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Los inmigrantes ilegales tendrán acceso a sanidad en las mismas condiciones que los españoles y sin necesidad de justificar su residencia

AD.- En España, a día de hoy tenemos no menos de 8 millones de extranjeros que han llegado, la mayoría de ellos, en los últimos 15 años. Casi todos ellos han entrado a España de manera ilegal, como turistas o desembarcando en una playa nocturna, pero sin permiso ni autorización alguna de las autoridades, y menos con el consentimiento de la mayor parte de la población española.

Los diferentes gobiernos de izquierda y de derecha de esos años han permitido esa masiva inmigración, porque les convenía a cada cual por motivos distintos. No es el caso repetir una vez más lo que ya es de sobra conocido al respecto. La crisis que padece España y que todo indica que va a continuar, no ha frenado de manera sustancial la llegada de nuevos inmigrantes, al tiempo que pocos de los que ya estaban aquí han retormado a sus países. Siguen llegando a nuestro país varios cientos de miles de inmigrantes al año en estos momentos.

La situación de quiebra del país y la falta de perspectivas de mejora a corto plazo no es ningún impedimento para disuadir a estos nuevos inmigrantes de venir a España, ya que ellos no buscan un trabajo que saben que ya no existe, sino que vienen a acogerse a los beneficios del Estado de bienestar que rige en España (por poco tiempo, al paso que vamos). No son trabajadores que vienen a aligerarnos la carga, son parásitos que vienen a que los mantengamos. Sumando los que están aquí y los que llegan a diario, más los nacimientos in situ de esa inmigración, el número de inmigrantes llegará pronto a los 10 000 000 (diez millones). El problema migratorio está destinado, pues, a crecer y a empeorar.

En Europa la inmigración no europea comenzó en los años 60 del siglo pasado y se volvío masiva a partir de los años 70. En España empezó en la década de los 80 y se volvió masiva a partir de los años 90. A pesar del “retraso” en sumarnos a este movimiento, hemos alcanzado a aquellos países que habían comenzado mucho antes que nosotros en esta vía. Si el proceso en curso no se detiene y se revierte, la población autóctona española se verá en una posición de minoría antes de pocas décadas, tal vez pocos lustros.

Los españoles siguen, a pesar de todo, votando a los que han creado esta situación y hacen como si éste no existiera, a pesar de que constituye el mayor problema que afecta a los españoles y pone en peligro su futuro.

La cuestión de la inmigración es una cuestión fundamental pues esta compromete la misma supervivencia de nuestro pueblo y nuestra cultura. La izquierda y la derecha tienen, con pocos matices, la misma política en materia de inmigración. Las dos caras del sistema simulan estar en desacuerdo sobre cuestiones menores para tapar antes los electores su completo acuerdo sobre lo esencial: la tolerancia activa ante la inmigración masiva.

La inmigración provocará la ruina de los sistemas sociales y de los servicios públicos. La seguridad social, la escuela pública, el sistema de jubilaciones, el sistema de vivienda social, han empezado a implosionar bajo el peso de esta inmigración creciente e insaciable, al verse superados por el número por las dificultades sociales inherentes a las poblaciones inmigrantes, desbordadas por otra parte por los comportamientos incívicos y delictivos de estas poblaciones. Ya no hay dinero ni crédito para hacer frente a estos desbocados gastos que genera esta inmigración, convertida en una auténtica carga para España. Dentro de pocos años, únicamente los miembros de las clases altas podrán costearse la sanidad, escolarizar sus hijos en un contexto favorable y disponer de un nivel de vida decente al llegar a la jubilación. Los demás, en particular las clases más bajas, aplastados bajo la carga de impuestos cada día más pesados para sus maltrechas economías, serán apartados de los servicios públicos a los cuales tuvieron acceso un día.

Asistencia sanitaria gratuita

Inmigrantes atendidos en un centro de salud de Barcelona.

Inmigrantes atendidos en un centro de salud de Barcelona.

Los inmigrantes en situación irregular tendrán derecho a recibir asistencia sanitaria en las mismas condiciones que los españoles sin necesidad de justificar su residencia en España, si los servicios sociales constatan que su país no puede abonar esta cobertura.

Así lo establece el borrador de real decreto, según Efe, que establece la cobertura sanitaria para todas las personas, tanto para las que se encuentran en situación regular, que son la mayoría, como las procedentes de países que no puedan sufragar esta asistencia o que no cuenten con un tercero, por ejemplo un seguro médico, que pueda abonarla.
Para los inmigrantes irregulares, la norma excluye la obligatoriedad de acreditar el periodo mínimo de empadronamiento de 90 días, que preveía la Ley de Extranjería para obtener la residencia temporal.

Serán los servicios sociales de las comunidades, a través de un informe previo, los que tengan la potestad de acreditar y conceder el derecho a la asistencia sanitaria a los extranjeros que no hayan superado el periodo de estancia temporal a la que se refiere la Ley de Extranjería, es decir los 90 días.

Para los inmigrantes que residen en España de manera regular, las comunidades autónomas serán las encargadas de fijar los requisitos y la documentación que deben aportar para obtener cobertura sanitaria.

Además, el decreto modifica la reforma sanitaria de los populares de tal forma que los extranjeros no registrados ni autorizados como residentes en España abonarán sólo un 40 % del precio de los medicamentos prescritos.

El sistema se ha desentendido de los intereses del pueblo español

Qué clase de argumentos pueden oponer a esto los electores de los partidos del sistema? ¿Una política de esa naturaleza provocaría tensiones? Sin duda. Pero antes estas medidas sean tomadas, mejor serán limitados y controlados los conflictos por venir. La inmigración crece y con ella los problemas inherentes a la falta absoluta de una política razonable al respecto. Estamos en pleno descontrol. El sistema se ha desentendido por completo de los intereses del pueblo español y de la misma supervivencia de España. Hemos asistido a un reciente cambio de gobierno y sin embargo no se aprecia cambio alguno en esta matería. Es más, esta cuestión sigue absolutamente ausente del debate político. Como si no existiera. El gobierno actual, tanto como el anterior, habla tanto de los problemas de la inmigración como de los elefantes voladores: eso no existe, por lo tanto no se debate .