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PSOE y Podemos, la gresca continua de unos socios de Gobierno obligados a entenderse

Las tensiones internas de un Gobierno de coalición que se sabía no lo iba a tener fácil en cuanto a los entendimientos por las políticas a desarrollar se están haciendo cada día más patentes, hasta rozar el ridículo. La relación entre ambas formaciones está plagada de contraprogramaciones, anuncios sin consultar al socio, ruedas de prensa sorpresa e, incluso, revelación de decisiones tratadas en el Consejo de Ministros, pero PSOE y Podemos se seguirán “aguantando” porque se necesitan para seguir en el poder.

Aunque algunos pensaban que después de las elecciones en Cataluña, al margen de los resultados obtenidos, las aguas volverían a su cauce porque “en campaña todo vale”, lo cierto es que las discrepancias en el trámite de varias leyes de las consideradas “ideológicas” sigue manteniendo a los de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en una gresca continua.

Desde las declaraciones del vicepresidente segundo y líder de Podemos dudando de la normalidad democrática que hay en España hasta el apoyo sin tapujos del portavoz morado en el Congreso, Pablo Echenique, a los disturbios y violencia callejera por defender al rapero Pablo Hasel, pasando por medio con los enfrentamientos entre los dos partidos por las leyes Trans, LGTBI, Zerolo y que ambas formaciones se quieren apuntar; o por la Ley de Vivienda o las pensiones, escudo social… todo es una guerra interna por mantener el estatus o dejar clar quién depende más de quién.

Calidad democrática en España

Las manifestaciones de Pablo Iglesias dudando de la calidad democrática en España provocó la respuesta de varios ministros socialistas y llevó, incluso, a la escenificación en el Congreso de los Diputados de toda la bancada del PSOE en silencio y sin aplaudir las intervenciones del líder de Podemos. Además, el presidente del Gobierno tampoco hizo gesto alguno en favor de su vicepresidente de conveniencia.

Sí se vio obligado a pronunciarse Sánchez sobre los graves disturbios en Barcelona y Madrid tras ver cómo toda la opinión pública, no solo la política, le ponía en picota por no reaccionar ante las declaraciones de varios miembros de Podemos, especialmente de Pablo Echenique, justificando y alentando las protestas. El presidente del Gobierno hizo alusión a ellos sin mencionarles. Mantener un cierto decoro parece más importante en el jefe del Ejecutivo.

Pero todo empezó con la aplicación de medidas sociales que, irremediablemente, hay que sufragar. Desde Podemos, Iglesias siempre ha sacado pecho por el “escudo social” que iban a poner en marcha y que en muchos casos ha quedado parado por su elevado coste. Todavía resuenan los ecos de los enfrentamientos del vicepresidente segundo con la responsable de Economía Nadia Calviño, que también es vicepresidenta tercera.

La Ley más importante, los Presupuestos

Y esta ha sido una de las constantes de este Gobierno de coalición: las disputas por el coste y la conveniencia de las políticas ideológicas de Podemos. Las del PSOE no lo son menos, pero se mira un poco más la viabilidad del proyecto. Los Presupuestos Generales del Estado generaron más portadas en los medios por las discusiones entre los socios de Ejecutivo y quién debía apoyarlos que por su contenido en sí.

En la gresca Iglesias, como no, contra la ministra de Hacienda, María Jesús Montero; la ministra de Defensa, Margarita Robles; la citada de Asuntos Económicos, Nadia Calviño; la de Transición Ecológica, Teresa Ribera y el responsable de Justicia, Juan Carlos Campo.

Aparte de las cosas del dinero, una buena de los socialistas apostaban por contar con Ciudadanos para sacar unas cuentas que pudieran dar cierta estabilidad a la legislatura, pero salieron victoriosos los que preferían seguir una línea más radical contando con ERC y Bildu.

Vivienda y desahucios

Otras de las causas de disputa han sido las que tienen que ver con la vivienda y los desahucios. Presentados los Presupuestos, Podemos impulsó sin el PSOE, pero con ERC y EH Bildu, una enmienda para prohibir los desahucios a familias vulnerables hasta finales de 2022. El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, reconoció desconocer la iniciativa. Nuevo malestar de varios ministros socialistas porque la idea acordada era lanzar una nueva ley de vivienda para garantizar este derecho.

Jugada fea de Podemos al PSOE, que logró convencer a Bildu y ERC para que en sus enmiendas a las cuentas para 2021introdujeran esta propuesta sobre desahucios y el corte de los suministros esenciales (luz y agua a las rentas más vulnerables) que había sido rechazada en el Gobierno.

Podemos quería ampliar la moratoria de los desahucios hasta 2023 pero el coste a las arcas públicas lo hacía inviable. Las ministras Calviño y Montero, como Ábalos, aseguraron haberse enterado por la prensa de este asunto. El problema no se zanja aquí, Pablo Iglesias anunciaba recientemente que seguirán “dando guerra” con este tema.

Reforma laboral

No menos dramático fue el encontronazo a cuenta de la reforma laboral del PP y su derogación, gran y mediática promesa electoral. La portavoz del PSOE, Adriana Lastra, la anunció tras llegar a un acuerdo con Bildu. Se subrayaba derogar de manera «íntegra» la reforma laboral. Fue cuestión de horas y tras un gran ridículo, que el PSOE tuvo que anunciar que anulaba este acuerdo y se aclaraba que únicamente se derogarían “los aspectos más lesivos” de la norma.

Rápida maniobra de la vicepresidenta Calviño para salvar la cara del Gobierno y realizar dicha rectificación. Podemos y Bildu siguieron dando la ‘matraca’ un tiempo con la reforma laboral. Pero la responsable de las cosas de la Economía se las ve aquí también con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que no quiere potenciar los convenios sectoriales sobre los de empresa.

Pensiones e Ingreso Mínimo Vital

Igualmente, antes del enfrentamiento con el ministro José Luis Escrivá por si los periodos de cotización de las pensiones deben ser más largos o más cortos, de si se deben subir o mantener como están, el vicepresidente Iglesias ya se las venía teniendo por colgarse la medalla con el Ingreso Mínimo Vital. La pelea vino primero por si sería una renta básica, como buscaban en Podemos, y después por los problemas en la tramitación. Finalmente, ha prevalecido el criterio del ministro Escrivá para enfado continuo desde la formación morada con el asunto.

Fue uno de los primeros ejes de disputa serios mantenidos en el núcleo duro del Gobierno. El presidente y el vicepresidente segundo tuvieron que negociar cara a cara esta prestación.

Pero el lío con las pensiones también fue sonado. A primeros de año, leíamos cómo Unidas Podemos se negaba a la reforma del sistema de pensiones que proponía el PSOE y que contemplaba un periodo de cotización para el cálculo de la pensión a 35 años. Los de Iglesias discutían en público y en privado que esta propuesta no está amparada en el Pacto de Toledo. Acusaban a Escrivá de proponer algo muy parecido a lo que proponía el último Gobierno del PP.

Lay Trans

Más recientemente, la formación morada acusó al PSOE de presentar la Ley de Igualdad de Trato de forma unilateral y sin contar con el Ministerio de Igualdad. Entre acusaciones de deslealtad, se mantiene el pulso entre los socios de Gobierno. Las diferencias entre los dos partidos continúan.

El último encontronazo fue después de que Unidas Podemos se haya abstenido en la votación de la proposición de ley de igualdad de trato y no discriminación y ha acusado en el pleno del Congreso a su socio de Gobierno de «deslealtad» y de desvirtuar el pacto de coalición al presentar la iniciativa en solitario.

No querían impedir la tramitación de esta proposición, pero sí dejar claro que el pacto con el PSOE implica un paquete legislativo completo contra la discriminación que incluye tanto esta ley, como otra de los derechos LGTBI y la ley trans, a la que Moncloa está planteando muchas reticencias.

Las diferencias de opinión se hicieron palpables en el hemiciclo con acusaciones entre los portavoces. La proposición de ley salió finalmente adelante. Podemos ha incidido en que la proposición socialista deja fuera cuestiones que se habían negociado ya por parte de la Dirección General para la Igualdad de Trato y la Diversidad Étnico Racial con distintos colectivos.

Otras áreas de conflicto

Pero ha habido más fricciones. Otras también destacadas han sido:

Ley Celaá: La eliminación del castellano como lengua vehicular del Estado no gustaba a algunos ministros porque solo buscaba contentar a los socios independentistas de ERC.

La crisis migratoria: La llegada masiva de pateras a Canarias ha enfrentado a miembros del Gobierno por la forma de gestionar una crisis que ha involucrado a varios de sus ministros, especialmente el responsable de Inclusión, Seguridad Social y Migración, José Luis Escrivá, y el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska.

El referéndum para el Sáhara: Pablo Iglesias metía en problemas a la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. Cuando estuvo una semana pidiendo un referéndum para el Sáhara – una petición que no es nueva – en plena crisis de Marruecos con el Frente Polisario. Esta circunstancia ha causado un importante malestar en los vecinos marroquíes y hasta allí tuvo que ir el ministro Marlaska, así como la propia González Laya.

Y cuando todo parecía ya más tranquilo, IU llevó el asunto ante la Eurocámara mostrando la escasa coordinación de un Gobierno con distintos discursos. Podemos sigue a favor de la causa saharaui y exigiendo la convocatoria de un referéndum en la zona.

Rescate al Turismo: El plan de rescate a la hostelería y al turismo también ha enfrentado a Calviño, Montero; Díaz; Escrivá y la ministra de Turismo, Reyes Maroto. Unos quieren medidas urgentes tras las restricciones del estado de alarma y otros por estudiarlo mejor e identificar de forma precisa a los afectados para no disparar más el gasto.

Las peleas internas, la gresca y el cruce de declaraciones seguirá mientras aguante el interés por seguir juntos y mantener el poder en el Gobierno. Nadie duda de que no quieren gobernar unidos, pero es la única opción que tienen y deben, además, contar con los apoyos puntuales de las formaciones más radicales del Congreso. Tampoco sorprenderá, llegado el caso, un adelanto electoral en el momento que los sondeos demoscópicos den más garantías para fortalecer un Ejecutivo con un solo partido.