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Un Govern para el «desgovern»

El nuevo presidente de la Generalitat, Joaquím Torra, está dispuesto a poner en práctica desde el primer día la provisionalidad de su gobierno. De hecho, Torra no ocupará siquiera el despacho del president de la Generalitat, situado en una esquina del Pati dels Taronges. Tampoco se dará vida pública al Saló Montserrat, la antesala de su despacho, donde se realizan todo tipo de actos oficiales. Fue este el salón que utilizó Artur Mas para firmar de forma grandilocuente la convocatoria del referéndum del 9 de noviembre. Y, por último, es una incógnita si Torra tomara posesión en el Saló Sant Jordi, el salón oficial en el que todos los presidentes de la Generalitat de la democracia han tomado posesión.

Torra está empecinado en mantener esta provisionalidad no sólo en las instalaciones del Palau haciendo bueno eso de que «el president es Puigdemont», degradando la Generalitat de Cataluña «del interior», en una especie de presidente de una Diputación. La situación de interinidad es tal que algunas personas sondeadas para ocupar plazas en el Govern han declinado: «Eso no será un Govern, no gobernará, será otra cosa», apunta uno de los implicados a LA RAZÓN, tras negarse a ser conseller. «Conmigo que no cuenten», apunta otra persona consultada para ocupar un cargo de confianza porque «este gobierno tiene fecha de caducidad», una sensación que se está extendiendo en el mundo independentista.

Este Govern, que podría tener los días contados y ser disuelto con un nuevo 155 si cruza la línea roja de la ilegalidad, como así alertan Gobierno y PSOE –aunque por ahora todo apunta que esta legislatura el separatismo se centrará más en la gesticulación y no pasará a la acción–, podría tener su puesta de largo en el Parlament el próximo miércoles. Antes debe tener lugar la toma de posesión. El Rey firmó ayer el decreto de nombramiento del nuevo president y, junto con la firma de Mariano Rajoy, ya puede ser publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y el Diari Oficial de la Generalitat de Cataluña (DOGC). Hay cinco días para que Torra tome posesión –previsiblemente entre mañana y pasado– tras publicarse el decreto.

En todo caso, la sensación de interinidad se acentúa ante la idea de Torra –inspirada por Puigdemont– de elegir como consellers a Jordi Turull y Josep Rull, en prisión provisional en Estremera, para las consejerías de Territorio y Presidencia, y a Lluís Puig, residente en Bélgica para Cultura. Los dos primeros podrían ocupar su puesto sólo unos días porque el juez Llarena los podría inhabilitar –aunque tampoco está claro que puedan llegar a asumir el cargo porque la toma de posesión debería ser presencial–. Para solventar esta situación, Torra prevé nombrar comisionados, que realmente ejercerían la jefatura de la Consellería pero sin el rango de conseller. Damià Calvet en Territori, Laura Borràs en Cultura, y trocearía Presidencia. Elsa Artadi será la consejera de Empresa y portavoz del gobierno, y Jordi Puigneró, reponsable en la pasada legislatura de la ciberseguridad en la Secretaria de Telecomunicaciones, conseller de Gobernación que asumiría también parte de esas competencias. Miquel Buch desempeñaría las competencias de Interior, mientras que Eduard Pujol sería el gran damnificado, porque «su relación con el nuevo president no es la mejor», apuntan fuentes de Junts per Catalunya. El caos es tal en el seno de los grupos independentistas que Junts per Catalunya ha manifestado a la Mesa del Parlament que Torra puede no estar en condiciones de comparecer en el Parlament la próxima semana para dar cuenta de la estructura de su gobierno, cuando estas negociaciones se iniciaron prácticamente tras las elecciones del 21-D.

La posición de Torra de nombrar comisionados ha agitado las aguas en ERC porque Toni Comín ha exigido ser conseller de Sanitat, a lo que ERC se niega porque no está dispuesta a nombrar consellers a ninguna de las personas que o están en prisión o en el exilio, y así lo han pedido también todos los presos y exiliados de Esquerra. Los republicanos se inclinan por David Elvira en Sanidad, cerrando las puertas a Comín. Según fuentes bien informadas, Comín, que ya estuvo también en el PSC, se pasará al partido que Puigdemont está montando «para superar al PDeCAT», con su núcleo más cercano. No sería una sorpresa ya que Comín desde 2003 ha sido diputado por Ciutadans pel Canvi de Maragall, PSC y ERC, al tiempo que «tonteó» con los Comunes. Sólo le quedaría por ocupar el espacio de la derecha catalana para haber pasado por todo el espectro.

El resto de consellerías republicanas están casi cerradas. Josep Bargalló, el otrora Conseller Primer en el gobierno de Pasqual Maragall, será el responsable de Educación; Esther Capella dirigirá Justicia; Teresa Jordà, Agricultura, y el nuevo hombre fuerte del partido, Pere Aragonés, será el vicepresidente y consejero de Economía. Para Bienestar Social y Trabajo suena el diputado de origen árabe Chakir El Homrani, mientras que ERC no ha confirmado Exteriores.