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Mientras su hijo es investigado por corrupción en Ucrania, Biden envía 125 millones de dólares al gobierno ucraniano como «ayuda militar»

El Departamento de Defensa de los Estados Unidos anunció este lunes 1 de marzo que proveerá a Ucrania de un paquete militar de un valor de 125 millones de dólares para ayudar a las fuerzas armadas de este país, siendo este el primero de los paquetes militares de ayuda aprobados por la administración del presidente Joe Biden.

El paquete está financiando bajo los programas nacionales de «Financiamiento Militar Foráneo» y la «Iniciativa de Asistencia de Seguridad a Ucrania», los cuales incluyen incluyen entrenamiento, equipamiento y esfuerzos de asesoramiento para Ucrania y para que otras naciones desarrollen sistemas de defensa con equipamiento norteamericano.

La ayuda incluye dos barcos militares, radares antiartillería y equipamiento táctico, como así también brinda apoyo continuado a la capacidad de análisis y de imágenes por satélites de las fuerzas ucranianas.

La reciente aprobación de este paquete militar se da en el marco del endurecimiento de la postura del gobierno de Biden sobre el conflicto que Ucrania mantiene con Rusia, luego de la anexión rusa de la Península de Crimea en el 2014.

Es por esto que el Pentágono se encargó de aclarar en un comunicado tras la confirmación de la venta de este nuevo paquete de que el mismo está destinado a facilitar de que Ucrania «se defienda más efectivamente de la agresión rusa».

Tres días antes de este comunicado, Biden también lanzó una dura advertencia a su par ruso Vladimir Putin, asegurando de que «nunca reconocerá la soberanía rusa sobre Crimea», la cual calificó de «invasión militar ilegal».

Desde los albores del conflicto y la intensificación del mismo a principios de 2014, la posición de Estados Unidos en la pugna por Crimea ha sido objeto de un largo y arduo debate en el Congreso y en la opinión pública nacional.

Apenas se inició el conflicto, Obama titubeó en proveerle armas letales a Ucrania como misiles antitanque pese a que diputados demócratas le urgieron al entonces presidente que actúe decisivamente en contra de Rusia.

Con su llegada al poder, Trump culpó acertadamente a Obama por no haber evitado la ocupación rusa de Crimea, y además aprobó la venta de estos misiles antitanque para Ucrania.

Esta venta se convirtió en el primer caso de impeachment que lo demócratas presentaron contra Trump en enero del pasado año, afirmando de que el entonces mandatario había estado envuelto en un «quid pro quo», una alocución latina que hace referencia a «dar algo a cambio de otro algo».

De este modo, los demócratas apuntaban de que el ex-presidente Trump en una llamada en julio de 2019 le había manifestado a su par ucraniano, Volodimir Zelensky, que sólo aprobaría esta venta de equipamiento militar si el país europeo le hacía el favor de investigar la estadía del hijo del entonces candidato demócrata Joe Biden, Hunter Biden, en la empresa ucraniana gasífera Burisma.

Dicha estadía de Hunter envolvía serias alegaciones de casos de corrupción internacional, tráfico de influencias y conflicto de intereses.

Más tarde, Trump terminó siendo absuelto en el Senado ante estas acusaciones, pero los negocios del Hunter y su padre no quedaron zanjados aún, lo que demuestra que Trump siempre tuvo la razón.

Trump celebrando su absolución frente a las cámaras en febrero del año pasado.

Ahora, con Trump ya fuera de la Casa Blanca, ya ningún periodista hace preguntas sobre esta reciente venta militar ni indaga más en el tema, puesto que resulta sospechoso que la primera gran venta militar de Biden sea a el país al cual él y su hijo están profundamente ligados.

En mayo del pasado año, un miembro del Parlamento ucraniano hizo públicas unas grabaciones telefónicas entre Joe Biden y el entonces premier ucraniano Petro Poroshenko que datan desde el año 2015, fecha donde Biden ejercía como vicepresidente de Obama y supervisaba toda la diplomacia del país en suelo europeo.

En las llamadas, Biden le pedía explícitamente a Poroshenko que despidiera a un fiscal de nombre Viktor Shokin debido a que este se encontraba investigando a Burisma; la empresa en donde su hijo Hunter formaba parte de la Junta Directiva a la que se había unido en marzo de 2014.

Meses después, el Comité de Seguridad Nacional del Senado brindó un informe en la que calificaba la posición de Hunter en la empresa—a la cual renunció recién en el 2019—como «altamente problemática» y como un «serio conflicto de interés».

En dicho informe se describe que el dueño de esta empresa, Mykola Zlochevsky, le pagó sobornos de hasta más de 7 millones de dólares a la oficina del fiscal para que cierre la investigación sobre Burisma sólo 7 meses después de que Hunter se haya unido a la Junta Directiva de la compañía.

Las acusaciones de corrupción contra Hunter derivaron en una investigación federal mucho más extensa iniciada a principios de enero del 2019 por el entonces Ministro de Justicia de Trump, William Barr, en la que se apuntaba al hijo del ahora presidente por supuestas actividades ilícitas y de corrupción no sólo por Burisma, sino también por sus lazos con empresas estatales chinas.

Hace unas semanas, al ser abordada y preguntada sobre si planeaba retomar la investigación de corrupción sobre Burisma ahora que Biden está en el poder, la Fiscal General de Ucrania, Iryna Venediktova, dejó en claro que la investigación se encontraba totalmente cerrada.

Por su parte, hace semanas que no se tiene conocimiento sobre el progreso de la investigación iniciada por el Departamento de Justicia nombrada anteriormente. La última actualización de la misma ocurrió en diciembre del año pasado, unas semanas antes que Trump abandonara la Casa Blanca.

En una reciente encuesta, 17% de los votantes de Joe Biden en la última elección afirmaron de que no sabían de los escándalos de corrupción de su hijo y de su familia debido al blindaje mediático que los medios hicieron para así no perjudicar al ex-vicepresidente durante la campaña, y que si los hubieran conocido, hubiesen cambiado su voto.