Tal como se preveía, el Gobierno bonaerense autorizó a ABSA a aumentar las tarifas por los servicios de agua y cloaca en un 38%, el mismo día que en el barrio La Loma hay vecinos «que no tenemos agua ni para lavarnos la cara» y mientras sigue sin solucionarse la situación en Villa Castells y Gonnet a raíz de la rotura sufrida por el Acueducto Norte antes de su puesta en funcionamiento.
A través del Decreto 58, la gobernadora María Eugenia Vidal dio luz verde al aumento solicitado por la empresa «a efectos de compensar costos emergentes de la prestación del servicio, recuperar el equilibrio económico financiero de la empresa y mantener la autosustentabilidad operativa alcanzada».
Asimismo se deja en claro que continúa vigente para los usuarios residenciales «con escasos recursos económicos la tarifa de interés social», para la cual se deben cumplir ciertos requisitos.
Como se recordará, el 10 de enero se realizó en el Pasaje Dardo Rocha la audiencia pública de rigor en la que la empresa informó su intención de aumentar la tarifa en un 38%, en medio de fuertes cuestionamientos de las organizaciones defensoras de consumidores.
Ese mismo día, el presidente de ABSA, Raffaele Sardella, anunciaba la puesta en funcionamiento del Acueducto Norte, una obra llevada adelante a instancias de la Justicia para proveer de agua potable a los usuarios de Villa Castells y Gonnet. Sin embargo, el acueducto no pudo ser puesto en funcionamiento, y sigue de la misma manera, debido a que se había roto antes de su estreno con una gigantesca pérdida en 6 y 489.
Y como si fuera poco, el mismo día en el que la Provincia habilita el aumento tarifario, en el barrio La Loma hay vecinos «que no tenemos agua ni para lavarnos la cara».
«Acá los cortes son reiterados. Pero desde anoche no tenemos agua para tomar y menos para bañarnos, ni siquiera para lavarnos la cara», se quejó Carlos Himm, vecino de 27 entre 42 y 43.
Según dijo, «somos varios vecinos que estamos en la misma situación. Encima yo pagaba una boleta de $1.200 y ahora con el nuevo aumento voy a pagar cerca de 2 mil pesos. Un desastre».
Himm recordó que «yo construí la casa en 1968 y ese mismo año pusieron los caños en la mano de enfrente, por lo que los vecinos estamos conectados con todos cruces por debajo de la calle. Desde entonces no hubo ningún cambio de la cañería, que va a cumplir 51 años».
Por otro lado, desde el barrio El Dique de Ensenada se comunicaron con EL DIA para dar cuenta que hace 4 semanas «no tenemos una gota de agua». Según relató Carmen Cassinelli, «acá hay muchos jubilados y no podemos estar sin agua. Es una locura en medio de semejante calor. Nadie nos escucha».
