propaganda y más gestión. Sé que la gente sufre dramas más serios que los que pretende abanderar el señor Sánchez.

Sé que vivimos un tiempo triste, bronco y cansino, que urge sanar las heridas y las fracturas que se han generado. Ocurrirá.

Sé también que en todas las ideologías hay personas que no comparten lo que estamos viendo: provocar un enfrentamiento entre españoles, liquidar la Transición que dio lugar a la España democrática, la combinación tóxica de populismo, independentismo y desprecio a las instituciones.

Sé que muchos españoles que han votado a partidos distintos al mío no se sienten representados por esto y desean una nueva etapa. También pasará. Sé en definitiva que la gran mayoría entiende que España merece otro presidente que actúe con serenidad y con madurez. Y lo tendrá.

El señor Sánchez podrá seguir castigando los valores que compartimos la mayoría de los españoles. Podrá seguir practicando el cainismo entre los españoles, podrá incluso superar una moción de confianza si se lo propone porque el independentismo tiene ante sí el negocio que siempre ha soñado. Pero que sepa que al final se hundirá y que lo hará en solitario. Si aún lo desea todavía puede prolongar su agonía, pero no será más que eso: una agonía de quien ni ayer, ni hoy, ni el próximo lunes ha estado a la altura que merece este país.

El presidente del Gobierno de España no puede dimitir como quien se va de puente porque no le dan suficientemente la razón. El presidente del Gobierno de España no puede montar un espectáculo de adolescente para que vayan detrás diciéndole que no se vaya y que no se enfade.

Ser presidente es algo más serio. Ser presidente es rendir cuentas ante los ciudadanos, también cuando las circunstancias son incómodas. Ser presidente es mirar por los demás en lugar de hacerlo continuamente por sí mismo.

Y añado. Señor Sánchez, ser presidente del Gobierno de España claro que merece la pena. Solo que no a cualquier precio, ni de cualquier manera. La pregunta no es si merece la pena ser presidente del Gobierno de España. La pregunta es si merece la pena hacerlo como usted. Creo que hoy más españoles que nunca comparten conmigo la respuesta.

Muchas gracias.