Inicio Argentina Ataron a dos jubilados y los amenazaron durante 1 hora

Ataron a dos jubilados y los amenazaron durante 1 hora

La cuadra donde ocurrió el asalto, a las 13.30 del jueves/el dia

“Tenemos que agradecer que no nos pasó nada. Me refiero a que no tenemos ningún golpe o herida. Es increíble. Me escucho y me indigno porque no puede ser que me tenga que conformar con eso”. La frase corresponde a un jubilado que el pasado jueves, junto a su esposa, sufrió en carne propia el flagelo de la inseguridad cuando se encontraba en su domicilio, ubicado en 23 entre 64 y 65.

Este hecho, sumado al brutal robo ocurrido en Abasto que también tuvo a una pareja de jubilados como víctima, demuestra que ni siquiera los cambios que se han implementado en los últimos días en la cúpula policial platense han podido, al menos, contrarrestar la inercia con la que avanza el delito en la Región.

Aún temeroso por el terrible momento que vivió, el jubilado accedió a dialogar con este diario y pidió como condición mantener a resguardo su identidad y la de su esposa. En los breves instantes de charla, el hombre revivió con angustia los casi 60 minutos que estuvieron a merced de tres delincuentes que portaban armas y que llevaban puesto gorras y barbijos para ocultar sus rostros.

Ni el horario, 13.30, ni el continuo flujo de peatones y autos que se registraba a esa hora inhibió a estos sujetos que, quizás con la intención de no levantar sospechas, llegaron hasta la entrada de la casa por caminos distintos. Así se desprende de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad del sector.

Tras reunirse en el acceso principal, los tres individuos ingresaron sin contratiempos. Si bien los ladrones le s indicaron momentos después que habían entrado con una llave que facilitó un “entregador”, los damnificados aseguran no haber visto esa llave y creen que, en un descuido, ellos mismos pudieron haber dejado la puerta entreabierta y los sujetos aprovechar la circunstancia. Como sea, no forzaron ninguna abertura.

“¿Quién nos podría haber entregado si no tenemos nada? Se terminaron llevando las cosas de la cocina para justificar un poco todo el operativo que montaron. Se deben haber dicho entre ellos ‘que valga la pena, por lo menos llevemos los cuchillos’. No forzaron la entrada. No rompieron nada. Creemos que fue un descuido nuestro que dejamos la puerta abierta. No creo que hayan tenido llave”, precisó el hombre.

Lo concreto es que una vez que penetraron la propiedad, se dirigieron a la cocina y redujeron a la dueña de casa. Acto seguido, comenzaron a registrar los diferentes espacios de la casa y fue así que se toparon con el jubilado que se encontraba tomando una siesta.

“Recién había terminado de almorzar y me tiré a descansar un poco. Me agarraron acostado. Cuando me desperté tenía una pistola apuntándome. Mientras me ataban los pies y las manos me empezaron a preguntar dónde tenía la plata. Yo les preguntaba por mi esposa y la trajeron a la habitación en la que me encontraba. A los dos nos pusieron en posición fetal en la cama con manos y pies atados”, describió el hombre.

Después de varios minutos de interrogarlo con un arma, los sujetos se convencieron de que los objetos de mayor valor que había en la casa eran los teléfonos celulares de las víctimas y una notebook recién comprada. Fue así que emprendieron una desenfrenada búsqueda por cada rincón del hogar destrozando y abriendo todo a su paso en busca de más objetos que pudieran acrecentar el valor del botín. Se llevaron, según el inventario que hizo el propietario, cuchillos, platos, ollas, dos celulares, una computadora y ropa.

“ESTOY CANSADO DE QUE ME ROBEN”

Por más de 40 minutos, se dedicaron a registrar la vivienda y a cargar en bolsos y valijas de los damnificados los diferentes elementos que iban encontrando. “Había uno que estaba medio al mando de todo. Era el más grande. Tenía como 35 años y los otros dos tenían 25, por ahí. Nos creyeron que no teníamos nada. Nos dejaron atados y cada cinco minutos venían a vernos”, detalló.

El momento más álgido del robo tuvo lugar cuando los sujetos encontraron una caja de balas. “‘¿Dónde tenés el arma? Hablá porque te corto los dedos’, me preguntaron varias veces. Mi señora estaba muy nerviosa y yo intentaba hacerles entender que la pistola se la habían llevado en un anterior asalto”, apuntó el jubilado que aseguró que es el cuarto robo de este tipo que sufre en su vida.

Con referencia a esta serie de amargas experiencias que le ha tocado vivir, el hombre no dudó en afirmar que de haber tenido el arma en su poder no hubiese dudado en utilizarla para repeler el accionar de estos delincuentes. “Estoy cansado de que me roben. Es la cuarta vez que me pasa algo así. Siento mucha indignación. Si hubiese tenido el arma, no te quepa la menor duda de que la hubiera usado”, resaltó.

La pesadilla para esta familia concluyó a las 14.20. En las imágenes captadas por las cámaras de seguridad se ve a los tres malvivientes abandonar la casa a esa hora y caminar con el botín con rumbo a calle 65. “No queríamos. Pero vamos a tener que enrejar todo. A esta altura, no nos queda otra”, reflexionó.