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Pascua vetada y otro ‘verano covid’: el turismo en Portugal se queda sin aire

«La Pascua no será como la conocemos». Es el aviso Gobierno luso, un augurio que da el último golpe al ya vapuleado sector turístico en Portugal, que tendrá que esperar hasta el verano para tratar de remontar una pandemia que en 2020 le hizo perder dos tercios de sus ingresos.

La situación empieza a ser descrita como «catástrofe» por profesionales del sector, que es la mayor actividad económica de exportación para Portugal y aporta un 8,7% de su PIB. O aportaba, antes de la llegada del coronavirus.

La pandemia ha hundido al sector en 2020, año en que los ingresos totales cayeron un 66 %, hasta alcanzar los 1.500 millones de euros; no se hacía una caja tan reducida desde 2008.

El principal problema ha sido la caída de turistas internacionales, disparados en los últimos años, cuando Portugal se alzó como destino de moda, y ahora alejados por las restricciones de la covid-19. Los pernoctaciones de viajeros internacionales se desplomaron un 75 % el año pasado, cuando visitaron Portugal 12 millones de personas. El valor más bajo desde 1984.

Y más cifras del siglo XX: el año pasado los turistas portugueses superaron a los extranjeros por primera vez desde 1978 al sumar 13,6 millones de pernoctaciones, un auténtico salvavidas para regiones que basan su economía en el turismo, como el Algarve.

El peor mes de pandemia en Portugal: bienvenidos a la catástrofe

Pero el flotador se ha pinchado para la Pascua. La dura tercera ola de coronavirus, que convirtió a enero en el peor mes de la pandemia para Portugal, con sus hospitales al borde del colapso, llevó a imponer un estricto confinamiento que no tiene fecha para acabar.

Los profesionales del sector no se hacen ilusiones: el debate debe ser ya sobre qué se puede hacer en verano, que no será, aseguran, un periodo normal de nuevo, dado que para entonces no se habrá alcanzado la inmunidad de grupo.

«Ya se perdieron las temporadas altas del año pasado y tememos que lo mismo pueda ocurrir este año, lo que sería catastrófico para las empresas de alojamiento turístico y restauración y bebidas», apunta a Efe Ana Jacinto, secretaria general de la Asociación de Hostelería, Restauración y Similares de Portugal (Ahresp). La ausencia de turistas ha llevado a estas empresas a una «difícil situación económica, en el límite de la supervivencia», sostiene Jacinto, esto «sin hablar siquiera de aquellos que ya tuvieron que cerrar».

Desde la Ahresp asumen los peores augurios, que especulan con que no se desconfinará hasta después de la Pascua, perdiéndose el inicio de la que tradicionalmente era la temporada alta.

Por el momento, solo el 12% de las empresas de alojamiento turístico dicen tener reservas para la Pascua, según los datos que maneja Jacinto, que destaca la gravedad del dato: «Es un valor muy reducido, con una ola de cancelaciones ocurriendo al mismo tiempo, lo que nos deja muy preocupados en relación al futuro próximo».

Por eso ya se piensa en el verano. Portugal, que debatió intensamente sobre «salvar la Navidad», ni se plantea un rescate de la Pascua y salta directamente al periodo estival, que también será restringido, ya que la ansiada inmunidad de grupo por las vacunas no llegará, calcula el Gobierno, hasta el otoño.

La esperanza británica

«En este momento nuestras perspectivas van para los meses de verano, y aun así muy condicionados dado las informaciones que vamos teniendo en relación a las restricciones», comenta a Efe Elidérico Viegas.

Viegas, presidente de la Asociación de Hoteles y Emprendimientos Turísticos del Algarve, una región apoyada en el turismo y que registra el mayor aumento del desempleo de Portugal en 2020 (actualmente el 8,3 %, 1,5 puntos superior a la media nacional), cree que 2021 será «más o menos idéntico a 2020». Es decir, con un verano apoyado en el turista nacional para tener alguna actividad en un año en el que no hay optimismo.

«En 2020 tuvimos una ocupación del 27,5 %, y eso influenciados por enero y febrero, meses en los que aún tuvimos ocupaciones normales», recuerda, justo antes de que se desatara la pandemia. Este enero, sin embargo, ya han registrado pérdidas de cerca del 80 %.

Junto a los turistas portugueses, el gran deseo es recuperar a los británicos, el principal mercado para Portugal -representan casi un cuarto del total de visitantes-, que primero temió perderlos con el Brexit y ahora lo hace con las restricciones ante la covid. En 2020 las pernoctaciones de británicos se desplomaron un 78,5 % aunque siguieron siendo el principal mercado para Portugal, un 16 % del total.

Le siguen el mercado alemán, con una cuota del 14,6 % el pasado año, y el español, con un peso de 14,5 %, aunque ambos con descensos superiores al 65 % si se compara con el ejercicio anterior.

Mejorar estos números llevará tiempo, asume Viegas, que prevé casi cuatro años de dificultades hasta volver a niveles de 2019. En 2021 habrá que seguir resistiendo, admiten desde la Ahresp, que pide más apoyos del Estado y, sobre todo, más rápidos para que nadie más se quede por el camino.