Inicio Actualidad Un año clave para la Iberosfera – Fundación Disenso

Un año clave para la Iberosfera – Fundación Disenso

El pasado 2021 fue un año malo para la democracia en la región, y este año puede llegar a resultar letal.

Iberoamérica enfrenta durante al año 2022 tres elecciones de gran relevancia para la estabilidad democrática en la región. Costa Rica afrontará sus comicios electorales en febrero. Colombia, la joya de la Corona para el Foro de Sao Paulo y la izquierda latinoamericana, vivirá las elecciones en el mes de mayo. Por último, Brasil, el PIB más grande de Iberoamérica, pasará por las urnas en el mes de octubre.

A excepción de Costa Rica, un país con una grave crisis de deuda pública pero estable a nivel político, la competición en Brasil y en Colombia puede poner en peligro la existencia de la democracia, la libertad y el Estado de Derecho en la región. El pasado 2021 fue un año malo para la democracia en la Iberosfera. A excepción de Ecuador, los resultados no han sido buenos en Perú, Honduras o Chile. Son muy relevantes estos últimos, los ejemplos de Chile y de Perú. Ambos evidencian que la batalla de las ideas es a día de hoy más importante que nunca. Ambas naciones han sido, lo dicen los datos, ejemplos de desarrollo en la Hispanoamérica. Sin embargo, parece que los buenos resultados económicos no han servido para evitar la llegada al poder de un individuo afín a Sendero Luminoso y de un comunista de nueva ola que desea proponer una ruptura con el modelo que ha sacado de la pobreza a millones de chilenos. El desarrollo económico no es suficiente para evitar la llegada de ideas liberticidas y antisistemas.

El debate es sencillo: O se apuesta por un modelo, imperfecto sin duda, pero que defiende la propiedad privada, la división de poderes, la alternancia en el poder y la libertad; O se avanza hacia el socialismo del siglo XXI, contribuyendo con ello a la reducción de los niveles de vida de la población y a la construcción de un sistema híbrido, a medio camino entre una democracia de baja calidad y una dictadura. Desafortunadamente, ya tenemos varios ejemplos de esto último. Lo vemos en acción cuando observamos la realidad que viven los venezolanos o los nicaragüenses, que han visto como Daniel Ortega ha tomado posesión como Presidente de la República con la compañía de representantes oficiales de países como Venezuela (el propio Maduro), Cuba (Miguel Díaz Canel), China, Irán, Palestina, Corea del Norte, Rusia o Bielorrusia. Como puede suponer el lector, sistemas todos ellos que se caracterizan por el compromiso con la libertad y la calidad de las instituciones. Entiéndase la ironía…

Lula da Silva se encuentra en este momento libre de cargos, fruto de la acción del juez de la Corte Suprema que en su momento anuló las sentencias que pesaban sobre el exmandatario brasileño por el tríplex de Guarujá y la casa de Atibaia. Pero además de los escándalos de corrupción en los que se ha visto implicado, Lula fue y es uno de los grandes promotores del Foro de Sao Paulo, la maquinaria más desestabilizadora y antidemocrática que existe en la Iberosfera. Su triunfo puede representa sin duda una gran amenaza para la democracia, pues el poder y la influencia que Brasil tiene en la región se encuentran en este momento fuera de toda duda.

Si nos vamos a Colombia, el candidato que parece estar ganando terreno en la izquierda es Gustavo Petro, un exmiembro del grupo guerrillero M -19, responsable de un sinfín de crímenes y asesinatos en el país. Su radicalismo queda confirmado con las personas que le acompañaron el pasado siete de enero en su acto de apertura de campaña en la ciudad de Barcelona. A su lado estaban Juan Carlos Monedero, Enrique Santiago y Oriol Junqueras. Cualquiera que esté familiarizado con la política española, sabe que no estamos hablando de políticos moderados comprometidos con la defensa de las instituciones y respetuosos de las libertades.

Las elecciones que se enfrentan este año son de gran relevancia, pues un triunfo de la izquierda radical puede sumir a Iberoamérica en el estancamiento, limitando con ello las oportunidades de desarrollo para las naciones. Una victoria de las fuerzas asociadas al Foro de Sao Paulo contribuiría a erosionar las libertades de las personas que habitan una de las regiones con más oportunidades de desarrollo.

En definitiva, las elecciones que tendrán lugar, desafortunadamente, serán entre civilización y barbarie. Pues eso, la barbarie y la falta de respeto a los Derechos Humanos más fundamentales es lo que han demostrado tener los Gobiernos de izquierda que operan actualmente en Iberoamérica.