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Sánchez diseña su campaña electoral: acabando con la calefacción helada, con la jura de Leonor y ante los focos europeos

Pedro Sánchez quiere volver a experimentar la euforia del fin del confinamiento. Cree que es lo único que le puede salvar de una derrota electoral y ha diseñado ya su campaña en base a tres hitos: su presidencia de turno europea, el fin de la calefacción helada que él mismo ha instaurado y la jura de la Constitución por Leonor. Porque tras todo lo vivido, las violaciones del estado de alarma, el desastre récord en el covid, los pactos con Bildu, las entregas a ERC y hasta el regalo del Sáhara, pretende presentarse a esa cita electoral como el rescatador de la libertad y la continuidad constitucional de España.

Sánchez ya ha diseñado su campaña electoral. Quiere su foto en todos los diarios europeos. Su rostro en todas las teles hablando de su presidencia –de turno– europea. Sus paseos a la luz de los focos en todos los informativos de los Estados miembros. Su imagen rodeada de líderes de la UE. Y, además, presentarse como el salvador climático que, tras imponer él mismo la era de la calefacción helada para salvar al planeta, levanta las prohibiciones en un acto magnánimo de comprensión social. Y, como guinda a esta pastel, ha pensado en la jura de la Constitución por Leonor de Borbón con motivo de su mayoría de edad, como ejemplo de que los pactos del líder socialista con proetarras, separatistas y comunistas no han dinamitado los pilares de la Carta Magna.

Todo un alarde visual que, evidentemente, eso sí, coincidiría con un país disparado en deuda, con la economía a medio gas, el gasto público por las nubes, el poder adquisitivo de los ciudadanos por los suelos, la okupación descontrolada, Bildu disparada en voto, ERC clamando por la separación de Cataluña tras haber conseguido de Sánchez el control pleno de la educación, las calles, la Hacienda y hasta la representación internacional.

Pero ese es el plan de Pedro Sánchez. Y por eso todas las fechas han sido estudiadas por su Gabinete.

El Gobierno ha aprobado ya su decreto de medidas de ahorro energético. Una imposición en toda regla a todas las administraciones —autonómicas y locales incluidas— y al sector privado: comercios, grandes superficies, cines, teatros, estaciones, aeropuertos, bares, cafeterías, centros comerciales y demás espacios y negocios imaginables.

La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ya ha anunciado que los recortes de luz y calefacción no se aplicarán en Madrid. Pero la batalla está cantada.

Y es que las restricciones implican un largo período de prohibiciones hasta noviembre de 2023: una era de recortes de nada menos que 16 meses –con un plazo de adaptación de sólo siete días para todos los locales, sedes y establecimientos afectados–.

Y el plan es duro. Control de temperatura y luz. Aire acondicionado limitado y nunca por debajo de los 27 grados en verano en los locales citados. Calefacción en invierno con cuentagotas y nunca por encima de los 19 grados en los establecimientos mencionados. Los locales deberán exponer luminosos visibles que informen a los ciudadanos –e inspectores– de la temperatura en su interior. Los ciudadanos no contarán con prohibición de sobrepasar esos límites, pero sí con mensajes continuos para que se sumen a la era de los recortes. Y sanciones para los infractores, obviamente.

¿Y cuándo acabará la época de las restricciones? Justo cuando empiece la precampaña y campaña electoral que ya ha diseñado Sánchez para diciembre de 2023. Si el agujero económico de España le permite llegar a esa fecha, claro está.

El 31 de octubre de 2023, además, figura ya en la agenda electoral de Sánchez. Se trata de la fecha en la que Leonor de Borbón asistirá a un Pleno de las Cortes Generales –en sesión conjunta del Congreso y Senado– para jurar la Constitución tras haber alcanzado la mayoría de edad. Hay que recordar que las últimas elecciones generales se celebraron el 10 de noviembre de 2019, por lo que, en ese momento, todo estará ya en fase de campaña o precampaña electoral. Para celebrar el acto de juramento, las Cortes no pueden estar disueltas, por lo que Sánchez pretende aprovechar el acto como lanzadera de su campaña y argumento para extender la legislatura hasta pasado ese día. Y, de paso, presentarse, pese a todo lo vivido en los últimos años, como el salvador de la continuidad de la monarquía en España. Pese a sus pactos con proetarras, con separatistas, sus indultos a golpistas, sus ataques a todas las instituciones constitucionales y hasta sus trampas a la monarquía.

Por eso Sánchez ha asegurado que «las elecciones serán en diciembre de 2023, es obligado y este Gobierno cumple con la Constitución». Porque todo lo citado está en su plan. Y, además, todo ello coincide con el cierre de su presidencia semestral de la UE. Una presidencia de turno que el presidente español pretende usar para relanzar su perfil más internacional y su presencia mediática.