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Las barbas peladas del kirchnerismo

El monumental tortazo que el kirchnerismo se ha pegado en las elecciones primarias en Argentina debe servir para que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, si es que es capaz de salir de su burbuja de vergonzosos pasillos de aplausos, vea su futuro con nitidez. Los dos presidentes, Fernández y Sánchez, unieron sus destinos cuando en encuentros bilaterales se felicitaron el uno al otro con un cinismo trágico por su ‘magnífica’ respuesta a la pandemia y por el empeño que sus administraciones habían puesto en no dejar a nadie atrás. El marketing político del socialismo alardeaba de lo que los datos fríos nos confirmaban: que España y Argentina habían sido dos líderes mundiales… en negligencia, incompetencia e improvisación.

El resultado de las elecciones primarias, además de la sanísima irrupción de Javier Milei en la escena política con un discurso de reacción al peronismo de un lado y de otro —dos expresiones de la misma casta política que siempre acaba pactando para que nadie cambie—, confirma que ni siquiera el marketing gubernamental, es decir, disfrazar la realidad usando el dinero de los contribuyentes para engañar a esos mismos contribuyentes, podrá salvar al corrupto kirchnerismo y al ilegítimo sanchismo de su inevitable derrota.

Para cuando llegue ese momento, y ojalá que sea pronto, las fuerzas de la oposición deberán estar preparadas para que todo cambie de verdad y así enviar, sin dudas de ningún tipo y sin complejos, al socialismo negligente y delictivo al olvidadero de la Historia. No hacerlo así será dar otra vez alas a la izquierda populista aliada de las fuerzas liberticidas que campean en la Iberosfera. Una izquierda anclada en el pasado, refractaria a reconocer sus múltiples errores, y a la que no se pueda dar la posibilidad de volver a gobernarnos con la incompetencia demostrada de siempre. De siempre. Pero que cada día va a más, como el recibo de la luz y el cansancio de los votantes que sólo quieren libertad.