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Razones y votos pa asá una vaca

Adriana Lastra podría ser una oración simple pero es el nombre de la vicesecretaria general del PSOE. Pide alertas antifascistas si las cosas, como parece, se le hunden. Por más que azucen el miedo a sus fantasmas huele a derrota en Andalucía. Guardemos arengas como esta por si hubiera que deducir testimonio:

Hace cuatro años, cuando se supo el resultado electoral, hubo una convulsión en Andalucía. Yo recordaba ayer en otro acto, cómo a mí me emocionaba ver a las mujeres por cientos salir a las calles de Andalucía a decirle a la derecha que no iban a permitir ni un paso atrás. ¿Sabéis lo que tenemos que hacer para que eso no vuelva a suceder? Votar en masa al Partido Socialista Obrero Español. ¡Eso, eso, para no tener que salir el lunes, salimos el domingo a votar!

Y Teresa Rodríguez dice que Vox son «los señoritos de siempre: tu jefe, tu casero, el cura reaccionario». ¿Será de Vox el jefe de Teresa? El casero será okupa, eso seguro. El cura reaccionario suena más a izquierda pero se refiere Teresa, más bien, al cura de Paracuellos, al fusilado. En todo caso se lo dice a los de Olona pero también al partido de donde ella salió, que en esto no se esconde la gaditana y ya se lo soltó a Irene Montero: «Todo el mundo sabe que no estoy en política por el dinero porque yo sí tengo un curro al que volver y la política no me cambió de barrio». Será por falta de señoritos en la izquierda…

¡Con lo bien que se robaba antes!

Como Pedro Sánchez guioniza sus encuentros casuales con Obama —telonero del inasequible Biden— en un photocall y como Felipe González prefiere no hacer campañas ajenas, el PSOE reservó el mitin del jueves para Mi Príncipe Zapatero, el único capaz de sacar a Griñán y Chaves como ejemplo de «personas honestas» por las que hay que sentir «orgullo». El orgullo del primero es de seis años de cárcel y 15 de inhabilitación por malversación y prevaricación. El orgullo del segundo es algo menor, nueve años de inhabilitación por prevaricación.

Los orgullos están condenados por la Audiencia de Sevilla y pendientes de resolución de recurso en el Supremo, sí, pero ¿y si fueran del PP? Ay, entonces… Pues eso, en el PSBRE están orgullosos del delito que les ha dado 37 años de gloria, subvenciones, dádivas, enchufes, chiringuitos, robos, putas y coca. Acuérdense: «Pa asá una vaca». Sólo Zapatero podía traer al pasillo de la fama a los hermanos Dalton y quedarse tan pancho.

Pero si ya no reparten, pues no les votan. Así que Espadas se queda sin despacho representando la Andalucía dormida, subvencionada, corrupta, de mano larga. La Andalucía de los auténticos señoritos de Teresa, sean jefes, caseros o curas reaccionarios, socialistas todos. Hoy, porque ya se han ido, Andalucía no es así. Un año más después de esos 37 años la habría hundido en la más profunda sima de miseria e indignidad. El orgullo salió muy caro.

Por esa razón —presidente Moreno— el PSOE no debe acercarse a San Telmo en otros tantos años como los que estuvo en el poder. Jamás devolverán lo robado así que, al menos, que estén lejos de la caja.

Es evidente, porque insiste en decirlo, que a Juanma Moreno le resulta difícil congeniar con Vox para gobernar, pero sería un error preferir al PSOE, razón de todos y cada uno de los males de los andaluces, y de los de media España, o repetir elecciones para hartar a los votantes, que también son ciudadanos. Si va a estar más cómodo con los del orgullo, los que robaron unos 700 millones de euros a costa de parados y despedidos que con los que no lo han hecho… no es buena señal para nadie. Moreno quiere probar, saber si se vuelve a avistar tierra de mayorías absolutas y si el primer paraíso podría ser Andalucía. A punto estuvo Madrid, con lo que es Ayuso. No se cose tan fácilmente ese roto del que no tiene culpa una base social intacta o incluso creciente frente a la izquierda.

Igualmente creo que Macarena Olona, que está incómoda con el PP y también lo admite, llegado el caso no debería reclamar una consejería y hasta la vicepresidencia por el mero hecho de favorecer un gobierno de Moreno aunque sea solo con un escaño, como han manifestado reiteradamente. Es una exigencia de poder y eso se puede (y se debe) hacer cuando se tiene mucho que ofrecer. Se entiende que Vox quiera poner esta vez la contrapartida: no apoyar sin estar, no abrir la puerta para dormir al raso. Y tampoco les falta razón aunque a veces estiren la crítica hasta donde se la merece más la izquierda a la que deben desalojar.

Lo de siempre: deberían complementarse donde, en contra del sentir de los votantes, parece que quisieran destruirse. Es un hecho incontestable que Andalucía está mejor ahora que en manos socialistas y podría seguir siendo así. Luego cada uno quiere pintar su propio azulejo, claro, pero la buena gestión no debería crear enemistades que lleguen al punto del bloqueo: el político ha de servir al ciudadano y sufrir de vez en cuando por él.

Un inciso obligado por la actualidad: ya que Adriana Lastra (nombre propio, no sujeto y verbo) desentierra las alertas antifa de Iglesias y llama al domingo pero sólo como víspera del lunes, recordemos otras alertas posibles para este u otro fin de semana cualquiera.

¿Dónde está la alerta feminista tras la imputación de Mónica Oltra, pata de Ximo Puig en el gobierno de la Generalidad valenciana? Hagamos lo de siempre: trasladar el escándalo a un matrimonio del PP o de Vox: él, condenado por abusar de una menor tutelada en un centro de acogida donde era educador; ella, vicepresidenta de un gobierno autonómico, investigada por encubrirle. ¿Para protegerle? Ni eso. Para que el escándalo del marido no perjudicara a su carrera política. Hoy no habría calles en España para albergar tanta manifestación contra el fascismo heteropatriarcal machista.

Pero nada, silencio. Oltra no se va ni la echan. Y además culpa a la «extrema derecha» y, no contenta con eso, se atreve a mucho más: «Cualquier comparación con el comportamiento corrupto del PP es odiosa». Ya ni siquiera tienen medida de la vergüenza.

Volviendo a Andalucía, que en realidad todo termina siendo lo mismo, el domingo parece que refrescará y que se puede quedar un día extraordinario para votar contra el orgullo de la corrupción, contra los que fueron señoritos de los ERE y jefes de los cursos de formación. Todo apunta a que perderán escandalosamente pero las encuestas son humo si no se vota el domingo. Ellos ya se preparan, como augura Lastra, para el lunes.

No cambian. Como en 1931, como en 1934, como en 1936. Como siempre. Es ponerles a votar y encuentran mil atajos.

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