Inicio Actualidad La sombra de «Barbie» alarga la comicidad de Vox Málaga: Apenas 20...

La sombra de «Barbie» alarga la comicidad de Vox Málaga: Apenas 20 personas en las mesas informativas instaladas en tres municipios

AD.- Una mañana de sábado nos comunicaron la infausta nueva: el partido que lidera testaferreamente el indigno de Antonio Sevilla está cada vez más alejado de los afiliados. Desde que Patricia Rueda se metió a pastorcilla, el rebaño de Vox Málaga anda desmelenado y disperso.  Una  cosa es que la mayoría esté calladita, a verlas venir por si cae un carguito de coordinador, y otra es que esté dispuesta a seguir a unos dirigentes inconsistentes, inútiles, inopes, de pacotilla, de pega… pero tendentes al abuso. Lo hemos visto esta semana con la renuncia al cargo de la responsable de juventud, Cristina Moya, que ha dicho ‘nones’ a esa forma sumarísima de ejercer la política y que consiste en darle una patada a la ética y a la estética. En Vox Málaga se cotizan más las sirenitas que los intelectuales, que algunos hay. Lo que no puede entenderse es para qué se puso a Antonio Sevilla al frente de una gestora si al final los que mandan son esas dos vetas sin sustancia moral ni ideológica que todos conocen. Mientras, José Enrique Lara, edifica a todos con su silencio y su compostura. ¡Ay esos tiempos en los que había orden y los jacobovázquez de turno eran despachados con una patada en el culo cada vez que intentaban imponer su autoridad sobrevenida!

Aquella fe romántica en un proyecto político en el que casi nadie creía en 2014 fue hermana mayor de esa otra fe de Vistalegre que atrajo a tanto advenedizo y a tanto converso de última hora. Entre ellos a Patricia Rueda y a toda esa patulea de chuflas encabezados por Juan Herrera. Con Lara, al menos, el lumpen estaba a buen recaudo y no se3 pasaba difamando todo el día.

La prueba definitiva de que Vox Málaga se ha convertido en todo un esperpento en manos de Patricia Rueda y Jacobo Vázquez, con el indigno Sevilla oficiando de conmilitón, la hallarán los lectores en las mesas informativas que instaladas ayer en tres municipios de la provincia. Por un lado, no se tuvo el detalle de avisar a los afiliados, y por el otro, ni falta que hacía, dado el fracaso que alcanzó el esperpéntico experimento callejero. La mesa informativa de Torremolinos, el pueblo donde vive el indigno, congregó a catorce personas. Había que tener la cara muy dura para poner nada menos que a Fernando González al frente de la mesa informativa de Manilva. Junto a él, cuatro gatos (literalmente hablando). En la localidad natal del conde de Fuengirola (es conde la vergüenza), nueve personas. Cómo saldría el fracasado experimento que ni siquiera informaron del asunto en redes sociales. ¡Qué tiempos aquellos en los que las mesas informativas congregaban a decenas de entusiastas colaboradores!

Un partido necesita, como presupuesto de existencia, unas buenas dosis de dignidad y de decoro. Su actividad al final queda limitada por el alcance de sus propias fuerzas. Cuando más, si acaso, por el sentido moral del que dispongan sus líderes. A esa merma debe Vox Málaga su aparente vidriosidad. Rueda, Vázquez y Sevilla son un estorbo en el camino de Vox en Málaga. ¿Cómo revivificar el patriotismo frente a la izquierda con personas sin más ideales trascendentes que sus propios fines? Hace solo unos meses, la valía de los militantes de Vox Málaga no se medía en torno a determinadas características inconfesables, sino que venía prefigurada por su mayor o menor competencia. Para que triunfe cualquier proyecto es imperativo que estén al frente los mejores, y no los amiguitos ni las amiguitas.

La desolada imagen ayer de las mesas informativas de Vox Málaga debería ser la mejor constatación de cómo no se puede pedir la colaboración de esa misma gente a la que se niega hasta el derecho de decidir si quieren que su partido continúe en las penosas manos de «Barbie» y «El chusquero». Si la parejita que hace y deshace quiere aguantavelas, con Antonio Sevilla se basta y se sobra.