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La religión oficial del multiculturalismo

BD.- No nos engañemos. Estamos ante una especie de religión, un sistemas de creencias. Los dogmas principales de esa religión son: “la inmigración es buena”, “las razas son iguales”, “nos pagarán las pensiones”, “hacen el trabajo que no queremos hacer”, “los necesitamos”, “la diversidad enriquece”, “todos somos inmigrantes”… Creer o reventar…

Esa es la religión oficial. Estamos en el terreno de lo irracional, de la magia, de lo vaporoso. Nos ha dado por ahí como hace unos lustros nos dió por los ovnis o la posesión diabólica.

Aquello en que se cree debe de estar por encima del entendimiento racional y de toda explicación lógica, sino ya no sería una creencia, seria una constatación de un hecho científicamente demostrable y no “molaría”. El personal quiere fantasmadas, no cosas concretas, quiere asomarse al mundo oculto e inmaterial.

Cuanto más absurdos e indemostrables (más mágicos) sean los enunciados de esa creencia, más valor adquiere esta a los ojos de sus adeptos. Una religión sin misterios es una cagada de religión.

Es una pérdida de tiempo tratar de rebatir las creencias ajenas, si estas pertenecen al terreno de la fe en lo indemostrable. Nunca un argumento racional ha servido para hacer dudar a un creyente porque este no ha llegado a su fe a través de un “recorrido” racional, y además necesita de esa fe por motivos que nos son del mundo de la razón.

Quien cree en la virginidad de María no dejará de creer en ello por muchos trabajos científicos que le pongamos ante las narices. La demostración científica es totalmente impotente ante la cerrazón de la fe. Y eso es precisamente una fe, una confianza ciega en una verdad que está más allá de la comprensión humana, pues es de origen divino.

La fe del creyente es un muro de cemento armado contra el que se estrella cualquier argumento, del calibre que sea. El creyente no rebate nunca los argumentos en contra, posee la verdad. Lo que sí hace, si tiene el poder de hacerlo, es castigar con el silencio o la represión a los blasfemos.

Ejemplo. Dogma de fe: María es virgen y madre. No se admiten discusiones ni se ofrecen pruebas de este portento. Punto. A partir de ahí, traer a un médico al debate para demostrar la imposibilidad científica de tal cosa es entrar en un callejón sin salida. La ciencia obstetrico-ginecológica es totalmente incapaz de hacer la menor mella en el edificio intocable de esa fundamental verdad..

Los creyentes no debaten de sus creencias, hacen proselitismo cuando están en minoría, y reprimen cuando llegan al poder. La religión oficial de los derechos humanos, del antirracismo, etc, no es diferente en ese aspecto. Cuando se avanzan datos acerca de hechos que contradicen los dogmas de esa religión oficial, se rechaza toda forma de debate y se hace callar al contradictor. La Inquisición vigila ¿Qué les importa a los “Guardianes de la Verdad” los datos contrastables, la realidad de las cosas y las malditas estadísticas de los enemigos de la fe? ¡Llévense a este blasfemo al calabozo! ¡Junten leña par la hoguera!

El multiculturalismo es maravilloso, repite incesantemente la cantinela oficial. ¡Ojo con decir lo contrario! Vale, muy bien, de acuerdo… Eppur si muove… Y sin embargo, se mueve… (decía Galileo Galilei).
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