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La respuesta conservadora al discurso globalista de Greta en Davos – La Gaceta de la Iberosfera

La activista ecologista Greta Thunberg ha definido la actitud de los líderes mundiales ante la “crisis climática” como “más de tres décadas de bla bla bla” durante su participación virtual en el globalista Foro de Davos.

En el vídeo, publicado también en sus redes sociales, denuncia que se escucha a “líderes hablar de una emergencia climática existencial, pero (…) establecen objetivos vagos, hipotéticos y muy distantes en el futuro”.

A juicio de la activista de 18 años, “las cumbres actuales no cambian nada”. “Solo estoy aquí para recordarles una vez más la emergencia en la que estamos. No estoy aquí para hacer tratos. No pertenezco a ningún interés financiero o partido político”, añade. Excusatio non petita…

En los últimos meses, el globalismo -con Greta a la cabeza- ha celebrado la aparición del coronavirus porque “beneficia al medio ambiente” y era un “inesperado aliado frente al cambio climático”. Así, pudimos constatar en la web National Geographic  cierta satisfacción porque “el descenso de la cantidad de desplazamientos en vehículos a motor, la disminución de la producción industrial y el consumo se traduce en menos contaminación, aguas más limpias y cielos más claros”.

Lo cierto es que ahora cabe repensar la relación con el medioambiente en tiempos de covid-19. Desde el conservadurismo, para lograr una sociedad más consciente de sus deberes y para mostrar que “conservador” no significa “inmovilista”.

Una propuesta es la potenciación del teletrabajo, la posibilidad de realizar desde casa muchas de nuestras tareas cotidianas. No debería imponerse desde arriba, como un coletazo de las economías planificadas, y podría resultar beneficioso tanto para el empleador (menos gasto en mantenimiento de oficinas) como para el empleado (más horas de disfrute de la comodidad de su hogar y menor tiempo y dinero dedicados a los desplazamientos). En este sentido, podría redundar en la reducción del uso del transporte urbano y con ello en menos contaminación.

Otra propuesta es el replanteamiento de nuestros hábitos de consumo, en especial los alimenticios. Muchas amenazas patógenas futuras podrían mostrarnos lo importante que es una correcta trazabilidad de lo que ingerimos. Por tanto, cobra interés retomar el consumo de productos de proximidad que, además, benefician al medioambiente por el ahorro de transportes.

Asimismo, el sector turístico podría replantearse viejas rutinas a partir de esta experiencia pandémica. Sin olvidar todo el turismo internacional, se podría apostar por el turismo de proximidad, que resulta mucho más sostenible para el medioambiente. Y promover así la reducción del tráfico aéreo mediante alternativas cómodas para el viajero.