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«The Big Reset Movie», el documental sin censura sobre la verdad de la pandemia

Monse Gil-Delgado Fernández.- Les animo a escribir “The Big Reset” en su buscador favorito. La primera entrada que aparece es la página del verificador más famoso de España, Neutral, que como ya saben es cualquier cosa menos neutral. Solamente su nombre ya nos miente, así queda definida su credibilidad para analizar la actualidad. Pero ahí está, siempre a la que salta para hacer el trabajo sucio del sistema, como el perro de Paulov, dispuesto a arrastrar por el fango a cualquiera que intente contradecir la versión oficial, la versión del sistema. Se han convertido en imprescindibles en estos tiempos de pandemia, no se puede entender el desarrollo de los acontecimientos sin ellos: el control que ejercen sobre la información disidente los ha colocado como la gran inquisición de los tiempos modernos. Como segunda opción aparece Maldita, nombre que por sí mismo no me ofrece mucha confianza. Si tengo que elegir algún medio para contrastar la veracidad de una noticia me quedaría con algún bendito, no con los malditos. Estamos ante los grandes inquisidores de nuestra era. La pregunta sería quién verifica a los verificadores.

Sin embargo no encontrará nada sobre el inmenso trabajo que hay detrás de un proyecto ilusionante que se ha enfrentado a la tiranía del pensamiento único, que ha nacido para dar voz a aquellos que tienen el coraje para denunciar las inmensas contradicciones de la versión de “la Ciencia”, cuyos expertos se sientan en una mesa de tertulia en un plató de televisión y nos machacan con su discurso a todas horas, todos los días, sin tregua.

Y es que hay voces que no se escuchan en los medios, que siendo grandes autoridades en sus respectivas materias son apartadas del debate público contrariamente a la razón y al sentido común. Simplemente eso debería hacer dudar a cualquier mente inquieta. Seguramente representan una amenaza para los intereses oscuros que están detrás de todo este plan, surgido de los despachos de las mentes más retorcidas. Por eso son silenciados.

Esta versión disidente, que afirma que hay otros enfoques científicos sobre la pandemia, se ha abierto paso a través de un impactante documental que ha desafiado la censura y se ha colocado en los chats de todas las redes sociales. Y es que, en este caso, la Verdad es un arma revolucionaria. Estamos muy cansados de escuchar a diario la misma cantinela sobre los casos, la ocupación de las UCIS, las cifras de muertos, póngase la mascarilla, respete la distancia, utilice el gel hidroalcohólico, no puede salir de su municipio, a las diez en casa, el bar es peligroso, los asintomáticos contagian, VACÚNESE, LA VACUNA ES SEGURA. Y a través de una ventana abierta a la libertad escuchamos opinar a grandes profesionales que creen que nada de esto tiene sentido desde un punto de vista sanitario, que no hay ciencia detrás de todas las medidas que nos han impuesto, que tanto sacrificio no va a servir para nada, que hay otra manera de hacer las cosas que no impliquen tanto sufrimiento, tanta ruina. Que las cifras de la enfermedad covid 19 no justifican de ninguna manera la vacunación masiva, sobre todo con un medicamento experimental que realmente es una terapia genética que podría afectar a procesos vitales como la fertilidad. En definitiva, que estamos formando parte de un experimento. Se atreve a denunciar que hay dinero público que prima cada ingreso en hospital por covid, hasta 5000 euros, y que puede haber otros intereses detrás de todas estas medidas. Vivimos en una dictadura sanitaria que seguramente tenga un fin diferente al que nos cuentan: implementar un nuevo modelo de sociedad, un nuevo modelo económico. Los responsables políticos y sanitarios están incumpliendo la Declaración de los Derechos Universales, la Declaración de Helsinki, los tratados que impiden la experimentación con humanos establecidos en Nuremberg. Y lo están haciendo abiertamente, con nuestra aquiescencia.

Detrás de este documental hay un hombre, no quiere desvelar su identidad por el bien del proyecto, y responde al nombre de W. Un hombre que conoce el mundo de la comunicación desde dentro y que nunca pensó que se iba a convertir en un activista, pero motivado por las mentiras de los medios oficiales tomó la decisión de plantar cara. Empezó solo, pero se han ido sumando más y más personas en toda España. Cuenta en El Expreso de Medianoche que tras la declaración de pandemia del 11 de marzo consiguió que varias ciudades de España amanecieran llenas de carteles de la campaña para el documental, imágenes poderosas de personas con la boca tapada por cinta negra. El objetivo es abrir las mentes, despertar conciencias, cambiar las cosas. Y lo está consiguiendo por el esfuerzo y el trabajo de muchas personas, y también gracias a una plataforma de crowdfunding que fue la única que le ofreció salida para su proyecto después de que otras muchas le cerraran las puertas. Además ha creado una página web para difundir el mensaje y poner al alcance de todos la posibilidad de colaborar.

El proyecto sigue creciendo y tiene planes a la vista para seguir movilizando a la mayor cantidad de gente posible. Y no solo en España, sino más allá de nuestras fronteras, en un gran intento de aunar a todos aquellos que están dispuestos a contar lo que no nos cuentan, a ofrecer información veraz tan necesaria para poder conocer el mundo en que vivimos. Y para poder decidir en libertad, más aún tratándose de un tema tan vital como es la salud de cada uno. Porque no paran de hablarnos de salud pública pero aquí se está olvidando de algo fundamental: el libre albedrío. Nadie puede decidir por nosotros, nadie nos puede obligar a aceptar un tratamiento experimental y mucho menos si carecemos de la información objetiva y necesaria para decidir qué es lo que más nos conviene, ya que la sanidad pública ha renunciado a su tarea como consejera en los temas de salud.

Afortunadamente aún quedan personas dispuestas a movilizarse y organizar la verdadera resistencia contra los tiranos. Plantemos cara y exijamos respuestas. No queremos este pacto, es un fraude. Este intercambio de libertad a cambio de seguridad no es un trato justo. No tienen la llave de la vida y de la salud, no tienen ese poder. No confiamos en ellos. No les creemos.
http://thebigresetmovie.com/