Ayuso y Monasterio
La noche de ayer produjo resultados electorales extraordinarios, no sólo porque Isabel Díaz Ayuso se proclamó ganadora por goleada en estas elecciones sino porque ha sido capaz de echar de la vida política al que fue vicepresidente de España hasta hace unos pocos días.
Pero sobre todo lo que ocurrió hay un hecho que ha dejado atónitos a muchos afiliados de VOX que no llegan a comprender una decisión tomada apresuradamente por el partido. Y es que, en la misma noche electoral, el presidente Abascal anunció que apoyaría la investidura de Ayuso a la presidencia de la Comunidad de Madrid.
No se explica cómo puede ser tomada esa decisión sin contraprestación alguna, sin una serena reflexión y sin una exigencia de sentarse a la mesa de diálogo entre las dos formaciones políticas para consensuar acciones de gobierno afines a los planteamientos ideológicos de ambos partidos.
Es la primera vez que se asiste a una capitulación incondicional, a un cheque en blanco, a una entrega a la adversaria política sin haber exigido previamente compromisos sólidos de acción. Desde el inicio de la transición española, todos los partidos “bisagras” sin excepción, han exigido contraprestaciones al apoyo que brindaron, nadie lo hizo jamás gratis.
Además, se piensa que estas decisiones no deberían ser adoptadas de manera individual, sino colectiva, pasando previamente por una discusión en una ejecutiva extraordinaria del partido. Las decisiones individuales sólo pueden ocasionar desastres como el que le está sucediendo a Ciudadanos con dos decisiones nefastas a destacar: Albert Rivera no quiso entrar en el gobierno con el PSOE y luego dijo que si gobernaba entraría, e Inés Arrimadas tambaleó la gobernabilidad en Murcia.
