Cayetana Álvarez de Toledo, cercada por radicales en la Autónoma de Barcelona
Ignacio Arsuaga.- Que la Generalidad de Cataluña es una institución copada por sectarios y golpistas no sorprende a nadie. Pero que desde sus páginas oficiales promueva el odio y la violencia contra los partidos constitucionalistas de cara a las elecciones del 14 de febrero, es sencillamente repugnante.
Al más puro estilo abertzale, dando aliento a los mismos radicales que convirtieron Cataluña en una zona de guerra contra policías y guardias civiles, intentan ahora escrachear los actos de grupos políticos como Vox, PP o Ciudadanos, señalándolos como “fascistas”.
Pero tenemos una posibilidad de frenar el intento de la Generalidad y de los partidos separatistas de enfangar las elecciones expulsando de las calles la democracia. Fue la Junta Electoral de Cataluña la que obligó a Torra a retirar los lazos y toda la simbología supremacista del Palacio de la Generalidad, y ahora podría tomar medidas para garantizar la libertad de los partidos constitucionalistas para hacer campaña electoral sin ser acosados ni perseguidos.
Es urgente pedir al presidente de la Junta Electoral de Cataluña que pare el acoso de los separatistas: las elecciones libres están en peligro el 14-F.
La ‘Kale Borroka’ catalana cada día tiene más fuerza y se hace dueña de la calle para decidir quién puede y quién no hablar en público y hacer campaña política. Y tiene fuerza porque encuentra aliento desde los propios despachos de Quim Torra y los golpistas de ERC.
¿Qué libertad puede haber en unas elecciones si desde el poder no solo no se garantiza la pluralidad de ideas, sino que se persigue y acosa en plena calle a los ciudadanos que piensan de forma distinta? Hay que frenar esto antes de que sea demasiado tarde.
Nos jugamos mucho más que la presidencia de la Generalidad en estas elecciones. Si no hay respuesta al acoso independentista durante el periodo electoral, se habrá acabado la libertad ideológica en Cataluña.
Gracias a que la JEC veló por el cumplimiento de la ley, hoy Torra está condenado por desobediencia y su destitución es inminente. Nuestro plan para acabar con la intimidación en las calles es apelar al mismo órgano que debe garantizar unas elecciones libres, y que ya se mostró implacable con el desafío de Torra.
