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Un PSOE desconcertado por los escándalos acaba la campaña entre la reafirmación socialista y el victimismo

Abrumados y desconcertados. Los socialistas han llegado a la recta final de la campaña con una sucesión de escándalos cuyo impacto electoral conocerán el 28-M. Ya no hay trackings que valgan. Todos los datos que tenían hasta el miércoles por la mañana ahora están en el aire.

Ese día, se conocieron los primeros casos de compra de votos. El jueves, la implicación del secretario de organización del PSOE andaluz en un secuestro. Este viernes, el sobresalto fue con la detención del número 20 de la lista de la candidata a la alcaldía de Valencia, Sandra Gómez, por pertenencia a banda latina.

El mejor termómetro de campaña fue el discurso del propio Pedro Sánchez durante el mitin del cierre final en el Palacio Olímpico del Vall de Hebrón. Allí marcó un récord: su mitin más breve durante toda la campaña. El presidente del Gobierno incluso obvió algunos párrafos que han sido sus fetiches durante estos últimos quince días.

Sánchez volvió a pasar de puntillas por los escándalos. Sólo aseguró que los socialistas están «pendientes de defender lo que le interesa a la mayoría y la derecha siempre pendiente de que esa mayoría no vaya a votar». Más contundente estuvo por la mañana en Tarragona cuando, sin citarlos, acusó a la derecha de «embarrar la campaña». «No quieren que vayamos a votar, quieren que nos alejemos de las urnas», sentenció.

En el entorno de Ferraz esperan que la cascada de escándalos no tengan un impacto destacado en la urnas pero, a diferencia de Moncloa que augura que no pasará nada, en la dirección federal lo expresan como deseo. «A estas alturas la gente tiene claro y sabe diferenciar el ruido de lo que importa«, añaden.

Zapatero, estrella del mitin

Quizás por ello, en el PSOE trataron de lanzar los últimos mensajes centrados en dos leit motivs: el orgullo socialista y el victimismo ante una campaña que, a juicio de los socialistas, está orquestada por Génova.

El que mejor lo ejemplificó durante el cierre fue el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien afirmó que están «muy tranquilos» y que tienen «la conciencia muy tranquila». No tuvo que decir más. Las 4.000 personas que llenaban el pabellón le correspondieron con una ovación.

El expresidente fue subiendo en intensidad y acabó acusando al PP de «insultar, exagerar e intimidar» a su partido y al presidente del Gobierno. «Al PSOE no le va a intimidar«, sentenció ante una estruendosa ovación. El leonés denunció que el PP está «desesperado» y añadió que sólo les falta que aparezca un Ovni y «lo hagan tema de campaña y digan que la culpa es de Pedro Sánchez«.

«Realidad alternativa»

Al victimismo también se sumó el exministro de Sanidad y actual primer secretario del PSC, Salvador Illa, quien más exaltado que de costumbre lamentó que se «fabricase una realidad alternativa«. El líder de los socialistas catalanes también arremetió contra el PP por su «lenguaje provocador» y su «crispación»

Reafirmación socialista

De las críticas a la auto-reafirmación socialista. En especial, a los indultos a los separatistas. Del agradecimiento de Illa a Sánchez porque «hoy Cataluña está mejor» al «elogio» de Zapatero «eso es historia» y hoy «Cataluña es Cataluña y va a ser la mejor Cataluña que hayáis vivido». Algo que Sánchez correspondió asegurando que «otros quieren regresar a la Cataluña de 2017, la Cataluña de la discordia y la división».

Como poniendo la venda antes de la herida, Rodríguez Zapatero también apeló al orgullo PSOE para asegurar que «las cosas que ayudan a vivir a la gente con más libertad y con más dignidad en este país, las ha hecho el Partido Socialista».

Aunque para exaltación socialista, la del alcaldable del PSC en la Ciudad Condal, Jaume Collboni, que afirmó que son «el partido que ha liderado los mejores años de Barcelona». Recordó que organizaron «los mejores juegos Olímpicos y que «hay que pasar página» de la etapa Colau, obviando que hasta hace unos meses era parte de su equipo de Gobierno.

Los teloneros, varios alcaldes de la zona metropolitana de Barcelona, también se aferraron al orgullo socialista y arremetieron contra la campaña de Gabriel Rufián, alcaldable de ERC en Santa Coloma. Las muestras de solidaridad con la regidora de la localidad, Nuria Parlón, fueron constantes.