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Feijóo se reunirá el sábado con barones del PP para plantear una alternativa al liderazgo errático de Casado

Pablo Casado y Núñez Feijóo.

LR.- «Es como el caballo de Atila, por donde pisa bajamos en votos». Es el testimonio de un dirigente gallego del PP al referirse al líder de su partido, Pablo Casado. Su desazón con Casado es ya compartida por cada vez más gente influyente dentro del principal partido de la oposición. Empieza a instalarse en ellos el convencimiento de que, sin un verdadero cambio de timón, el ‘sorpasso’ de Vox es inevitable. Para conducir la nave del partido, todas las miradas coinciden en un destinatario: Alberto Núñez Feijóo, actual presidente de Galicia.

En el Palacio de Raxoi, sede del Gobierno gallego, sonaron todas las alarmas horas después de la debacle electoral del PP en las autonómicas catalanas. Encuestas internas confirmaban el estado comatoso del partido que gobierna en la región. De acuerdo a esos datos, Vox obtendría hoy un 18,4% de los votos frente a un 20,9% para el PP. La distancia es cada vez menor y crece el convencimiento de que Casado es incapaz de hacer una lectura proporcional a la gravedad de la situación en la que vive su partido. «Vive instalado en una realidad paralela, incapaz de la mínima autocrítica y de asumir su responsabilidad en el estancamiento del PP, pese a un contexto económico, sanitario y social que, con otra persona al frente, habría disparado sus expectativas de voto, como ocurrió con Rajoy ante la crisis económica con Zapatero», apunta la misma fuente.

El martes 16 de febrero, después de la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular, Pablo Casado valoró los resultados de su partido en los comicios catalanes. Aunque reconoció el fracaso del PP, se autoexcluyó de su máxima responsabilidad y culpó de los malos resultados a la abstención, sus predecesores y a la trama Gürtel. Es dudoso que los votantes catalanes que dieron la espalda al PP tuvieran en cuenta estos vectores a la hora de decantar su voto en favor de otras opciones, pero Casado ya tenía su relato antiinculpatorio, lo que a la postre sirvió para convencer, hasta a los más renuentes al cambio, de la necesidad de que éste se produzca si quieren que el partido siga vivo.

Algunos no dan crédito a la pretensión de Casado de parapetarse de sus fracasos aludiendo al pasado y a líderes como Aznar, Rajoy e incluso el propio Fraga. Recuerdan que con ellos al frente del partido, se lograron mayorías absolutas y éxitos sin precedentes en materia económica. No conciben que se utilice el pasado, con todos sus errores, para camuflar un problema que es sobre todo de coherencia ideológica y de falta de un discurso que atraiga a los potenciales votantes. «Las improvisaciones se han sucedido sin descanso. Un  viernes se apelaba a un gobierno con Vox y al lunes siguiente se defendía un viraje al centro. Se elige a Cayetana para dar voz al discurso oficial del PP en el Congreso, y a los pocos meses se decide que el discurso tiene que ser otro y estar representado por Cuca Gamarra», lamentan.

El secretario general del PP y principal lugarteniente de Casado, el murciano Ignacio Egea, no sale mejor librado en la valoración de los críticos. Hace unos días aseguraba que los socialistas habían dejado fuera a Podemos en la negociación para la renovación del CGPJ. Estas declaraciones fueron desmentidas casi al unísono por socialistas y los morados: «No ha cambiado nada en la negociación del CGPJ». Sus errores son tan frecuentes que han acabado por erosionar su figura como la de un político insolvente y sin tablas.

Tampoco se entiende la abracadabrante decisión de poner en venta la sede de Génova, con la irrisoria pretensión  de que la enajenación del edificio sirva de «borrón y cuenta nueva» en la psique de los votantes. «No se ha tenido en cuenta, que el edifico tiene una hipoteca pendiente de 10,4 millones de euros, y que su precio de venta puede ser inferior al de compra», objeta el economista Isaac Durán. Y no solo eso. Casado se ha pasado por alto el artículo 1.4 de los estatutos del partido, que fija la sede nacional del partido en el número 13 de la calle Génova de Madrid, solo puede ser trasladada por acuerdo de la Junta Directiva Nacional. Ello implica que, para su venta, se necesitaría el voto afirmativo de más de 360 miembros de dicha junta.

No es por tanto raro que tanto PSOE como Vox estén encantados con Casado y su retahíla de fracasos electorales. Tanto que Pedro Sánchez le ha obsequiado con el envenenado título honorario de jefe de la oposición, el mismo que ya ostentó Manuel Fraga durante los años del rodillo socialista.

Hay pocas dudas entre los barones del PP que, de celebrarse hoy elecciones, la distancia con respecto al PSOE no sería inferior a los 8 puntos. Y ello, según recalcan, en el peor momento económico que puede vivir un gobierno. «Si estos meses de profunda crisis no nos han servido para que acortemos diferencias con el PSOE, imagine lo que ocurriría en unas elecciones dentro de un contexto general más favorable a los intereses del Gobierno. Está claro que Casado está dilapidando la opción del PP como una alternativa posible», remacha otra fuente.

Así las cosas, Feijóo concita hoy la única esperanza de revertir una situación que tiene trazos agónicos. Juegan a su favor sus cuatro mayorías absolutas en Galicia y su fama de político sobrio y gestor eficaz. Poco amigo de las estridencias, Feijóo puede presumir de mantener a raya a Vox y convertirlo en un partido testimonial, con nula presencia en las instituciones gallegas.

AD ha sabido que el mandatario gallego se reunirá el próximo sábado con varios barones del PP para pergeñar un plan de ruta orientado a un próximo cambio en la dirección nacional del partido. Casado ya ha agotado todo su crédito y tan solo sus más estrechos allegados defienden su liderazgo como la opción más juiciosa. Existe además el convencimiento de que hay poco tiempo para evitar la caída libre que ya se otea en el horizonte y recuperar la fortaleza que tuvo el partido cuando era gestionado por los dirigentes de los que hoy apostata Casado.

La reunión de Feijóo con barones regionales tendrá lugar en un hotel de la capital madrileña. Fuentes del PP gallego nos han confirmado que la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se ha desmarcado del encuentro.

Feijóo viajará hasta Madrid en coche y retornará a Galicia el mismo sábado por la noche. De lo que ocurra en la reunión dependerá la correlación de fuerzas en la derecha española.