Pedro Sánchez solivianta a los independentistas. El presidente del Gobierno y líder socialista es el protagonista absoluto de las primeras horas de la campaña electoral en Cataluña. Su anuncio de que se toma unos días para pensar si sigue o dimite ha destrozado las previsiones y los planes de los partidos independentistas, que además parten en desventaja en las encuestas.
El prófugo Carles Puigdemont celebró su primer mitin en Francia, en la localidad de Argelès, donde cargó contra Sánchez aprovechando el argumentario de Pilar Rahola. «Conocemos de qué va la justicia española, la prensa y la policía españolas y como les conocemos salimos llorados de casa«, declaró el líder independentista, que se jactó además de haber resistido «toda la represión, las agresiones, las calumnias y la deshumanización manteniendo la dignidad, pero no por nosotros o nuestras siglas, sino por el pueblo de Cataluña».
Hasta el anuncio de Sánchez, Puigdemont ocupaba el centro de la pista catalana logrando superar primero y despegarse después de ERC en todos los sondeos. Pero el periodo de «reflexión» abierto por el dirigente socialista ha redirigido los focos hacia el propio Sánchez y el PSC, que ha aprovechado para reivindicar la figura de su líder y para situar la campaña catalana en una confrontación entre la izquierda y la derecha y la ultraderecha. En cambio, Junts pretende que el eje de la campaña sea la cuestión «nacional» y la «restitución» de la presidencia de Puigdemont.
El CNI y Manos Limpias
Muy descolocados están también en ERC. Su candidato, Pere Aragonès, cargó con fuerza contra Sánchez y aprovechó el contenido de la carta a la ciudadanía para afirmar que él también está «profundamente enamorado» de su esposa, «pero no abandono cuando ataca la ultraderecha, sino que planto cara». Aragonès también ha presumido de ser una víctima al afirmar que «mis Manos Limpias es el CNI«, una alusión al espionaje con el programa Pegasus.
En el PSC, por contra, que Sánchez no vaya a estar presente como se anunció en el primer fin de semana de campaña no se ha traducido en un inconveniente sino en el guion de la campaña. La defensa de Pedro Sánchez se ha traducido en unos mítines convertidos en homenajes al dirigente del PSOE.
