Con la tradicional quema de muñecos que tuvo lugar en las primeras horas de la madrugada en los distintos barrios de la Ciudad, los platenses despidieron otro año y le dieron una cálida y colorida bienvenida al 2019.
Como es costrumbre, tras el brindis de la medianoche, las familias se volcaron a la calle a disfrutar de los momos que durante semanas y meses demandaron una ardua labor por parte de los vecinos organizados en los diversos grupos muñequeros.
Se trató de una edición con un tinte especial, debido a que la tormenta del domingo fue destructiva para los momos, dando lugar lugar a la tristeza y por momentos hasta estuvo a punto de echar por tierra la ilusión de los platenses de verlos arder. Sin embargo, los muñequeros no dieron el brazo a torcer y con la ayuda de los vecinos montaron operativos de reparación para volver a poner a las obras de pie y poder realizar la quema como todos los años.
Uno de los puntos de mayor congregación fue 14 y 72, donde ardieron el «Creador de Ilusiones» y «Mi pobre angelito», dos de las obras más imponentes de esta edición. Ya en horas de la tarde las familias se hicieron presente de forma masiva para apreciarlos, mientras que esta madrugada coparon la rambla para la quema.
Como era de esperar, una vez más el ritual de los muñecos estuvo marcado por fantásticas aperturas con fuegos artificiales y luces. Y en otros casos, sólo los hicieron arder para concientizar sobre los ruidos nocivos de la pirotecnia.
