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Sánchez, desatado contra «la extrema derecha y la derecha extrema», augura una campaña «tremenda»

Pedro Sánchez llegó con aires de emperador, se sentó en el palco de sala junto con sus más leales colaboradores y desde ahí divisó a sus gladiadores (los diputados y senadores) que le correspondieron con una ovación. Sólo les faltó exclamar: «¡Ave César! Los que van a morir te saludan».

El líder socialista trató de arengar a sus vasallos, muchos de ellos conscientes de que perderán su trabajo tras el 23-J, y lo hizo tratando de cerrar filas e insuflando moral de victoria. «Vamos a ganar«, afirmó al final de un discurso polarizador y radical con tintes de narcisismo y vanidad de cara a la campaña electoral. Para Sánchez, lo que se decide en un mes y medio es: o él (se comparó con Hillary Clinton) o la «derecha extrema y extrema derecha» en referencia a PP y Vox.

Polarizando

El presidente del Gobierno bebe de las influencias de Pepe Blanco, el primero en acuñar el término de «derecha extrema» para referirse al PP de Rajoy, y que ahora Sánchez utiliza contra Feijóo al que ve «semejante en la forma y en el fondo» con Abascal a los que acusa de «lanzar infundios y traficar con la mentira«. Sánchez cree que «lo que aportará Vox» al Gobierno serán recortes en «derechos humanos, libertades y el compromiso europeo en España».

El presidente del Gobierno pidió parar «la ola reaccionaria» por «nuestros hijos y hijas» y defendió la convocatoria de elecciones para «clarificar» si los españoles quieren una «España progresista o trumpista». El rostro, en especial su mentón, no podía disimular su frustración con los resultados del domingo con un rictus más serio que el habitual.

Y culpando a los medios

Sánchez no trató solo de polarizar el panorama político. También el mediático y empresarial a los que culpó, en parte, de la derrota de su partido. «Desde la posición de dominio que tienen en las grandes empresas y medios de comunicación, se va a desatar una campaña aún más feroz de insultos y descalificaciones», afirmó mientras que acusó a programas de prime time, que no citó, de difundir «mentiras y falsedades».

Sánchez auguró «una tormenta tremenda» en referencia a la campaña de las Generales. El líder socialista sostiene que, lo visto durante los últimos quince días, fue un «aperitivo de insultos, suciedad y mentiras» de lo que veremos el 23-J. «Van a tratar de crispar hasta límites insospechados, para que no se escuchen los argumentos, con el único empeño de que bajemos los brazos y desmovilicemos a la mayoría», sentenció.

Lo hice por vuestro bien

Del narcisismo a una supuesta compasión con los suyos. Sánchez defendió que este pasado lunes tomó la decisión de adelantar elecciones por «vosotros y vuestro trabajo». «Ningún líder que merezca serlo puede mirar para otro lado cuando los suyos sufren un castigo tan inmerecido y tan injusto», afirmó ante los diputados y senadores.

«No podía desentenderme, no podía continuar como si no ocurriera nada», añadió mientras que defendió que tomó «la decisión» pensando en su «conciencia». «Me gusta ganar y me duele perder pero tengo que confesaros que cuando más me duele perder es cuando las consecuencias recaen en la gente que aprecio», añadió

Incluso se dirigió a los españoles para pedirles comprensión por poner las elecciones en plenas vacaciones. Un 23 de Julio. «Sé perfectamente que a todos nos coge cansados y cansadas. También pensé en ello», afirmó. «Sé que la sociedad española necesita desconectar y descansar pero lo que se decide el 23-J es fundamental para España», terció.