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Simplemente Libertad

La dicotomía Comunismo o Libertad puede parecer correcta, pero mejor sería que la lista probablemente vencedora redujese el eslogan a simplemente ‘Libertad’

Tras el premio de consolación obtenido en la Alcaldía de Murcia mediante acuerdo de PSOE, Ciudadanos y Podemos, el interés patrio queda a la espera de nuevas emociones en la confianza de que el 4-M en Madrid brindará grandes tardes a la afición. Previas y posteriores. La coalición estrenada en la ciudad del Segura, que puede acabar ‘esturreada’ por la región de aquí a nada, va a ser el símbolo que quede de la mala noche de Arrimadas y los suyos en connivencia con el sanchismo. Toda una crisis de futuro a cambio de un ayuntamiento que, probablemente, acabe mal avenido así pasen unos días. Pero no es ese el objetivo de todas las miradas políticas. Ahora, Madrid. Y el aluvión de nombres notables presentándose a unas elecciones que normalmente se resolvían conociendo a los cabezas de lista. Esta vez no; esta vez importa hasta el número nueve o diez de cada candidatura. Incluso más abajo.

Habrá que agradecerle a Iglesias que se lanzara en picado al rescate de sus siglas y que, de paso, actualizara el ansia de otros por el éxito final. Nunca, de no haber sido así, conoceríamos el número dos del PSOE por Madrid, en este caso una secretaria de Estado de Migraciones de escaso éxito en su gestión; tampoco habríamos sabido el listado de la cuenta de Ciudadanos, encabezada por un señor que hace poco tiempo se negaba a que el sanchismo le dictase lo que tenía de hacer como Abogado del Estado; o nunca habríamos reparado en los primeros puestos de la lista probablemente vencedora a los que, ahora, se ha sumado un parlamentario valenciano cuyo paso estaba cantado (permítanme el chiste fácil). En la extrema izquierda sabemos que rivalizan una anestesista que se dedica a jugar a las pistolitas en la Asamblea y un exvicepresidente que está deseando que el juez García Castellón le haga la campaña gratis reclamándole explicaciones por el caso de la SIM de su amiga entrañable. A la que le ha puesto un periódico (si es que quieren llamarlo así). Detrás de él se encuentran desde un antiguo general del aire del que se guarda un singular recuerdo en los cuarteles, una pija insolente condenada y otra asesora hija de un histórico de los viajes transversales por la ideología, a la que le encarecemos a que guarde y conserve bien su tarjeta SIM, porque nunca se sabe.

La dicotomía Comunismo o Libertad puede parecer correcta, pero mejor sería que la lista probablemente vencedora redujese el eslogan a simplemente ‘Libertad’. Libertad para responder a las estupideces que manejan algunos en campaña sin que, inmediatamente, digan los aprendices de Lenin que hay que meterte en la cárcel. Libertad para evitar que te expolien, te controlen, te encierren, te riñan, te adoctrinen, te mientan, te asusten, te roben, te quiten lo que es tuyo, te expropien, te maleduquen, te cambien el lenguaje, te manipulen la historia, te destruyan los símbolos comunes, te discriminen o te obliguen a desfilar a su son.

No pierdan comba. Se juegan su Libertad. Y la de los demás.