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Sánchez justifica su ataque a la democracia presentando la amnistía como un «muro» para frenar a la derecha

En una de las míticas viñetas de Hermano Lobo, un político se sube al estrado y le propone a la plebe una disyuntiva: «O nosotros o el caos«. El público grita a a favor del caos y el político les desprecia asegurando: «Es igual. También somos nosotros». Un Congreso de los Diputados, fuertemente blindado por medidas de seguridad, vivió este jueves una adaptación de este cómic.

Pedro Sánchez se subió a la tribuna y proclamó que las opciones eran dos: o él o una derecha que «cuando llega al poder precipita el caos«. El candidato socialista habló más de los pactos de PP con Vox que de los acuerdos con ERC o Junts, a los que ni siquiera nombró. El cronómetro fue la prueba. Las primeras menciones a los acuerdos entre los partidos de Abascal y Feijóo no tardaron ni quince minutos en aparecer. En cambio, hubo que esperar 77 minutos para que empezase a abordar la amnistía, enmascarada bajo «la agenda del reencuentro».

Defendiendo la amnistía

El candidato socialista volvió a rescatar su discurso ante el Comité Federal del PSOE para defender la amnistía y reconoció que » las circunstancias son las que son y toca hacer de la necesidad virtud». Sánchez aseveró que la amnistía «nos puede ayudar a superar la fractura del 1-O» y reconoció que igual peca de «ingenuo» pero que puede ayudar a «que los catalanes que son independentistas sepan que este es un gran país».

La otrora palabra tabú sólo fue mencionada en cinco ocasiones. «Es completamente legal», trataba de defender mientras prometía que la Proposición de Ley registrada por el PSOE este pasado lunes se «aprobará con luz y taquígrafos y total transparencia». «Esta amnistía no será un ataque a la Constitución, sino una muestra más de su fortaleza y vigencia», sentenciaba mientras mostraba su «respeto» a las «opiniones y emociones» .

Contra la derecha

Ya no hay rastro de aquel Sánchez que decía que Quim Torra era «el Le Pen español». Ahora, la única «extrema derecha» es el PP y Vox, a los que confunde de manera deliberada. El resto de formaciones, desde Bildu a Junts, «son partidos que quieren avanzar«.

El mismo Pedro Sánchez que, mediante emisario, firmó ante Junts su compromiso para hacer una comisión para analizar casos lawfare o que va a amnistiar a políticos a cambio de su voto, algo que ha soliviantado a todas las asociaciones judiciales, se vestía de demócrata ejemplar y mostraba su preocupación por el «aumento» de «líderes autoritarios».

«Estamos eligiendo algo muy importante: o elevamos un muro contra estos ataques a los valores de la España democrática o le damos un salvoconducto», afirmaba erigiéndose como un freno a las «derechas retrógadas».

Durante 3 largos cuartos de hora, Sánchez atizó a la oposición y justificó de manera velada sus pactos para impedir que gobernase las derechas que «rezuman clasismo». Sólo hubo una mención a las protestas que asedian el Congreso y Ferraz desde hace días. «Mi respeto y reconocimiento porque han ejercido un derecho constitucional», afirmaba nada más arrancar.

A por el choque contra las comunidades del PP

Cuando ya se avanzaba hacia la primera hora, Sánchez comenzó a desgranar su programa poniendo énfasis en el acento social con propuestas que anticipan un choque político contra la mayoría de comunidades autónomas, en manos del PP, ya que el Gobierno tiene las competencias transferidas.

El candidato socialista anunció un «plan para reducir drásticamente las listas de espera en la Sanidad» pese a que es algo que compete a las consejerías. Lo mismo sucede con la Ley que anunció para «fijar 30 días para la recepción de prestaciones, como la Ayuda a la Dependencia» o su intención de «habilitar 183.000 viviendas públicas para alquiler asequible», cuya construcción depende de comunidades o ayuntamientos.