Inicio Actualidad Vivimos peligrosamente en un volcán. Es lo que hay

Vivimos peligrosamente en un volcán. Es lo que hay

(Publicado en Alerta Digital 19-04-2016) El terremoto que ha sufrido nuestro país hermano, Ecuador, nos da ocasión de repasar las magnitudes, proporciones, y progresiones de la Tierra, nuestro hogar.

La Tierra, a la que se le atribuyen 4.570.000.000 años de edad, es el tercer planeta del sistema con relación al Sol. Tiene forma geoide o esférica, achatada en los polos, y la temperatura media en su superficie es de 15ºC.

El diámetro medio de la Tierra, es de 12.742 km, 109 veces menor que el del Sol, que mide 1.400.000 km. La Tierra, dentro del sistema solar, es el quinto planeta en diámetro; mayor que Venus, Marte, Mercurio y Plutón, y menor que Saturno, Neptuno y Urano, y muchísimo más pequeño que el gigantesco Júpiter, que tiene un diámetro once veces mayor que el de la Tierra. El perímetro ecuatorial de nuestro planeta, es de 40.076 km. Si el Sol, a 149.675.000 km de distancia media de la Tierra, tuviese un metro de diámetro, la Tierra estaría a 107 metros de distancia y sería una bolita de 9 mm de diámetro.

La galaxia en la que se encuentra nuestro sistema solar, la Vía láctea, es -con un diámetro máximo aproximado de 100.000 años luz, y formada por más de 200.000.000.000 de estrellas, sí, doscientos mil millones- una galaxia normal, una más de los millones de galaxias que existen en el Universo, y se mueve también, respecto de las galaxias vecinas, con una velocidad de unos 600 km/s (2.160.000 km/h). Si el Universo tuviese el tamaño de un campo de fútbol, en sus tres dimensiones, hay quien aventura, que nuestra galaxia, ocuparía un espacio de menos de una décima de milímetro.

La superficie de nuestro planeta es de 510.065.284 km2, y su volumen es de 1.083.320.000.000 km3, un millón de veces menor al volumen del Sol. Su masa -revelada por su peso- es de 5.977 trillones de tm (5.977.000.000.000.000.000.000). El metro cúbico medio, de planeta Tierra, pesa 5.517 kilogramos. El de plomo pesa 11.400 kilogramos.

La corteza terrestre, formada por placas tectónicas, que flotan sobre un magma, se mueven a partir enormes fuerzas acumulativas, y forman la parte más externa de la Tierra. Las inercias de estas masas, que se encuentran, son pavorosas, y en un momento indeterminado producen los terribles terremotos, o seísmos, que asolan la superficie. Esta corteza es una capa sólida, muy delgada, en proporción a su radio, con un espesor medio de 30 km. La corteza oceánica, tiene un espesor medio menor, de entre 6 y 10 km, por carecer de capa granítica, y la corteza continental, pese al valor medio asignado, varía de espesor, que es mucho mayor en las zonas montañosas, que en las costeras, llegando, debajo de los grandes macizos como el del Himalaya, a 60 km. Debajo de la corteza, o litosfera, está el manto cuya temperatura aumenta dentro de él, desde 1.500ºC a 3.000ºC, y a partir de los 2.900 metros, el núcleo, donde las temperaturas llegan a superar los 7.000ºC.

Si la Tierra tuviese un metro de diámetro (0,524 m3 ó 524 litros), pesaría 2.799 kilogramos (5,3 kg el litro). Sería una esfera con una costra de 2,3 mm grosor medio, que en sus porciones de superficie acuática, tendría un espesor de humedad de 0,31mm, correspondiente a un volumen de agua total de 614 mm3, que es algo más de medio litro, rellena de magma incandescente, a temperaturas de 1.500ºC a 7.000ºC. Si su tamaño fuese el de un bombón de licor –un diámetro de 3 cm- la costra, sería de setenta milésimas de mm (0,070 mm), casi imperceptible, y que no soportaría la presión de nuestros dedos, para tomarlo, y el espesor de la humedad oceánica, sería de 0,009 mm. Pesaría 75,5 gr.

A 149.675.000 km del Sol de distancia media -pues al trazar una elipse en la que el Sol está en uno de los focos, tiene un afelio de 151.800.000 km y un perihelio de 142.700.000 km- la traslación de la Tierra a su alrededor, describe una órbita que dura 365,2564 días, en los que recorre 930.000.000 km a 106.000 km/h ó 29 km por segundo.

La rotación de la Tierra sobre su eje, dura 23,9345 horas. En el ecuador este recorrido diario de los 40.074 km de perímetro supone, para un punto inscrito en él, una velocidad de 1.669 km/h ó 463 metros por segundo. El plano en el que se encuentran los planetas, y el Sol, se llama plano de la eclíptica. Este plano, en el que la Tierra se traslada alrededor del Sol, no coincide con el plano del ecuador, sino que forma con él un ángulo de 23’5 grados, detectado ya por Eratóstenes en el siglo III a.C., y que varía. Esta inclinación, es la responsable, nada menos, que de las estaciones a lo largo del año. Los equinoccios -igual duración de las noches y los días de doce horas en ambos hemisferios de la Tierra- corresponden a la línea de intersección del plano ecuatorial del planeta, con el plano de la eclíptica, y se producen en dos momentos del año, en primavera y en otoño. El punto de la eclíptica más al norte, respecto de este ecuador celeste, se denomina solsticio de verano en el hemisferio norte, y solsticio de invierno en el hemisferio sur, y el punto más al sur, respecto de este ecuador celeste, recibe la denominación de solsticio de verano en el hemisferio sur, y solsticio de invierno en el hemisferio norte.

El resultado de todos estos movimientos y traslaciones, a los que hay que añadir otras muchas variaciones constantes, es que la Tierra, junto a su satélite la Luna, y al sistema solar en su conjunto, y la misma galaxia –como sistema- en la que se incardinan, evolucionan de forma permanente, y a grandes velocidades. Cada día que amanece, es diferente al anterior, y es único e irrepetible en sus posiciones, pese a la aparente monotonía y estabilidad estelar. Al año que viene, el día de hoy, amanecerá a más de 18.000.000.000 de kilómetros -nada menos- de la posición estelar, en la que se ha producido esta vez, y que es más de 120 veces la distancia que nos separa del Sol.

De la superficie de la Tierra -510.065.284 km2- el 70,9% está cubierta por el agua de los mares -361.661.600 km2- y el 29,1% es tierra firme -148.439.400 km2-. Aunque en nuestra retina, prevalece la espléndida apariencia de la extensa superficie de las aguas, dando un aspecto de enorme abundancia, e induciendo a llamarle Planeta Agua -en lugar de Tierra- el total del agua en el planeta Tierra, únicamente representa el 0,022% (veintidós milésimas) de su masa, y el 0,12% de su volumen. La profundidad media de los océanos de cuatro kilómetros, sólo representa un 0,06% del radio medio de la Tierra. Es más bien un planeta pintado de azul. Y en él, en esa superficie, a muy poca profundidad comienza la biosfera. La biosfera, ecosfera o ecosistema global, es una delgada capa que envuelve la Tierra, y en la que es posible la vida en muy variadas formas. Con un criterio muy amplio, podemos considerar que posee un espesor que, irregular, tiene una media de 25 km, desde la estratosfera, en la que pueda flotar alguna espora, hasta más allá de tres km de profundidad, donde existen bacterias que soportan hasta 130ºC e incluso más. Si nuestro planeta tuviese un metro de diámetro, ese espesor de biosfera de 25 kilómetros que apuntamos no llegaría a dos milímetros. Es un milagro. Es lo que hay.

*Miembro del Capítulo Español del Club de Roma