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¿Por qué la ‘Foscalía’ no actúa contra el acoso de Podemos al hermano de Ayuso?

Esta semana, el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, hechura de Dolores Delgado, a su vez criatura del juez prevaricador Baltasar Garzón, evacuó un informe en favor de la legalidad de la actual fachada electoral de la ETA. Fue la forma apresurada de servir a su señor Pedro Sánchez, socio de la banda y gran defensor, aunque finja pellizquitos de monja, mohínes de disgusto pronto desmentidos, no vayan a enfadarse los asesinos, cuando pidió sus votos ensangrentados para otra legislatura. Es decir, que el futuro del PSOE es el de la ETA. Y aún hay merluzos del sorayismo que dicen que no hay que insistir en la ilegalización de Bildu.

El ojo de lince del PP para elegir jueces

Ni que decir tiene que esa próxima legislatura sanchista y etarra sería la última del régimen constitucional de 1978. Y los llamados a liquidarlo son Sánchez, si está, Pumpido, que estará, y don Álvaro o la fuerza del sino gubernamental, que tal vez no estará, o a saber. El PP ha demostrado tanta estupidez eligiendo jueces y probando fiscales que nadie sabe qué hará, que, por lo general, es deshacer lo hecho por la Izquierda.

Véase Marlaska, que, como ha demostrado Urreiztieta en El Mundo, tanto prosperó e hizo prosperar a sus amigos mediante obscenos tratos de favor de los gobiernos del PP, antes de convertirse en el mejor amigo de Sánchez y de la ETA. Y ha puesto en el Prostitucional a un tío que, con toda su toga, lo primero que ha hecho es defender la censura en el Parlamento a los que acusan de terrorismo a los terroristas, y de hijos de terroristas a sus hijos. Ahora resulta que decir la verdad sobre el terrorismo atenta contra el «decoro» parlamentario. Y esto lo dice un juez del PP.

Las mentiras apresuradas de una fosca fiscalía

El texto de la Foscalía, es una prueba de fracaso escolar, porque patea la sintaxis y amenaza a la ortografía, como su padrino Garzón. Y es además una mentira total cuando asegura que no ha habido asesinos en las listas de la ETA. No necesitó Dignidad y Justicia diez minutos para dejarlo por mentiroso. Pero, por oscura o fosca que sea esta Foscalía, ¿por qué no miró en sus archivos o en la Tontipedia? Porque, para ellos, la verdad ya no es ni un obstáculo a sortear. Sencillamente, no contemplan su existencia.

El neopumpido es tan zafio como su modelo, pero más acelerado. En francés hay un término antiguo, scélerat, que convendría a este vichinski de lance, tan picajoso, acomplejado y poseído de sí mismo como su modelo, pero con prisa. Su predecesora sólo era modelo para el Villarejo de Rianxo, que después de mucho marear la perdiz ha vuelto al seno mediático progre. La prisa que se ha dado en proclamar «democrático» al instrumento de la ETA en las urnas, no simplemente legal, que era lo único que debía hacer, demuestra también sus limitaciones intelectuales, gemelas de las morales.

No puede ser democrático lo que impide la democracia

¿Cómo va a ser democrático un partido que niega la libertad política en los pueblos exhibiendo en sus listas a asesinos que mataron en el mismo pueblo? La ETA ha sido, es y será durante mucho tiempo (eso, en el mejor de los casos, en el peor, siempre) la negación de hecho de la democracia, allí donde mande. Con la colaboración del PSOE, del que depende esta foscalía, en unos cien municipios más y en el dinero de dos diputaciones. Y dice esta gentuza que la ETA ya no existe, y que el PP la echa en falta. Es normal, tantos años con escolta, mirando los bajos de los coches o yendo a entierros de sus compañeros de partido y sienten que les falta algo. Hay que ser auténticos hijos de la perra de Satanás para decirlo. Y lo dice todo el PSOE, como si fueran los proetarras de Podemos. Porque son lo mismo.

Esa identificación de Sánchez con Largo Caballero, con Iglesias, con Junqueras y finalmente con Otegui explica, no justifica, que la Foscalía no se haya dignado emitir una nota, anunciando una investigación inmediata sobre la campaña de Podemos contra el hermano de Ayuso, declarado absolutamente inocente de todas las calumnias, empezando por la de los infames Casado y Teodoro, a los que Bendodo dijo que volverían pronto al PP, supongo que para calumniar a Feijóo. ¿Que por qué no denuncia? Qué más quieren los comunistas, que arrastrarlo por los juzgados. Aunque gane, ya habrá perdido lo que más quería, su privacidad y su trabajo.

Las camisetas delictivas de Belarra

La campaña, utilizando frase de esos dos infames contra Ayuso, que se han demostrado totalmente falsa, la están haciendo Belarra, Irene y su pareja inmobiliaria, Pablo Iglesias, los marqueses de Galapagar, que tras denunciar durante años que los acosaban en su casoplón, con doce policías de escolta, envía sicarios del último chiringuito que le ha puesto Roures para acosar a un ciudadano indefenso, como una futura víctima de la ETA. Porque lo que está haciendo Podemos es lo que ha hecho la ETA durante más de medio siglo. Dijo Pablenin en la Herriko Taberna que sólo la ETA había entendido el «cepo» del régimen del 78. Lo están destruyendo juntos.

La macarra Belarra, protegida por su camarada Elizo, exhibió una camiseta en el Congreso con la cara de un señor, el hermano de Ayuso, para acusarlo de lo que sabe que es inocente, que no se puede defender y con el único objeto de hacerle la vida imposible en su pueblo. A lo etarra. Y García Ortiz, tan veloz defendiendo al partido de la ETA, o sea, a los socios del gobierno que lo puso, no hace nada. Y la Junta Electoral, tampoco. Y el Ministerio del Interior, ante el ataque a la privacidad y la vulneración de datos de un ciudadano, tampoco. Todo vale en la república sanchoetarra.

La «rata chepuda», vuelve al escrache de inocentes

El vicepresidente del Gobierno que se sintió aludido por la pintada «rata chepuda» en una carretera asturiana a kilómetros de donde estuvo, y tras defender los escraches denunció infinitas veces que lo pitaran sus vecinos del casoplón, ahora manda sicarios a perseguir a un inocente para vengarse de la mujer que, de una patada en el cerebro, lo mandó al paro. Vuelven a lo que nunca dejaron de ser: matones bolivarianos enriquecidos.

Todo el Gobierno, con el PSOE a la cabeza, ha adoptado el discurso etarra: la culpa de la violencia es de las víctimas, empezando por el PP. La otra mitad del gobierno, Podemos, ha adoptado las prácticas etarras de acoso y persecución de ciudadanos molestos. Y la Foscalía de Sánchez, en vez de actuar contra el delito, se dedica a protegerlo. Porque hay delitos que, como los pecados, lo son por acción o por omisión. En una semana, el Foscal General García Ortiz ya ha cometido los dos. Y está empezando.

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