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Sánchez no descarta un Gobierno tripartito de ERC, PSOE y Podemos en la Generalidad

Junts se plantea romper la coalición actual como respuesta a la decisión de apartar a Laura Borràs como presidenta del Parlamento autonómico.

Se avecina un otoño caliente en la Generalidad de Cataluña. Las tensiones entre ERC y JxCat se siguen incrementando mientras en el horizonte se dirime un posible nuevo tripartito junto al PSC que acabe con la presencia de JxCat en el Gobierno.

Laura Borràs, que sigue negándose a renunciar al cargo de presidenta del Parlamento catalán pese a que fue apartada de sus funciones con el beneplácito, entre otros, de la ERC de Pere Aragonés, está a punto de convertirse en la causa que dinamite el Gobierno en el arranque del nuevo curso político.

Un órdago de Junts que no ha gustado tampoco al otro socio, En Comú Podem, que pide a ERC y PSC que “no permitan la maniobra trilera de Laura Borràs”.

Joan Mena, portavoz de Catalunya en Comú y diputado de En Comú Podem en el Congreso, urgió a Pere Aragonès a que tome una decisión. Ante la postura de Junts, recordó que en su momento estuvo sobre la mesa un “Gobierno de izquierdas” con PSC, ERC y los comunes.

“Cuando las izquierdas nos entendemos, hay la posibilidad de que se avance desde el punto de vista social, aunque es verdad que también hay un gran riesgo, porque el PSC en muchas ocasiones mira hacia su derecha”, apuntó Mena.

El acercamiento entre ERC y PSOE a nivel nacional, con la mesa de diálogo, la negociación de los nuevos presupuestos y la reforma del delito de sedición, se puede trasladar a nivel autonómico para formar un nuevo tripartito en Cataluña junto a los comunes.

Un movimiento arriesgado que deberá contar con la aprobación de Sánchez, teniendo en cuenta que las elecciones municipales se celebrarán en mayo de 2023 y un acercamiento a dos partidos bien identificados como separatistas pueden dañar aún más las expectativas socialistas en el resto del país.

Recuperar protagonismo en Cataluña y promocionar un Gobierno de izquierdas frente al independentismo es la idea que ronda la cabeza del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Una idea que provoca temblores en las seis autonomías en las que el PSOE se juega su gobernabilidad en mayo de 2023.

Asociado ya a Bildu, ERC y Podemos a nivel nacional, un pacto con dos partidos reconocidos como separatistas sería una temeraria jugada para un PSOE que viene de acumular reveses en Madrid, Andalucía y Castilla y León en apenas un año.

Un lavado de imagen con fecha de caducidad inminente si en diciembre se confirma que las negociaciones entre Gobierno y ERC acaban con la reforma del delito de sedición.

Un movimiento propiciado por JxCat

Es desde dentro de la formación independentista donde surgen las voces que claman por terminar con la relación de Gobierno. Precisamente cuando Borràs, que estaba tomando el protagonismo en la formación sobre unos cada vez más difuminados en el panorama poíítico Puigdemont y Torra, se ha visto apartada y forzada a una dimisión que por el momento no toma por un escándalo de corrupción. Achacado por su parte a una “persecución política”.

ERC es la que marca la agenda política y Junts se siente opacada. No considera que los pactos de la mesa de diálogo sean del Govern mientras Aragonés asegura que sí lo son mientras Junts sea parte de él. El diálogo entre ambas formaciones se ha reducido al mínimo, con el espacio de dirección estratégica de partidos y entidades dado por muerto, sin coordinación tampoco en el Congreso.

Parte de Junts se queja de que “ERC está liderando el relato del Govern», con un planteamiento que «no es del todo transparente», ya que defiende una mesa de diálogo cuyo «objetivo era el derecho a la autodeterminación y la amnistía, pero se ha convertido en la mesa por los indultos».

Así, el portavoz político de Demòcrates de Catalunya y miembro del órgano de gobierno del Consejo por la República, Antoni Castellà, ha emplazado a JxCat a que impulse una «remodelación del Govern» y «replantee su liderazgo», o salga del Ejecutivo por la falta de avances en la agenda independentista.

Junts y Demòcrates, ha señalado, tienen «otro relato, que no coincide con el de ERC», pero hasta ahora han sido incapaces de hacer que prevalezca en el Govern. El órdago independentista es la carta a usar por Junts para dinamitar el tripartito.

En las últimas elecciones, ha destacado, JxCat y Demòcrates firmaron un acuerdo político en el que se comprometían a «avanzar» en el proceso independentista de acuerdo con el «mandato del 1-O», pero el Govern de Pere Aragonès «no parece que tenga una estrategia clara» para «convertir Cataluña en un Estado independiente».

Por lo tanto, según Castellà, ha llegado la hora de que JxCat «abra una reflexión» y se plantee «un cambio», que podría consistir en «salir del Govern» o en «una remodelación del Govern en la que Junts se replantee el liderazgo y la estrategia».

«Si al final resulta que participamos de un Govern que nos sitúa en una gestión gubernamental similar a la de 2010, nuestros votantes no nos votaron por esto», ha advertido.