La previsible victoria de Georgia Meloni en las elecciones que se celebrarán mañana en Italia podría ser todo un revulsivo para Vox en uno de los peores momentos por los que atraviesa el partido de los últimos cuatro años. La formación confía en que el efecto Meloni les permita romper la tendencia a la baja que recogen las encuestas e impulse las ideas conservadoras en toda Europa tras haber seducido a una de las grandes potencias del continente.
Vox presumía, hasta ahora, de tener como aliados internacionales relevantes al primer ministro de Hungría, Viktor Orban, y al de Polonia, Mateusz Morawiecki, dos países con mucho menos peso que Italia y con los que España apenas comparte Historia o tradiciones, a diferencia de lo que ocurre con el país alpino. El éxito de Meloni podría auparles en las encuestas, además de sumar un nuevo y potente aliado a esa lista.
La líder de Fratelli d’Italia declaró esta semana, en una entrevista en Efe, que espera que su victoria «marque el camino» para el triunfo de Vox en España y habló de Santiago Abascal como un «amigo» al que le une «la estima mutua y la lealtad». Elogios que él le devolvió durante una conferencia en la Universidad San Pablo CEU donde dijo de ella que «es una buena amiga» y se mostró esperanzado de que pueda volver a participar en una campaña electoral de Vox, como hizo en Andalucía.
La amistad de Meloni y Abascal
Las formas exaltadas y sus declaraciones durante aquél famoso mitin en Marbella desataron la polémica incluso en Italia, donde Meloni tuvo que justificarse por el tono empleado. Abascal destacó, sin embargo, que «firma» en su totalidad el contenido de sus palabras . Al ser preguntado por el posible efecto negativo de esa intervención en el decepcionante resultado de Vox en Andalucía, lo rechazó de plano.
Las principales ideas que conectan a estos partidos son la defensa a ultranza de la soberanía de las naciones europeas frente al globalismo; la protección de los valores y raíces cristianos; la oposición a la llamada Agenda 2030 o el rechazo hacia todo aquello que promueva la izquierda. Como resumen bien podría servir el provocador lema de campaña utilizado por Meloni en Italia: «Dios, patria y familia«.
Las ideas que les unen
El propio Abascal ha declarado que «el globalismo es una ideología que trata de arrebatar a los pueblos su capacidad de decidir sobre su propio futuro», refiriéndose a las políticas basadas en la teoría sobre el cambio climático como «religión climática» y a sus defensores como «chamanes», a los que reprochó actuar «dejando de lado el humanismo». «Se toman decisiones a espaldas de los pueblos y en contra de nuestros valores y tradiciones», ha dicho.
Desde Vox defienden que estas ideas son «de sentido común» y que, tarde o temprano, acabarán imponiéndose en más países, especialmente después del previsible triunfo de Meloni en Italia. Una hegemonía ideológica que les facilitaría romper la «demonización» a la que se ven sometidos habitualmente por el resto de partidos políticos y la prensa.
La «demonización» de la izquierda y los medios
La propia candidata de Fratelli d’Italia ironizó con este asunto en la entrevista concedida a Efe cuando declaró: «Sonreímos al ver que en Italia la izquierda utiliza a Vox para atacar a Fratelli d’Italia y en España se recurre a Fratelli d’Italia para atacar a Vox. Tal vez no seamos los monstruos que cuentan«. Idea respaldada por el propio Abascal para quien la «demonización» que ha padecido Vox ha contribuido también a su crecimiento porque «muchos ciudadanos se han sentido insultados».
La caída de Donald Trump en EEUU hizo que muchos pronosticaran el principio del fin de la ideas conservadoras en América y Europa. Sin embargo Italia, Hungría, Polonia, quizá Suecia o en un futuro Francia, además de Brasil al otro lado del continente, son un ejemplo del resurgir de estas ideas.
