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Sobre asesores y consultores – La Gaceta de la Iberosfera

Lo primero que tenemos que hacer es distinguir entre asesores y consultores políticos. Los primeros están en nómina del Estado de forma temporal y sus vidas laborales suelen ir emparejadas al político o grupo político para el que trabajan. Hay miles de asesores en nuestras instituciones y la gran mayoría son imprescindibles para mover los asuntos públicos. También hay algunos caraduras, pero son pocos. Los primeros, los imprescindibles, suelen trabajar muchas horas por salarios muy por debajo de lo que les ofrecerían en el sector privado por su preparación y capacidad.

Los consultores son profesionales privados que prestan sus servicios también a políticos y partidos, generalmente durante las elecciones. Estos son los que tienen el glamour.

Glamour que procede de sus pingües honorarios. Y también por practicar una ciencia muy difusa; por no decir muy simplota, que bebe de las series de política ficción y de lo que sucede en otros países que poco tienen que ver con el nuestro, pues la verdad es que pocas cosas hay tan ajenas a nuestra realidad política que dichas series o lo que ocurre en otros países. Los consultores suelen ser como los videntes; se agarran a una “narrativa” y cuando la realidad coincide con dicha “narrativa” se convierten en genios imprescindibles

El ex gurú de Sánchez que está tan de moda hoy, sólo ha ganado una vez, nada más

La pregunta clave es si los consultores pueden condicionar o cambiar el resultado electoral mediante sus consejos y estrategias. Mi opinión es negativa, pero también creo que a veces son necesarios, porque en el batiburrillo que suele ser una campaña electoral viene bien tener alguien con cierto desparpajo (es la nota dominante del gremio), y también que tengan una visión de lo que pasa en la calle. 

Mucho más necesarios son los estudios sociológicos de voto. Estos sí que son importantes, aunque en España hay pocos. Un ejemplo claro es el caso de Alberto Ruiz Gallardón que giró de la derecha de la vieja AP hacia el centro izquierda para lograr los doscientos mil votos que necesitaba para alcanzar la mayoría absoluta en la región de Madrid que se le escapaba elección tras elección. Hace falta mucho talento para conseguir este objetivo sin perder votos por la derecha. Parece que el actual presidente del Gobierno pretende mudar ahora a posiciones mucho más moderadas de cara a las próximas elecciones generales. Veremos si tiene el talento de Gallardón y es capaz de crecer sin que Podemos o Errejón le roben la cartera. Su ex gurú personal parece que también tiene muchas dudas.

En lo que si coinciden los consultores es en tener un ego totalmente desorbitado para sus logros. Hubo uno en el PP, eterno, pero hoy felizmente retirado, que se empeñaba en hacer las política y campañas más conservadoras posibles (no hacer ruido era la consigna) para no despertar el voto de la izquierda española, que según él era mayoritaria hasta en el barrio de Salamanca. El del PSOE, antes del PP, el ex gurú de Sánchez que está tan de moda hoy, se podría definir como flor de un día: sus clientes más famosos (aunque en él se confunden las dos figuras, pues empieza como consultor y acaba como asesor electoral pagado con nuestros impuestos y sin ningún pudor) ganan una sola vez, nada más, y también nada menos.